Implicaciones, beneficios y dudas: ¿qué significa romper el marco fiscal para Colombia?

Uno de los objetivos principales del Gobierno del presidente Gustavo Petro, planteado desde su campaña en la carrera por la Casa de Nariño, es el cumplimiento de los acuerdos de paz firmados con las Farc. Esto bajo la idea de la ‘Paz Total’, liderada por el mandatario.

En los días recientes, el presidente volvió a referirse al cumplimiento del primer punto de los acuerdos que hace parte de la reforma agraria y la redistribución de la tierra productiva a los campesinos del país. Lo que claramente requiere de un esfuerzo presupuestal del Gobierno para dicho fin.

Según la propuesta del presidente, es necesario ampliar el marco fiscal a mediano plazo, es decir, aumentar el endeudamiento del país para obtener los recursos destinados a la compra de tierras productivas, que serían otorgadas a los campesinos para lo cual, en cifras del Gobierno, se necesitarían 60 billones de pesos, que equivaldrían a 3 millones de hectáreas de tierras.

Pero antes de hablar de la reforma agraria y las implicaciones que tendría para el país, en términos productivos, y para el sector rural esta nueva distribución de la tierra, analicemos punto por punto las implicaciones de este nuevo endeudamiento y el costo fiscal que tendría directamente para los colombianos. Para ello, NoticiasRCN.com consultó a Javier Garay, un experto en la materia, docente e investigador de la facultad de Finanzas de la Universidad del Externado.

¿Qué significa romper el marco fiscal?

En primer lugar, hay que partir de que el marco fiscal, con algunas particularidades, está inspirado en una idea que es la del equilibrio fiscal, que en un concepto básico trata de que todos los ingresos del Estado sean los que financien los gastos de dicho momento de la nación.

A partir de allí, hay algunos países que se obligan a sí mismos, a limitar las posibilidades de gasto por medio de leyes en dicho sentido, y eso es lo que intenta hacer el marco colombiano, con algunas particularidades como unas prioridades, metas y un tiempo determinado.

Entonces, la intención del Gobierno de Gustavo Petro de saltarse esas limitaciones tiene como objetivo principal incrementar ese rubro de gasto público y utilizarlo en este caso puntual para la financiación del punto uno del Acuerdo de Paz, en el tema de tierras, lo que tendría que hacerse con un nivel de endeudamiento mayor, que rompería el equilibrio señalado.

Estamos hablando de un consumo presente frente a ingresos futuros y eso rompería el marco fiscal.

Esta es la primera intención, pero cabe resaltar que cuando se abre esa puerta no se limita a las pretensiones del Gobierno en turno, sino que pueden ampliarse a cubrir otros gobiernos u otras pretensiones.

¿Qué implicaría para el país este endeudamiento?

Aquí hay varios elementos. Por un lado, se puede ver el beneficio por el cumplimiento de este punto en lso acuerdos, pero aún no existe claridad de cómo se puede dar este compromiso.

No es tan claro que se necesite comprar esos tres millones de hectáreas, de hecho, la ministra de agricultura lo dijo.

Esto se debe a que existen distintos métodos de adquisición para este fondo de tierras; una de ellas efectivamente es la compra, pero otra de las opciones es por medio de terrenos baldíos o tierras que están siendo improductivas, lo que cambiaría el total de tierras necesarias.

Por otro lado, hay dudas sobre el precio, el presidente habló de un costo de entre 10 y 20 millones por hectárea y la ministra de Agricultura, Cecilia López, aclaró que las valoraciones para la compra de tierra se definirán de forma específica y, efectivamente, no se puede establecer un precio de la tierra para todas las hectáreas del país, eso depende de factores como la ubicación, la utilización, la composición química de la tierra, entre otros.

Y, en tercer lugar, una de las críticas del Gobierno actual a la administración anterior es sobre el mayor nivel de endeudamiento en términos absolutos en la historia de Colombia, al menos desde que tenemos registro, eso es cierto, no en términos relativos, pero sí absolutos, es decir, del total nominal de la deuda es la más grande de nuestra historia.

Ahora, si a eso se le suman 60 billones de pesos más, en medio de una coyuntura económica global, donde hablamos de un posible estado de recesión, se sumaría presión y dificultades en términos del desempeño económico, de la capacidad de financiación de Gobierno, y son muchos elementos que se deben tener en cuenta para resolver el cuestionamiento del presidente Petro sobre si vale la pena ese nivel de endeudamiento para los próximos años del país.

¿Este endeudamiento afectaría el crecimiento económico de Colombia?

Cuando hablamos de la financiación del Estado, en términos generales, este se basa principalmente en el sistema tributario y de impuestos, en segundo lugar, está lo que conocemos como privatizaciones, que claramente no es la visión de este Gobierno y luego está el endeudamiento, que no es más sino traer los ingresos futuros para consumirlos en el presente.

El endeudamiento es “préstenme hoy, que yo en el futuro pago”, lo que se traduce en futuros cargas tributarias, o sea, la necesidad de más impuestos para el día de mañana por parte del Gobierno, así no sea actual.

Así entonces, cualquiera de estas medidas tiene un efecto sobre el dinamismo económico, además cuando hablamos de endeudamiento esto tiene unos efectos inmediatos en la percepción del gremio empresarial sobre las futuras necesidades tributarias, que, en términos básicos, significa que las empresas estarían anticipando futuras reformas tributarias, en dos, tres o cinco años, lo que afecta directamente las decisiones de inversión en la economía colombiana.

Además, actualmente en el mundo hay muchos fenómenos económicos que dificultarían el acceso al crédito, por lo que podría ser poco prudente este endeudamiento teniendo en cuenta la coyuntura internacional.