Isaías Arias, el doctor de matas que se ganó el afecto de la plaza La Concordia

Isaías Arias aprendió el oficio de cultivador cuando era un niño en Mogotes, Santander. Lo resume en tres palabras: “Sembrar, regar y cosechar”. Con los años aprendió secretos que le ayudan también a curar las plantas. Así terminó convertido en un “médico” que no se conforma con apreciar lo que produce la naturaleza, sino que quiere aportarle.

"¿Cómo no se va a preocupar uno si todos tienen un médico?. Hay médicos veterinarios, médicos generales, llámese como se llame, pero una planta nunca tiene un médico", afirma Arias, y agrega tras esta reflexión que "debemos de preocuparnos por nuestras plantas porque ellas nos dan nuestro oxígeno, entonces nosotros tenemos una contraprestación. ¡Si nosotros dejamos morir esa planta estamos graves!".

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Hace 13 años, Isaías Arias ocupa un puesto en La Concordia, una de las cuatro plazas que son Patrimonio Cultural, Histórico y Arquitectónico de Bogotá. Cada mañana, cuando abre las rejas, se encuentra con unos 100 ejemplares en este pequeño bosque, entonces lo primero que hace es saludarlas: “buenos días señoritas”. Enseguida, con el delantal puesto, se pierde detrás del follaje para empezar a revisar a las “pacientes”, revolver tierra, a cortar ramas, y a regarlas con generosidad.

"Ellas no piden tanto sino el agüita, día de por medio, el abonito cada mes, estar pendiente de que no tenga plaguita, ellas son mascoticas, pero si nosotros descuidamos esa mascota se nos va a enfermar", explica.

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En el transcurso de la mañana aparecen clientes, especialmente mujeres, que vienen a consultarle por el remedio para sus matas enfermas. Con paciencia de jardinero, él las oye describir la situación y les prescribe un abono, una sustancia para fumigar o algo más sencillo aún. Por supuesto, también llegan compradores de “maticas” y a veces personas que le traen ejemplares en estado delicado. Explica cómo procede en esos casos

"Por ejemplo, llega una planta a la clínica, lo primero que reviso es el agua, es una de las cosas principales. Segundo, la tierra, vamos a mirar si está contaminada, qué contaminación tiene, si le aplicaron químicos, si está saturada de químicos, si de pronto ha tenido popó de animales. En minutos, uno hace el procedimiento. Revisa las hojas, revisa en sí como está el árbol y de acuerdo a ello se le hace el dictamen. Haga de cuenta como una fórmula médica", dice.

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Hay casos de gravedad que requieren hospitalización. Entonces las convierte en sus “pacientes” y día tras día les aplica la terapia que corresponde según su antiguo saber. Ha recibido algunas en estado tan lamentable que incluso no vuelven por ellas y entonces las adopta.

Carmen Segura, vendedora de alimentos en La Concordia, y quien lleva literalmente toda la vida asistiendo a este mercado, describe con simpatía cómo la tarea de Isaías Arias le ha hecho ganar fama:

"…Que les hace un arreglito, que les echa que no sé cuánto, que si se le murió la planta que tráigamela que yo se la arreglo, que bueno".

Aunque no se declara un ecologista, este santandereano radicado en el centro de Bogotá, aplica la filosofía de quienes defienden a capa y espada el medio ambiente. Echa mano de comparaciones pedagógicas para explicar como la falta de agua y el descuido enferman a una planta.

"Es exactamente lo que nos pasa a nosotros cuando no comemos, empieza a dolernos la cabeza, los huesos, que nos dolió el pecho, que nos dolió el estómago, mejor dicho de todo. Entonces empezamos a enfermarnos y cuando se dice es que nos llegan las siete plagas y friquis mortis", afirma el "doctor Mata".

También tiene certeza de los efectos que causa la mala vibración de las personas en una mata y dice que a veces ellas mueren cuando llega a nuestra casa o trabajo alguien con malas intenciones, pues absorbe el daño que nos iban a causar. También explica cómo el mal genio las afecta.

"Hay personas que son de un carácter demasiado fuerte, entonces esa es la energía que descargan al tocar una planta… ¡Eso es un voltaje de energía! y de una vez la planta se puede morir", precisa.

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Isaías Arias, el buen "doctor mata", es una de esas personas que tiene clara su tarea en la vida. Por eso, aunque su oficio no da mucha plata, sí le brinda satisfacciones día tras día.

"¿Riqueza?, su merced, todo es prestado, la ropita, todo. Nosotros lo que somos es unos grandes administradores, y tenemos que ser unos buenos administradores y cuidar todo lo que el padre del cielo nos dejó. Esto es parte fundamental de todo un sistema, nos da a reconocer que nosotros tenemos que hacer las cosas bien y que tenemos que valer la pena, la pasada por este mundo", enseña.