Fui al polémico congreso de modelos webcam en Medellín y esto fue lo que vi
¿Por qué elegir Medellín, tildada como un destino de turismo sexual, para hacer un enorme evento sobre modelaje webcam?

Katheryne Ávila
02:53 p. m.
Las puertas abrieron sobre las 10:00 de la mañana, pero al medio día empezó a llegar una multitud. Cerca de 4.830 personas adquirieron la boleta para el Community Update2023, el evento de modelaje webcam que aspira convertirse en el más grande de Latinoamérica.
Este congreso generó incomodidad en la capital antioqueña, y es que Medellín es tildada a nivel internacional por ser un destino de turismo sexual. ¿Por qué elegir esta ciudad para hacer un evento enorme sobre modelaje webcam?
¿Por qué no? Me respondió uno de los organizadores.
Este evento se veía como cualquier otro. Se promociona un negocio tan rentable que incluso el gremio se posiciona dentro de las 10 industrias con mayores ganancias en Colombia. Una mina de oro sin Dios ni ley.
Cuando llegué había unas 200 personas en la entrada. En la puerta pedían la cédula, aunque a mí no me la hicieron mostrar. Me entregaron una escarapela que tenía el nombre de una reconocida empresa dedicada a hacer transmisiones. Al ingresar vi puestos de comida y stands en los que se ofrecían todos los productos y servicios que hacen parte del sector: estudios webcam, empresas que los asesoran, aplicaciones que ayudan a las modelos a traer al país las ganancias que son pagadas en dólares, y plataformas de streaming.
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Había también venta de lencería, cámaras, trípodes, luces, maquillaje, tiquetes aéreos, porque “las modelos pasean mucho” - me dijeron -, joyerías, y un pequeño espacio en el que entregaban volantes de Ámate Mujer, veedoras de los derechos humanos. En el papel se leían los números de la Línea de la Mujer, comisarías y Fiscalía. A este stand nadie entraba.
Modelaje webcam: ¿explotación sexual?
Dicen que la industria del modelaje webcam explota sexualmente a las mujeres. Lo cierto es que lo que yo vi parecía más una decisión que una obligación. La pregunta es si es informada y libre.
Perdí la cuenta de las veces en las que me preguntaron si era modelo independiente, de estudio o dueña de estudio. Me encontré en el camino a una webcamer que pensó que estaba interesada en el negocio, me aconsejó, con una sinceridad genuina y con una sonrisa en el rostro, que lo hiciera porque “me iba a cambiar la vida”, como le ocurrió a ella.
“Una industria para hacer mucho dinero”
Luego apareció en el centro del evento un hombre de origen húngaro que comenzó a promocionar su plataforma. La publicidad era impresionante - no en el buen sentido - y empezaba con esta frase:
“Regístrate ahora, toma tu cámara y empieza a transmitir. Harás mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho dinero”. Y no exagero con las nueve veces en las que utilizaron la palabra.
La promo estaba acompañada de videos que mostraban dólares, por supuesto, y una vida soñada para cualquiera. Seguía con esta otra lapidaria invitación:
“Explora el mundo, consiéntete, siente el lujo, disfruta de life in red”. Debajo de lo que decía, se veían videos de viajes, joyas, maquillaje, hoteles, comida y demás.
En un minuto mostraban un trabajo casi perfecto. Dinero, por donde se le mire. Estatus, en todo lado. Belleza, toda la que se quiera. De hecho, entre las cosas que más me sorprendió encontrar fue que los estándares de belleza de esta industria no tienen nada que ver con el mundo del modelaje tradicional. “Para todo tipo de personas hay público”, me explicaron.
Pero volviendo al video, toda esta oferta estaba puesta a la carta en una ciudad como Medellín. Imagínense lo que significa eso. La lluvia de aplausos no decepcionó cuando se terminó la propaganda.
Y sí, hay dinero, y muuucho ¿pero a qué costo?
Otra de las cosas que más me sorprendió fue la naturalidad con la que todos hablaban de su trabajo, tal vez por mis prejuicios. Aunque el modelaje webcam no está regulado en Colombia, todas las empresas que componen la industria tienen una organización impresionante.
Hay normas dentro de las plataformas para evitar la zoofilia, necrofilia, el abuso y otras prácticas prohibidas por la ley. Hay abogados que asesoran a las modelos y también empresas que les enseñan lo que necesitan saber para tener “éxito”. Aunque no hay contratos, sí hay acuerdos. Este negocio funciona bajo el capitalismo puro y duro, por eso entre más se trabaje, “más se gana”. La pregunta es si eso puede considerarse explotación, porque también ocurre en otros sectores laborales, la diferencia es que estos están libres de los tabús que despierta la sexualidad.
