"Estaba muerto en vida, lloré muchísimo": Javier Cely odontólogo que atendía a Aida Merlano el día en que se fugó
Javier Cely, el odontólogo que atendía a Aida Merlano el día en que se fugó fue declarado inocente y habla el proceso que tuvo que vivir durante tres años.
Noticias RCN
11:16 a. m.
El martes un juez condenó a Aida Victoria Merlano a 7.5 años de prisión domiciliaria por la fuga de su mamá, Aida Merlano ocurrida en 2019, pero dentro de ese mismo proceso se encontraba el odontólogo Javier Cely, quien atendió a la excongresista el día en que se fugó.
Luego de tres años de proceso, el médico fue declarado inocente y en diálogo con #ALoQueVinimos de Johana Amaya, habló del calvario que ha tenido que vivir. También relató el día en el que Merlano acudió a su consultorio y se fugó, le envió un mensaje a la excongresista que ahora está en Venezuela y reaccionó a la pena impuesta a Aida Victoria.
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¿Cómo resume estos años del proceso?
Primero fueron tres años muy difíciles (…) fueron tres años realmente que no se los deseo a nadie. Desde el primer día sabíamos que eran una persona inocente, pero bueno, me tocó este momento difícil y gracias a Dios y a estas personas con su apoyo lo pude superar y hoy estoy totalmente libre e inocente.
¿Cómo le impactó este este proceso judicial? ¿En qué momento atiende a una señora que quiere hacerse un diseño de sonrisa y termina en un juzgado?
Así es. Esa es la vida y uno no sabe por qué le suceden estas cosas a veces (…) realmente me llamó alguien, me pidió el favor de que le hiciera un diseño de sonrisa la señora porque llevaba dos diseños que no le habían gustado, acepté y efectivamente después de la cita terminé involucrado en este proceso tan difícil para mí para mi familia.
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Lo vimos en algunas de las audiencias llorando ¿cómo fue esa parte emocional?
Sigue siendo emocional porque fueron tres años muy difíciles. momentos en los que realmente no sabía que iba a suceder con mi vida. No sabía qué podía pasar con mi familia, con mi profesión. Fui muy golpeado profesionalmente, muchos colegas estuvieron de mi lado, pero muchos juzgaron como juzgó mucha gente en este proceso sin realmente saber qué era lo que había sucedido y por qué había sucedido.
¿Qué le dijeron su esposa y sus hijos cuando usted estuvo involucrado en esto?
Afortunadamente tengo una esposa maravillosa, una familia maravillosa, unos hermanos que siempre estuvieron del lado mío, siempre sabían que lo que me había sucedido había sido un momento terrible, un momento en el que yo no debía estar, pero por algo tuve que estar. Tuve un apoyo total de mi esposa desde ese instante, de mis hijos, de mis hermanos, de mis papás, de unos amigos. Si realmente no hubiera sido por el apoyo familiar, creo que las cosas hubieran sido muchísimo más difíciles de lo que fueron.
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¿Se sintió señalado y atacado por la gente?
Claro, total. Esto me enseñó a que yo no puedo juzgar, me juzgó muchísima gente, me juzgaron los medios, de una vez me culparon sin poder haber hecho yo absolutamente nada ni demostrar mi inocencia como lo logró demostrar el doctor Sergio Ramírez hace ocho días. Me sentí acorralado, aburrido, tuve que dejar mi profesión durante un tiempo porque no me sentía con la capacidad de volver a atender pacientes.
Me sucede eso el primero de octubre e inmediatamente empiezan los medios. La única persona entre comillas que salían los medios era yo, todo el mundo me acusaba. Los periódicos, los periodistas, compañeros del gremio.
No me sentía emocionalmente tranquilo para poder atender ningún paciente
Afortunadamente con el apoyo de mi familia pude tomar la decisión de volver a ver pacientes después de ocho meses o un año.
Usted decía en una de las audiencias, es que yo estoy muerto en vida
Así es, es que para nadie es un secreto que una persona que la estaban juzgando siendo totalmente inocente es muy difícil poder pensar al futuro, es totalmente incierto, pero siempre tenemos que tratar de ver el futuro, ver algo hacia adelante.
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Yo tenía que pensar en una familia, en unos hermanos, en unos padres (…) yo estaba realmente muerto en vida, no estaba trabajando, no podía hacer absolutamente nada porque no me sentía en las condiciones para poder volver a ejercer, a compartir, a disfrutar. Hasta hoy siento que me quité un peso de encima. No quiero que nadie sienta lo que yo sentí.
¿Lloró mucho durante este proceso en su casa, en silencio, con su familia?
Muchísimo. Soy una persona noble, muy espiritual y lloré mucho.
¿Qué fue lo peor que llegó a pensar en este tiempo en el que usted estaba en este proceso?
