Zara Esther, una pequeña que estuvo a punto de morir ahogada, pero regresó a la vida
Zara Esther a corta edad desafió a la muerte. Sus padres aseguran que la fe y el amor les ayudaron contra el pronóstico médico.
Noticias RCN
08:43 p. m.
Zara Esther tenía un año y medio cuando por poco muere ahogada. Su familia hoy, por fortuna, cuenta su historia de vida, fe y esperanza.
Todo comenzó un sábado. Como todos los años en la casa de Zara Esther, se comparte en familia durante la mañana y en la tarde el tiempo se lo dedican a Dios. Ese día, en las primeras horas el plan se convirtió en un festejo familiar, celebraban la noticia de que a su hogar llegaría Victoria, la cuarta de sus hijos. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, el itinerario cambió para todos.
Sara Castellanos, madre de la pequeña Zara, recuerda que ese día entró con sus hijos al jacuzzi y luego de un rato, junto a su esposo, sacaron a los niños y los vistieron, como siempre.
“Esther apenas había aprendido a gatear, entonces ella estaba en la sala aquí mientras nosotros estamos en la mesa hablando. De un momento a otro, pasaron tal vez unos tres minutos, me volteó y veo que no está”, cuenta Lau Guerra, padre de Zara Esther.
El presentimiento de que algo malo estaba pasando con la pequeña hizo que Sara corriera hacia el jacuzzi. “Entro y veo a Zara Esther flotando en el agua. Inmediatamente lo que hice fue alzarla, pero ya la veo morada, la veo gris y veo que no está entonces. Grito y mi esposo viene corriendo”, dice.
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En ese momento comenzó la lucha frenética entre la tragedia y la esperanza. Las manos temblorosas de Lau, su papá, se convirtieron en instrumento para reanimar a la pequeña.
“La volteo y empiezo a golpearle la espalda para que saliera el agua, para que saliera algo, pero no salía nada. En ese primer momento empiezo a hacer masaje cardíaco un poco más suave, respiración boca a boca, pero no había resultado. Eso duró unos 15-20 minutos”.
Con la escena, los pensamientos aparecieron como un mal augurio. Era una real prueba de fe. “Yo veía ya la película del entierro, vi miles de cosas, pero ahí yo dije no, yo me voy por la opción de la fe. Yo me voy por la opción del milagro”, afirma Sara.
El camino al hospital aferrados a la esperanza
Como en casa no había mucho que hacer, la opción fue salir de allí y buscar la atención médica más rápida.
“Yo no sabía hacia dónde y en ese momento él me dice donde el Señor te muestre, donde el Espíritu Santo te muestre. Yo pongo en el Waze” hospital” y lo primero que me sale es Hospital La Calera (…) Me tocó manejar muy rápido e inclusive el Waze decía 25 minutos, yo me gasté 14”, contó Freddy Roa, conductor de la familia.
En ese camino iban sus padres, quienes se aferraban a la esperanza como si cada oración pudiera desafiar la implacable presión de la muerte. “Cuando salimos a la principal, creo que había pasado un minuto, ella de un momento a otro comienza como a toser, a sacar algo, hizo fuerza”, agrega Freddy.
Lau asegura que hizo “un pacto interno. Fue algo de segundos y fue lo siguiente:
Le dije Señor: si tú resucitas a mi hija, yo te serviré, pero si no, yo también te voy a servir
Aquel llanto, aunque persistente y desgarrador, se volvía a prueba tangible de que Zara Esther volvía a la vida. Cada latido de su corazón resonaba a la par de la preocupación. En el hospital las palabras de los médicos no eran las mejores.
“La niña llega con pérdida de consciencia, con signos vitales ausentes y con palidez mucocutánea, es lo que nosotros denominamos con cianosis”, afirmó Jhon Manuel Delgado, médico de Zara Esther.
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Su mamá también recuerda el pronóstico que recibió: “Cuando le hacen el examen dicen, sí tiene agua en los pulmones, pero ella está en estado de shock y el doctor decía he visto casos que vuelve y a los tres días muere o he visto casos que vuelve y tiene muchas secuelas porque no la entró oxígeno”.
Zara Esther regresó a la vida
Después de casi dos horas, cuando la estabilidad se afianzó, como un regalo inesperado, la familia de Zara enfrentó una nueva travesía hacia la Fundación Santa Fe y una señal les mostró que su pesadilla parecía tener fin. “Antes de llegar, en ambulancia, le dije al Señor: danos una señal de que Zara Esther va a estar completamente bien”.
ella le levanta el bracito y temblando empieza a chupar el dedo (…) cuando ella hizo eso,
No sé por qué los dos nos arrodillamos en el piso delante de todo el mundo y empezamos a agradecer al Señor porque sabíamos que ella había vuelto
El regreso a la vida de Zara Esther, sin ninguna secuela, desafió las explicaciones racionales de la medicina dejando a los expertos en un estado de asombro y desconcierto.
“El hecho de que una persona que haya estado en inmersión durante más de tres minutos, que no se hayan presentado secuelas neurológicas, renales, pulmonares, ni cardíacas pues es una un hecho muy destacado”, dijo el doctor Delgado.
En el vaivén de las emociones, la fe y el amor tejieron un relato donde la vida contra todo pronóstico, incluso el científico, permitió una maravilla palpable llamada Zara Esther Guerra Castellanos, una pequeña que recuerda que en ocasiones los milagros se encuentran su camino en los momentos más oscuros.