Guerra en el corazón del Catatumbo: así combate el Ejército la ola de violencia en la región
El Ejército Nacional lucha por recuperar el control territorial del Catatumbo, una región marcada por la presencia de grupos armados.
La periodista Stephanie Bates llegó al municipio de Tibú, en el Catatumbo, una región que vive una difícil situación de seguridad y donde el Ejército Nacional lucha contra la ola de violencia que azota la zona.
El acceso a muchas zonas solo es posible en vehículos blindados, una medida esencial para evaluar el terreno y facilitar la llegada de la fuerza pública a terrenos que durante años han estado bajo el control de grupos armados ilegales. Sin embargo, los riesgos son constantes, desde emboscadas hasta la presencia de artefactos explosivos en las vías.
"(esta zona) es de movilidad del grupo ELN, ellos mantenían sobre ese sector haciendo presencia. Nosotros hemos ocupado ese terreno logrando que ellos no estén en esa parte del sector", aseguró el subteniente Jesús Landázuri, comandante de pelotón Grupo de Caballería Mediano Blindado.
Y es que la fuerza pública nunca ha abandonado la región, siempre ha estado presente realizando recorridos diarios en toda la zona de Tibú. Sin embargo, el panorama es desolador: poca presencia de población civil, negocios cerrados y casas abandonadas.
"Nosotros lo que hacemos es tareas de estabilidad para contrarrestar la amenaza ocupando terrenos clave para que no lo vuelvan a ocupar. Cuando recién empezó esto la mayoría de las casas estaban desalojada. Cuando nosotros comenzamos a ocupar este terreno, la gente comenzó nuevamente a sentir el apoyo del Ejército, a sentirse seguros y se están ocupando nuevamente las casas, la gente está volviendo", agregó el subteniente Landázuri.
En el municipio aún se evidencias los letreros y grafitis de las disidencias de las Farc y del ELN que en ocasiones son una táctica de intimidación hacia la población civil, es una forma de decir que están presentes sin que lo estén.
Tecnología antiexplosivos del Ejército: protegiendo vidas en zonas rurales
Las minas antipersonal son explosivos que durante décadas han cobrado la vida de cientos de colombianos y mutilado a civiles e integrantes de las Fuerzas Militares y de Policía.
Para neutralizar esta amenaza expertos en antiexplosivos del Ejército deben intervenir y desactivarlos, para ello utilizan vehículos no tripulados y trajes especiales.
"Tenemos un vehículo terrestre no tripulado 'Avenger', la función que cumple es realizar el reconocimiento con nuestras cámaras para poder observar ya de cerca el artefacto explosivo improvisado lo cual permite una mayor visualización", explicó el sargento segundo Andrés Rivera, técnico en explosivos.
Además cuenta con un cañón disruptor para descomponer los sistemas de activación.
Los narcoterroristas utilizan estos explosivos para impedir el avance de las autoridades y causar daño a vehículos y personas que transitan por estas zonas. La labor de desactivación es crucial para garantizar la seguridad de comunidades rurales y veredas.
El ELN impone control en el Catatumbo a través de economías ilícitas y extorsiones
En el Catatumbo las economías ilícitas del ELN se sostienen a través de la minería ilegal, el procesamiento de pasadas de coca, el narcotráfico y la explotación de oleoductos, imponiendo su control con amenazas y asesinatos.
La cocaína se ha convertido en la moneda de cambio y en la causa de desplazamiento forzado de miles de personas que huyen de sus tierras, mientras otros se encuentran secuestrados en sus propios hogares, sometidos a la voluntad del ELN.
"El que habla o denuncia o se le para y se le diga que está mal hecho, lo matan. No hay otra manera que salir del territorio, para salvaguardar la vida hay que salir", afirma uno de los desplazados.
La falta de vías terciarias representa un obstáculo significativo para los campesinos, impidiéndoles transportar sus productos al mercado. No solo enfrentan el problema de los bajos precios, sino también los largos y difíciles trayectos hasta los puntos de acopio o venta, que pueden tomar desde varias horas hasta días enteros.
Esta situación es aprovechada por los grupos armados ilegales que llegan directamente a las fincas de los campesinos que cultivan la coca y procesan la pasta base, comprando su producción con mayor facilidad.
“Nos ha tocado hasta 12 horas en una mula para poder sacar una carga de yuca o una carga de plátano. Las guerrillas están en todo el territorio y ellos en su forma de trabajo, tienen sus compradores (…) A un día de camino están comprando, es mejor echarme un kilo de coca al bolso y llevarlo allá y ya tengo la plata”, relata Franky Lasso, líder comunitario.
Como resultado, los productos agrícolas quedan en desventaja, reforzando la dependencia de las economías ilícitas en la región. Los campesinos y las empresas no son las únicas víctimas de las extorsiones del ELN, incluso la canasta familiar y la cerveza están grabadas con supuestos impuestos, llegando a aumentar hasta un 40% el costo de los productos.
Años de abandono estatal han llevado a la población civil a exigir al Gobierno soluciones que les permitan salir del infierno de los cultivos ilícitos, acceder a oportunidades dignas y no quedar atrapados entre los intereses económicos de los grupos armados ilegales.
“Que tome acciones en el Catatumbo para recuperar ese territorio y acompañe al pueblo colombiano, a los catatumberos, a un retorno seguro, con dignidad, con acompañamiento, con garantías. Hoy tiene que ser un retorno digno con apoyo del Gobierno, de la fuerza pública, las instituciones del Estado, para enriquecer, para fortalecer y hacer verdaderamente las transformaciones sociales que necesita el país, el Catatumbo y nuestros campesinos”, señala un desplazado de la región.
La población civil se siente atrapada y clama al Gobierno por la oportunidad de regresar a sus hogares, donde no solo dejaron sus bienes, sino también sus sueños. Sin embargo, el primer paso para recuperar el territorio es la presencia de la fuerza pública, una acción clave para llevar control y quitarle el poder a los grupos armados ilegales, que han prosperado gracias a la necesidad y a la ilegalidad. Recuperar el territorio es el primer paso para ofrecer un retorno seguro y nuevas oportunidades a quienes lo han perdido todo.