La cara oculta del Tren de Aragua: criminales invisibles y su impacto en Colombia
Alias John no solo era peligroso por los crímenes que ya había cometido, sino también por su capacidad para evadir la justicia.
El Tren de Aragua, una de las organizaciones criminales más temidas de América Latina, sigue extendiendo su red de violencia y terror.
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Aunque sus orígenes se remontan a la prisión de Tocorón en Venezuela, su influencia ya ha llegado a varios países, incluyendo Colombia, donde las autoridades han librado una compleja batalla para capturar a sus integrantes.
Una investigación en marcha: la captura de alias “John”
En junio de 2024, las autoridades colombianas adelantaban una operación contra otro miembro clave del Tren de Aragua: Martínez Carrión, conocido como John. Este hombre era buscado por una larga lista de delitos, incluyendo terrorismo, secuestro agravado y asociación criminal. Lo que llamó la atención fue su habilidad para camuflarse: en el municipio de Vélez, Boyacá, ejercía como barbero, presentándose como un ciudadano ejemplar.
En el lugar donde se escondía, pocos sospechaban de su pasado oscuro. Fue gracias a pistas en redes sociales que las autoridades comenzaron a seguir su rastro. Una fotografía publicada por su compañera sentimental mostraba detalles clave: la estatua del general Rafael Reyes, una iglesia y una montaña al fondo. Estos elementos llevaron a los investigadores al municipio de Santa Rosa de Viterbo, Boyacá. Sin embargo, después de intensificar las búsquedas, el sospechoso no apareció.
Días después, otra imagen en redes sociales los guió a un parque de un pueblo cercano, donde finalmente lograron identificar al fugitivo.
El perfil de un criminal
Alias John no solo era peligroso por los crímenes que ya había cometido, sino también por su capacidad para evadir la justicia. Capturado inicialmente en 2021, logró salir de la cárcel en 2023. En un acto de venganza, buscó al policía que lo había arrestado y quemó su vehículo. Además, su cuerpo estaba marcado por tatuajes distintivos: en su brazo derecho llevaba su nombre, y en el izquierdo, su apodo de infancia.
Las primeras pesquisas se centraron en sus contactos en redes sociales, donde una mujer cercana a él compartía contenido que, sin saberlo, reveló su ubicación. Fotografías en las que aparecía su rostro y los detalles de los lugares que frecuentaba fueron fundamentales para los investigadores.
El desenlace en el Eje Cafetero
El rastro de alias John finalmente llevó a los agentes al municipio de Circasia, en el departamento del Quindío. Allí, su amabilidad y discreción lo habían mantenido fuera del radar. Sin embargo, un detalle lo delató: una camioneta de alta gama que utilizaba para desplazarse. El seguimiento al vehículo fue clave para localizar su guarida.
La captura de John no solo reveló su doble vida como barbero y criminal, sino también su habilidad para lavar activos. A través de negocios registrados a nombre de familiares y testaferros, había logrado aparentar ser un próspero comerciante.
Un trabajo conjunto y sigiloso
Las autoridades colombianas contaron con el apoyo de Interpol y otras agencias internacionales para rastrear a los integrantes del Tren de Aragua. Las informaciones enviadas por Chile y Venezuela sobre estos criminales eran limitadas, pero suficientes para establecer conexiones y dar seguimiento. En el caso de alias John, un cotejo de huellas dactilares y fotografías confirmó su identidad.
Su captura fue resultado de un trabajo minucioso que incluyó puestos de control en carreteras estratégicas, especialmente en la vía que conecta Pereira y Armenia. Fue en un peaje donde los investigadores confirmaron que el conductor de la camioneta era el fugitivo buscado en 196 países.
El Tren de Aragua y su amenaza regional
El impacto del Tren de Aragua en Colombia no se limita a alias John. Otros líderes de la organización, como Amaury Álvarez Núñez, también han utilizado el país como refugio y centro de operaciones. Se sabe que Álvarez fue uno de los fundadores del Tren de Aragua junto a El Niño Guerrero y Johan Petrica Larry. Las autoridades chilenas lo describen como un criminal de alta peligrosidad, involucrado en extorsión, secuestro y tráfico de estupefacientes y armas.
La captura de alias John es solo un paso en la lucha contra una organización que sigue adaptándose para operar en las sombras. La serie documental “Retrato Hablado” nos invita a conocer estas historias de cerca, exponiendo el trabajo de las autoridades y la complejidad de combatir al crimen organizado.