La cruda realidad de la Zona Rosa: mujeres indígenas con niños de brazos en condición de mendicidad
La mayoría de indígenas en la Zona Rosa son desplazados y muchos se dedican a la mendicidad.
Noticias RCN
08:03 p. m.
Noticias RCN fue hasta la Zona Rosa de Bogotá, uno de los sectores de rumba más concurridas de la capital.
Esta zona acoge cada fin de semana a cientos de turistas y ciudadanos que llegan hasta este punto de la capital y que constantemente observan como mujeres indígenas, en condición de mendicidad, se resguardan con sus hijos en brazos.
Sus testimonios señalan que se quedan en ese lugar porque es la única forma que encuentran para poder darle de comer a sus pequeños e incluso, para poder comprarles algo de ropa.
“Nos estamos quedando en La Rioja. Me quedo hasta la mañana, los niños duermen acá también y nos quedamos acá para buscar para la comida, para ponerles zapatos, chanclas, para comprar cosas”, reveló una mujer indígena asentada en la Zona Rosa de Bogotá.
La mujer, también aseguró que a veces se topa con gente buena que les brindan altas sumas de dinero.
Testimonio de indígena en la Zona Rosa
“La gente sí es buena. A veces dan desde 100, a veces dólar, a veces de 50 o dólar y así. Después eso se cambia y puedo comprar ropa de mujeres”, añadió.
Las condiciones de vida de estas comunidades son críticas, incluso antes de que llegarán a Bogotá. La mayoría de ellos son desplazados y muchos se dedican a la mendicidad. Sin embargo, la particularidad es que la gran cantidad, son mujeres.
Según Isabelita Mercado, consejera de paz, víctimas y reconciliación de Bogotá, “esta es una práctica de la población Emberá que desde el Distrito hemos rechazado en todas las oportunidades”.
Además, aseguró que este “fue un tema que se trató en la Asamblea Nacional Emberá en el mes de junio, en donde, con las autoridades de los Emberá de todo el país, insistimos en la situación de todos los niños, niñas y adolescentes en la ciudad”.
Lo que dicen las autoridades
A pesar de las constantes conversaciones, estas comunidades insisten en la mendicidad a pesar de sus pequeños. Muchos de brazos y otros que no llegan ni a los 3 años.
“Para nosotros es un tema bastante delicado, ya que, en muchos casos, parte de esta situación se ha llevado a incluso inducir a estos niños a otro tipo de delitos como es el cosquilleo o el hurto”, señaló Eduardo Montoya, director ejecutivo nacional de Asobares Colombia.
El funcionario también agregó que en repetidas ocasiones se ha “tratado de realizar seguimiento y apoyo por parte de las instituciones para poder restituirle los derechos a estos niños y a esta comunidad”.
Es necesario mencionar que esta, no es la primera vez que se denuncia la vulneración de los derechos de los menores indígenas asentados en la ciudad.
Roberto Angulo, secretario de Integración Social, aseguró que se ha venido trabajando por “la estrategia móvil. También hacemos sondeos, trabajamos en la calle o vamos llevando a nuestros servicios. La idea es robustecer este equipo cada vez más, porque la situación de trabajo infantil y mendicidad ha ido empeorando, entonces la idea es que podamos interactuar con Policía de infancia y el ICBF cuando sea necesario”.
Indígenas en La Florida
Esta triste situación no se ve solo en la Zona Rosa. Este medio pudo constatar que, en uno de los albergues más grandes de indígenas en Bogotá, hay menores que, junto a sus padres, llevan más de tres años viviendo allí.
Llegar hasta este, la Unidad de Protección Integral La Florida, requiere de por lo menos 1 hora. Su lejanía ha sido una barrera, incluso, para los medios de comunicación, autoridades distritales y entes del Estado.
El sitio está lleno de basura, algo a lo que se han acostumbrado los menores Emberá, generando graves problemas en su salud.
Además de esto, la alimentación se ha convertido en el mayor de sus problemas y cifras recientes indican que tan solo en este mes, se han reportado más de 5 menores en estado de desnutrición.