Confirman la condena a mujer de 99 años por complicidad en el exterminio nazi en Stutthof, Polonia
Este juicio es uno de los últimos por crímenes de guerra nazi, mientras la Fiscalía Federal Especial de Ludwigsburg continúa investigando otros casos.
Noticias RCN
09:55 p. m.
La justicia alemana confirmó la condena de Irmgard Furchner, una mujer de 99 años, por su complicidad en el exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Furchner, quien trabajó como secretaria del comandante del campo de concentración nazi de Stutthof, en Polonia, fue sentenciada a dos años de prisión condicional por su apoyo deliberado en el asesinato de más de 10.000 prisioneros.
El Tribunal Federal de Justicia rechazó la apelación de Furchner, ratificando la pena impuesta por el tribunal estatal de Itzehoe en diciembre de 2022. Fue hallada culpable de complicidad en 10.505 homicidios y en cinco intentos de asesinato, por su rol en el funcionamiento del campo cercano a Danzig, actualmente Gdansk, Polonia.
El tribunal confirma la contribución consciente de la mujer a los crímenes de Stutthof
Durante el proceso, los abogados de Furchner argumentaron que ella no estaba al tanto de los crímenes cometidos en Stutthof. No obstante, el tribunal determinó que la mujer, a través de su trabajo como taquígrafa en la oficina del comandante, contribuyó conscientemente a los asesinatos por gaseamiento que tuvieron lugar en el campo de concentrtación.
Este caso, uno de los últimos en ser juzgados, no es único. La Fiscalía Federal Especial de Ludwigsburg, encargada de los crímenes de guerra nazi, investiga aún tres casos más en Alemania. Sin embargo, la avanzada edad de los sospechosos plantea dudas sobre su capacidad para ser juzgados.
Colaboración en los crímenes de guerra nazi
Las condenas por complicidad en crímenes de guerra se basan en precedentes, como el caso de John Demjanjuk, quien en 2011 fue declarado cómplice de asesinato por su rol como guardia en el campo de exterminio de Sobibor, Polonia.
Desde entonces se ha establecido que colaborar en el funcionamiento de un campo de concentración es suficiente para ser considerado cómplice de los asesinatos cometidos allí.
El campo de concentración de Stutthof, donde Furchner desempeñó su trabajo, albergó a decenas de miles de personas, incluidos judíos, prisioneros políticos, criminales y personas sospechosas de actividad homosexual. Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 60.000 vidas se perdieron en este lugar.