Campesinos lograron controlar incendio en el Páramo del Sumapaz
Luego de 5 días se controló la emergencia, pero más de 2 mil hectáreas de frailejones quedaron incinerados y tardarán más de 2 décadas para volver a florecer.
Noticias RCN
01:04 p. m.
Durante cinco días, el páramo más grande del mundo, El Sumapaz que une la parte más alta de las montañas entre Bogotá y el Meta, perdió más de dos mil hectáreas, miles de frailejones que tardan por lo menos 20 años en volver a florecer quedaron calcinados, osos de anteojos, venados y muchas otras especies vieron morir su hogar.
La tragedia tiene enormes proporciones, pero hubiera podido ser peor, 32 campesinos lo impidieron, subieron a sus caballos, se armaron de machetes, trapos y palos, recorrieron horas para llegar al sitio del incendio y no regresaron hasta que, con sus manos quemadas y sus rostros llenos de tristeza, lograron apagarlo. Su pueblo los recibió como héroes.
“Solo quedan cenizas animales muertos, los frailejones que tanto tiempo se demoran para crecer”, relató Harrison castellanos, habitante de la vereda San Juan de Sumapaz.
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Harrison castellanos es uno de los 32 campesinos que a lomo de mula y durante ocho horas atravesaron las extensas montañas del páramo hasta llegar a los puntos donde se concentraban las llamas que consumían todo a su paso.
“Nos tocó anochecer allá, hacer grupos de trabajo. A algunos nos tocó quedarnos a cocinar. En un momento, a eso de la 1 a 5 de la mañana se baja el frio a menos 2 grados, entonces no habíamos llevado carpas, ni plásticos ni nada nos tocó amanecer en la intemperie en el páramo a punta de tinto, algunos quemados, cansados, ampollados”, contó Castellanos.
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Los videos grabados por ellos mismos, muestran el fuego que se extendía por el interior de este ecosistema estratégico, y con ello la amenaza para los osos de anteojos, venados, águilas y cóndores.
Jeisson Castellanos, otro habitante de la vereda señaló que, "más o menos el traslado de un foco a otro era de una hora u hora y media. Así avanzamos. Partimos del campamento más o menos a las 5 de la tarde y regresamos sobre las 5 de la mañana”.
Por su parte, René Dimate, habitante vereda Santo Domingo de Sumapaz, resaltó que, “nosotros sabíamos que no tenemos protocolos de seguridad, no teníamos guantes, solamente llevábamos tapabocas y la voluntad. El coraje de todos esos campesinos”.
No abandonaron el páramo hasta que apagaron el incendio, y con señales de agotamiento, sobre sus caballos que también sufrieron por igual las quemaduras, el frío, el sol y las intensas caminatas, regresaron al caserío, donde los recibieron como héroes.
Hoy son pocos los habitantes de este corregimiento, anclado en el pico más alto de Bogotá, que quieren hablar, dicen estar cansados y desilusionados porque aseguran que la ayuda por parte de los organismos de emergencia llegó demasiado tarde.
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El comandante operativo del cuerpo de bomberos de Bogotá aseguró que acudieron tan pronto los alertaron de la emergencia. Sin embargo, la topografía del terreno y las condiciones climáticas estuvieron en su contra.
Gerardo Martínez, subdirector operativo de bomberos de Bogotá, dijo que, "son bastantes kilómetros, bastantes millas de recorrido en el helicóptero para ubicar a nuestra gente que trabajó todo el día de ayer, toda la noche, hasta estas horas de la mañana. Y de la comunidad les hago un reconocimiento inmenso porque se apropiaron del Sumapaz y movilizaron 32 personas asumiendo los riesgos de los productos de combustión en una zona topográficamente difícil para poder extinguir el fuego en este sector”.
Luego de 5 días la emergencia se controló, pero la tragedia ambiental quedó, más de 2 mil hectáreas de frailejones en el páramo más grande del mundo murieron y tardarán más de 2 décadas para volver a florecer.