Carismático, viajero y popular: papa Juan Pablo II
El papa más joven de la historia llega a los altares con un polémico pontificado.

Noticias RCN
abril 26 de 2014
02:05 p. m.
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No sólo es reconocido por sus milagros, Juan Pablo II se convirtió en sus 27 años de pontificado en una personalidad clave en las últimas décadas, por su influencia tanto entre los fieles católicos como en la geopolítica mundial.
Su carisma, ideología conservadora y la formación religiosa que recibió de su padre -un obrero y oficial del Ejército polaco- llevó a que durante su papado se publicara el nuevo Catecismo Universal de la Iglesia (1992), se reconociera el Estado palestino, el Vaticano estableciera en 1994 relaciones diplomáticas con Israel y se rompiera el deshielo entre la Iglesia y el régimen comunista de Cuba, tras cuatro décadas de enfrentamiento, durante su visita a la isla en 1998.
Aunque la rápida canonización de Karol Wojtyla, tan sólo nueve años después de su muerte (el 2 de abril de 2005), refleja su popularidad entre los fieles - que pidieron durante su funeral en la plaza de San Pedro que fuera proclamado "santo súbito"- no deja de lado los cuestionamientos en su contra por haberse desentendido de las denuncias contra curas pedófilos y otros escándalos que ensombrecieron su pontificado.
El papa viajero
Elegido papa el 16 de octubre de 1978, tras la muerte de Juan Pablo I, el religioso polaco fue y será recordado entre sus fieles por ser un pontífice viajero: visitó 129 países, entre ellos Colombia que estuvo dentro de los 18 viajes apostólicos que realizó a América Latina.
En el continente, el pontífice más joven del siglo XX -tenía 58 cuando fue elegido- hizo furor por su simplicidad. Los indígenas lo llamaban "papacito" y él no tenía problemas en acercarse y hablarles pausadamente en castellano pese a que las medidas de seguridad se habían hecho muy estrictas desde el atentado del 13 de mayo de 1981 en el Vaticano, cuando el turco Ali Agca lo hirió de tres balas en el abdomen en plena plaza de San Pedro.
El papa polaco, nacido en el seno de una familia humilde de Wadowice, visitó en sus 85 años de vida más países que cualquiera de sus antecesores. Incluso el 4 de octubre de 1995 alcanzó un récord: la superación del millón de kilómetros recorridos.
En sus visitas conoció sobre las problemáticas de cada nación, por ello se pronunció sobre la paz, la defensa de los derechos humanos, la reconciliación con los judíos, el diálogo con los musulmanes, el injusto cierre económico contra Cuba y pidió perdón por los horrores cometidos por los católicos en el curso de los siglos.
Sin embargo, el polaco que reconoció por igual el comunismo y nazismo, adoptó una línea sumamente conservadora en temas relacionados con el control de la natalidad, el aborto, el divorcio, la eutanasia, la clonación humana. Temas por los que fue condenado por ciertos sectores que criticaron su firme rechazo de los métodos anticonceptivos y del uso del preservativo, en un mundo donde el sida se cobraba millones de víctimas.
Muchos aún no le perdonan que no haya empleado contra los curas pedófilos -como el fundador de la influyente organización católica Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel-, la misma intransigencia que aplicó a los sectores más progresistas de la Iglesia, como los representantes de la Teología de la Liberación latinoamericana.
Otro asunto que le ha sido criticado es el manejo de las finanzas de la Santa Sede. En particular el banco vaticano IOR y otras organizaciones como APSA (Administración del Patrimonio de la Santa Sede), que hoy están en la mira de Francisco para reformarlos.
Los milagros de la canonización
Pero sus “pecados” fueron perdonados por la Iglesia, y el alguna vez filósofo, obrero de canteras y actor fue beatificado por su sucesor, Benedicto XVI, y será canonizado por el argentino Francisco, en una ceremonia en la que también llegará a los altares el pontífice Juan XXIII, junto con quien participó en 1962 en el Concilio Vaticano II.
Las autoridades de la Iglesia certificaron dos milagros del primer papa no italiano desde la elección del holandés Adriano VI en 1522. El primero, la curación de la monja francesa Marie Simón Pierre que sufría párkinson y cuya sanación, carente de explicación científica, fue esencial para su beatificación, en 2011.
El segundo confirmado por el Vaticano para cumplir con los requisitos de la canonización fue la curación de la costarricense Floribeth Mora, que había sufrido una seria lesión cerebral incurable, que sanó inexplicablemente.
Pero el papa polaco también beatificó. Durante su pontificado realizó 1.339 beatificaciones, entre ellas las de los papas Pío IX y Juan XXIII, y 482 canonizaciones, como las de Juan Diego, el primer indígena de Latinoamérica proclamado santo, o la del español José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.
Ordenado sacerdote en 1946, nombrado obispo en 1958 y designado cardenal en 1967, Juan Pablo II, será recordado por su tenacidad, pues ni la invasión alemana en 1939, ni los seguimientos de la Gestapo, minaron sus deseos de ser teólogo: trabajó como obrero en unas canteras de piedra por las mañanas, al tiempo que estudiaba durante la noche.
Será admirado por su cultura e inteligencia. Además de hablar siete idiomas, estudió teatro e interpretó papeles de contenido patriótico junto al actor Mieczyslaw Koltarszyk, creador del teatro Rapsódico.
Y será recordado por su carisma, pues su pontificado, bautizado bajo el lema “Todo tuyo soy yo” pasó a la historia también por haber impuesto un estilo que contrastaba con los usos de la Curia Romana, acercándose a la gente, sin temer el contacto directo con los fieles.
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