Para mí era muy difícil pensar en todo porque cuando uno comete un error y hace algo malo lo debe pagar, pero yo era totalmente inocente. No conocía esa señora, como fue demostrado, era la segunda vez que la veía, no tenía ningún tipo de relación. Era muy difícil para mí pensar que cualquier momento la justicia no fuera justa y yo terminara pagando algo siendo totalmente inocente.
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(…) No es fácil, pero ya hoy vuelvo a nacer y hoy vuelvo a tener sueños, a tener metas y sé que Dios me va a ayudar y las voy a conseguir. En este momento de felicidad, mi familia está feliz, mi esposa está feliz, mis amigos están felices, mis compañeros están felices mi abogado está feliz. Ya no me queda sino empezar a celebrar y empezar a construir una nueva vida.
¿Cómo fue el día que atendió a Aida Merlano?
A mí me llaman para que le realice un diseño de sonrisa a una paciente ‘x’ porque para mí todo el mundo es paciente no era la senadora, era cualquier paciente. Para mí todo el mundo es paciente, no es senadora. Atiendo modelos, periodistas, deportistas, para mí todo el mundo es un paciente. Entonces simplemente fui a atender un paciente que tenía un diseño que alguien le había hecho y no le gustaba.
Ella llega en su primera cita, la saludo, me la presentan, ingresa al consultorio, le hago una valoración y ella me explica claramente qué es lo que no le gusta, por qué no le gusta y listo. Tomó la decisión entonces de qué plan de tratamiento debo seguir, la atiendo y a los ocho días me llaman y me dicen que la paciente vuelve a ir al consultorio para que yo le termine el tratamiento.
Llega al consultorio, la saludo normalmente, empiezo a hacerle su trabajo, entran sus hijos y habla con ellos. Me demoro el tiempo necesario dentro del de lo normal del tratamiento que le realizó y salgo a una reunión que tengo para uno imposible negocio.
Me llaman y me dicen: Javier esta señora de voló
Yo decía ¿esta señora?, ¿cuál señora? ¿de qué me están hablando? Dentro de la honestidad y la transparencia que tenía porque yo no tenía absolutamente nada que ver en ese proceso, regreso al consultorio a mirar qué es lo que sucede. En ese momento ya hay Fiscalía, Policía. Realmente en ese momento no sabía yo todavía en qué me estaba metiendo, simplemente fui a mirar qué era lo que estaba sucediendo y ahí empieza mi karma de tres años.
Un abrazo y una señal por el tema de la soga fueron claves para la Fiscalía
Yo señal nunca vi, simplemente estaba concentrado en mi trabajo. Yo no vi señas, no vi absolutamente nada de lo que la perfiladora decía. Ahora, un abrazo, creo que a nadie le gusta ir al odontólogo y la relación entre el paciente y odontólogo, así sea de primera vez, requiere que el odontólogo le dé tranquilidad, le dé confianza. La señora también es una señora muy querida, abierta, en ese momento que le terminé sus dientes me abrazó y le dije que si creía en la Virgen orara mucho, pues ella me abraza, yo reacciono con el abrazo y me despido. Es un abrazo que se lo puedo dar a cualquier persona.
¿Vio algún movimiento sospechoso de victoria y el muchacho?
No, yo no vi absolutamente nada, yo estaba totalmente concentrado en lo que tenía que hacer porque no es un procedimiento fácil y necesitaba que le quedaran perfectos porque llevaba dos diseños que no le habían gustado. Profesionalmente necesitaba que eso le quedara muy bien y sabía que, si a ella le quedaba muy bien, pues para mí profesionalmente también sería muy bueno.
¿Usted fue utilizado?, ¿se siente víctima de este plan de fuga?
Claro, fui utilizado. Dios me puso en ese momento por algo ahí y por eso tuve que manejar estos tres años tan difíciles.
¿Qué le dicen ese momento Aída Merlano que se encuentra en Venezuela?
Yo le digo que simplemente la perdono porque sé que ella no quiso meterme en ese problema tan grande que tuve y que ojalá Dios le dé fuerza para llevar estos momentos difíciles que sé que los debe estar pasando por ella y por su hijo.
¿De qué la perdonó?
De haberme involucrado, de haberme de pronto utilizado, de haberme metido en este problema tan grande que tuve que llevar durante tres años. Ahora estoy seguro de que hubiera podido ser Javier Cely como hubiera podido ser cualquier odontólogo de este país, pero desafortunadamente me tocó a mí.
La condena a Aida victoria de siete años y cinco meses ¿justa o injusta?
No soy absolutamente nadie para poder juzgar a una persona. También ojalá en estos momentos difíciles que ella está pasando pueda estar con Dios, que le dé mucha fuerza para manejar este momento, pero yo no puedo juzgar absolutamente a nadie.