Fútbol en Medio Oriente: el contraste entre la pasión y el desinterés
Algunos lo sienten de verdad. Otros van a los estadios a ver el celular y rara vez observan los partidos.
Sebastián Arenas ENVIADO ESPECIAL CATAR
04:29 a. m.
Un hincha iraní llegó temprano para vivir la previa del partido entre su selección y la de Estados Unidos. Uno lleno de connotaciones geopolíticas e históricas, de las que que se alejaron los aficionados. De hecho, entre futboleros norteamericanos y del país del Golfo Pérsico se abrazaron como símbolo de paz. El más popular de los deportes lo logra, una vez más.
Ese hincha de Irán vistió un pantalón de sudadera rojo y una camiseta del combinado por el que sus adentros se despiertan. No había comenzado el partido y ya transpiraba y movía la pierna de arriba abajo. Sus nervios, a mil. Justo antes de que la pelota rodara, llegó una familia iraní. Sus ubicaciones eran frente al joven pasional.
Le puede interesar: “Me ha gustado”: mujer colombiana que lleva 12 años viviendo en Catar
Solo hombres fueron los representantes de aquella familia iraní que fue al estadio Al Thumama. Empezaron a tomarse fotos y no pararon más. El balón ya iba de botín a botín en el verde césped y ellos no cesaban de ponerse de pie para capturar momentos en sus teléfonos móviles. Un guardia de seguridad se acercó a pedirles que, por favor, se sentaran, pues las personas de alrededor ya estaban molestas porque no podían ver bien el campo de juego.
Los iraníes hicieron caso, por cinco minutos. Mientras tanto, el joven hincha gritaba con cada pase errado de los suyos y aguardaba por un gol cuando se acercaban al área. Estados Unidos anotó y su bronca se notó. Se mordió los labios e hizo un gesto de “no” con la cabeza. Estaba realmente viviendo el encuentro de un Mundial. Mientras tanto, la familia sonreía grabando videos de la celebración de los estadounidenses.
En el entretiempo, la familia se dedicó a subir fotos y videos a redes sociales, a mirarlas y a ver los comentarios en ellas. Rara vez observaban la cancha que tenían enfrente. La que millones seguían por televisión. Y cuando corría el minuto 80 de compromiso (faltaban al menos 15 de partido, teniendo en cuenta lo que se acostumbra adicionar en esta Copa del Mundo), se levantaron y salieron, para no tener que aguantarse las filas en el ingreso al Metro.
Desde el partido inaugural, algunos ciudadanos de esta zona del planeta han tenido esa actitud de salirse antes de que terminen los partidos. A muchos no les importa ni dimensionan el significado de un juego de un Mundial. Y simplemente se van. El hincha iraní se quedó, por supuesto. En el segundo tiempo sufrió y se alcanzó a ilusionar con la clasificación. Pero terminó perdiendo 1-0 y con el pitazo final sus ojos quedaron observando a la nada. Perdidos. Húmedos. De verdad siente el fútbol. Salió en paz y afuera se encontró con agresiones entre sus compatriotas.
El contraste de maneras de experimentar el balompié. En Catar hay millones como el joven iraní futbolero: aman de verdad a la pelota y por naturaleza asumen la preponderancia que tiene. Sobre todo, en un Mundial.
Por:@SebasArenas10