La voz de las madres: el diálogo de José Manuel Acevedo con las mujeres víctimas de la violencia

Ni los políticos, ni todos los comisionados de Paz que ha tenido este país, y mucho menos los comandantes de los grupos criminales, tienen la autoridad moral que tienen las mujeres víctimas para hablar de conflicto y paz.

El esposo de Carmenza López fue desaparecido por las Farc en Sumapaz. Un día, cuando la hoy senadora de la extinta guerrilla, Sandra Ramírez, le pidió un abrazo, ella se negó con una razón poderosa: exigió la verdad absoluta sobre lo que había ocurrido con su pareja.

Julián Oviedo Monroy, hijo de Blanca Nubia Monroy, fue asesinado y pasado como falso positivo. Hoy, ella hace parte de las denominadas madres de Soacha y asegura con dolor que, desde que perdió a su hijo, perdió la mitad de su vida.

María Bohórquez es la mamá del cabo del Ejército Nacional, Juan Mateo Benavides, quien fue asesinado recientemente en medio de una emboscada del ELN en el municipio de El Carmen, Norte de Santander.

Esta es la voz de las madres y esposas que aún sufren los rezagos de la violencia en el país.

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Fragmentos

Fragmentos es un espacio de arte y memoria que nació en 2018, producto del acuerdo de paz firmado en 2016 entre el gobierno y las extintas Farc. El piso de este lugar es un contra monumento hecho con las armas fundidas que entregó la guerrilla y moldeado por un grupo de mujeres víctimas de violencia sexual en el conflicto armado colombiano.

En diálogo con José Manuel Acevedo, director de Noticias RCN, y en medio de este recinto que busca resignificar la violencia y conmemorar a sus víctimas, las señoras Carmenza, Blanca y María hablaron sobre lo que opinan del proyecto de ‘paz total’ del presidente Gustavo Petro.

Para doña Blanca el panorama es difícil, sobre todo al ver lo que sigue haciendo el ELN, incluso durante el adelanto de los diálogos de paz y el cese al fuego con el gobierno nacional. A ellos les pidió parar.

“Difícil porque no les veo esa responsabilidad”, aseguró doña Carmenza, añadiendo que, a pesar de las mesas ya instaladas, sigue habiendo muertes y violencia.

Paz no hay

Por otra parte, sobre los procesos de las mujeres que han sido víctimas de la guerra en el país, estas madres y esposas aseguraron que lo más difícil es sanar y buscar ambientes de trabajo comunitario para “sentir tranquilidad”.

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Mientras no tengamos una verdad íntegra, una justicia y no repetición, no habrá tranquilidad

Sanar y perdonar fueron otros de los puntos centrales de este diálogo, pues ellas aseguran que la paz viene de la mano de estos conceptos que, aunque parezcan difíciles de aplicar, durante los acercamientos con sus victimarios programados por la JEP y la Comisión de la Verdad, tuvieron la posibilidad de sentir como mermaba la rabia.

Yo tomé la decisión de perdonar a los que mataron a mi hijo

Sin embargo, para otras mujeres como doña Carmen no ha sido tan fácil, pues asegura que no ha vivido completamente ese proceso para lograr perdonar a quienes le arrebataron a lo que más amaba.

Doña María, quien perdió a su hijo hace tan solo unas semanas, afirma que sus pensamientos aún están centrados en el dolor y la angustia, y dice que no va a justificar la muerte y lo que para ella es el silencio de un gobierno que “no se manifiesta, no pone la cara, no dice nada, está escondido”.

¿Qué le puedo yo pedir al gobierno? Devuélvame a mi hijo, yo no se lo entregué a usted como me lo entregan a mí

¿Y la justicia?

Pero ¿qué ha sido de la justicia para Carmen y Blanca, quienes perdieron a sus seres queridos a manos de la guerra hace más de 15 años?

Para doña Blanca, su lucha se ha basado en conocer la verdad. Dice que antes no quería que su proceso pasara a la JEP por temor a que hubiera impunidad, sin embargo, los años le demostraron que la jurisdicción estaba preparándola a ella y a las demás víctimas para escuchar eso que tanto habían buscado.

Logramos lo que queríamos, lo que el señor Uribe no dijo: señora Blanca, su hijo no era un guerrillero

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