Al detalle: así fue la calculada estrategia para capturar a Otoniel

El gobierno de Colombia dio uno de sus más duros golpes el fin de semana pasado con la captura del narcotraficante más buscado del país, Dairo Antonio Úsuga (alias 'Otoniel'), por quien Estados Unidos ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares.

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La ofensiva para capturar a Otoniel pareció de película. Todo tenía que ser manejado con la mayor cautela posible y cada paso que se diera debía ser silencioso, sigiloso, sin dejar rastro ni huella, sin avisar a la seguridad del narcotraficante para que no se dañara el operativo.

Desde la base militar en Carepa, Antioquia, partieron en un helicóptero de combate teniente, un cabo y un soldado. La información no fue mucha, ni sabían de qué se trataba este operativo, tan solo sabían que iban por un “objetivo de alto valor”, según reseñó el portal Semana, en el que contó detalles de la minuciosa operación.

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El punto de inserción lo habían estudiado al detalle y los comandos recibieron información detallada del camino para no dejar rastros en tierra. “Fuimos una flecha, silenciosos pero letales”, le dijo uno de los comandos a este medio.

Con el operativo en marcha, llegó más fuerza pública al sector agreste y montañoso. Con Otoniel a un kilómetro de distancia, cada movimiento se dio de acuerdo con la ruta trazada por las agencias de inteligencia del Gobierno. Ser invisibles, la misión.

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Según retrata esta publicación, Otoniel contaba con un gran anillo de seguridad. Y a medida que iban avanzando, conocieron que la presa por la que iban era Otoniel. Así les cayó la noche y sus visores nocturnos eran la ayuda precisa, milimétrica para ver en la oscuridad y detectar cualquier movimiento.

Para poder ejecutar bien esta operación, a los comandos se les entregó información exacta de qué comían, quiénes lo acompañaban, fotos y evidencias necesarias para calcular los movimientos y ejecutar las acciones en contra del narcotraficante de manera perfecta.

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Entre matorrales, sin emitir ningún sonido ni murmurar cualquier palabra, los efectivos estuvieron esperando durante parte de la noche y la madrugada para desplegar toda su fuerza. Siempre estuvieron bien ocultos.

Más de 500 hombres de la Policía, Ejército, Armada y Fuerza Aérea hicieron parte de este frente para capturar a Otoniel. Y luego de más de 20 horas vieron el momento preciso. Tan solo lo vieron caminar con dos de sus terratenientes y se ejecutó la avanzada. “Soy quien buscan, soy Otoniel, respétenme la vida”, exclamó.

De ahí en adelante todo es bien sabido. Otoniel, agobiado y sin lugar para escaparse, fue detenido en un golpe que se llevaba planeando por varios años atrás.