Pero ojo. Estos rumores sobre las horas de trabajo de las modelos no son mentira. Contrario a lo que muchos piensan, “se necesita disciplina para posicionarse y que el algoritmo muestre el perfil”, me contó una empresaria. El consejo de los expertos era trabajar 100 horas por periodo, pero entre más, “mejor”. Un periodo puede durar entre 15 a 30 días, dependiendo de la plataforma en la que se transmita. Pero por lo general es una quincena. Eso más o menos implica siete horas diarias de trabajo de corrido, incluyendo días no hábiles.
Hay estudios free o privados, la diferencia radica en que en los primeros el o la modelo se expone ante el que quiera entrar a la sala, mientras que en los segundos es un “show” - como lo llaman ellos - “más exclusivo”.
“El éxito depende de lo sugestiva que sea la mujer”
“El éxito depende de lo sugestiva que sea la mujer”, me dijo la dueña de estudio que montó su emprendimiento en Cúcuta. “Saber inglés es indispensable para conectar con el usuario”, agregó. Esto porque el 98% del público es extranjero. “Y hacer un buen show es la clave. Pero lo más importante es perder la pena y escoger el perfil y la plataforma que se adapte a tu personalidad. Porque es cuestión de vocación”, concluyó.
Suena increíble, al menos para mí, pero gran parte de los hombres y mujeres con los que conversé veían el modelaje webcam como un proyecto de vida. Aseguraban que los hacía felices, por el dinero claro, pero también porque disfrutaban hacerlo y querían aprender más de ello. Yo no lo entiendo, pero ellos sí.
Los conversatorios del Community Update
Durante los dos días de congreso hubo capacitaciones para las personas que trabajan en las plataformas. Las ofrecían los estudios y los expertos en el tema. Parecía un máster class y los temas eran algo como “fidelización de usuarios fetichistas”, “fetiches no explícitos para mejorar tu show”, “principios básicos de la psicología del usuario”, “gestiona tu dinero y sé visible para los bancos”, “crea, comparte y conquista desde tu dispositivo móvil” y “domina a tu usuario”.
Fui al último conversatorio y una vez más me sorprendió lo que encontré. Una modelo webcam fetichista brindó la charla de más de una hora. Para entrar había que hacer filas de cuarenta o cincuenta minutos porque no alcanzaba el aforo. Era tanta gente que tenían que repetir las clases porque los espacios se quedaban cortos, aun cuando los llenaban hasta más no poder.
Adentro del salón, cientos de personas sacaban sus cuadernos para anotar. Muchos tenían dudas y las aclaraban con la experta. Ella tenía diapositivas en las que abordaba todo lo que implica ser una modelo webcam en la sección de fetiches, una de las mejores hablando en términos económicos. Habló de “código de vestimenta”, recomendaciones y demás.
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Esa información prefiero reservármela, pero en ese momento entendí una cosa: el modelaje webcam existe hace mucho, desde 1996, para ser precisos. Es una forma de empleo organizada por los empresarios y los modelos y cada vez más personas se suman. Ellos piden a gritos regulación y visibilidad, pero desde su forma de ver el negocio y por supuesto, sin perder un solo peso. Mientras la sociedad, y me incluyo, sigue debatiendo sobre si en esta industria los derechos de los empleados se ponen en riesgo, o si se trata de una forma de “prostitución más moderna”, como la llaman algunos.
Lo cierto es que es un avión que ya despegó, que mueve tanto dinero que le permite a un modelo top ganarse hasta 2 millones de dólares al mes. Y a uno “promedio” hasta 200 millones. Al que peor le va, se lleva al menos cinco. Dinero que se ingresa al país con jugadas que no carecen de legalidad, pero sí de regulación y control. Y esto es grave.
Estos ciudadanos no pueden abrir una cuenta en un banco para ingresar su sueldo a Colombia porque ser webcamer no es considerado un trabajo. Entonces aplicaciones de la industria brindan el servicio. Y así sucesivamente con todo: para cualquier problema que tienen, ya encontraron una solución.
El evento de modelos webcam más grande de Latinoamérica al que fui me demostró una cosa: no se puede frenar la industria. Tampoco se puede evitar que parezca un trabajo soñado, aunque en mi percepción no lo sea. Lo que sí se puede es intervenir para que, en medio del lujoso mundo que se promete, no se violen los derechos, la dignidad y la privacidad de los modelos y tampoco de los usuarios, la mayoría de ellos poderosos y distinguidos señor@s de la alta sociedad, y no solo la extranjera, también la colombiana. Esto último, me lo dijo una de las mujeres más exitosas de la industria. Lo que esconde este negocio va mucho más allá de la moral.