Exdefensora del pueblo del régimen de Maduro lava platos en un restaurante de España
Gabriela Ramírez, quien un día defendió al régimen de Nicolás Maduro, ahora es una férrea opositora a sus políticas y a sus funcionarios.
Noticias RCN
04:26 p. m.
Quizás el nombre de Gabriela Ramírez no tenga ninguna resonancia en Colombia, pero en Venezuela su nombre está asociado con una de las peores prácticas del régimen de Nicolás Maduro: la tortura. Y no es que ella haya sido una de las que ejecutaban estas prácticas violatorias de los derechos humanos, sino que una vez –en una muy desafortunada explicación conceptual de la tortura- se le ocurrió decir que esta se empleaba para sacarle a la fuerza una confesión a la víctima. Así, como si fuera lo más normal del mundo.
Tal vez esta declaración parezca más de lo mismo. Ya las altisonantes declaraciones de los funcionarios de Maduro parecen paisaje: amenazas, cinismo y desfachatez. Pero el verdadero problema es que ella pronunció esas palabras cuando ejercía como defensora del pueblo del país, un cargo que, por definición, no aprueba bajo ningún criterio la tortura.
Ella insiste en sus redes sociales que nunca justificó la tortura, sino que solo intentó conceptualizarla. Pero el mal ya está hecho: dar esa explicación en un ambiente político tan delicado se salió de contexto y ella pagó los platos rotos.
Ramírez defendió por muchos años a capa y espada la administración de Nicolás Maduro y del difunto presidente Hugo Chávez, pero parece que la fuerte escasez de medicamentos y alimentos, la galopante corrupción y la socavación de los poderes públicos del país la hizo despertar. De pronto se volvió opositora a las políticas del régimen.
La transformación de Ramírez sorprendió a todos. Sus redes sociales se convirtieron en un vertedero de críticas contra Maduro, sus funcionarios, la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente y hasta se ha agarrado con la exmujer de Chávez por Twitter.
Hay escepticismo sobre su nueva postura crítica. Es difícil para los venezolanos creer que alguien que hizo parte de las filas del régimen ahora sea una voz de la razón y la justicia. Pero definitivamente Gabriela Ramírez se desvinculó del madurismo.
Ella renunció al cargo que desempeñaba en el Tribunal Supremo de Justicia como asesora adscrita a la Consultoría Jurídica, criticó que se armara una Constituyente sin el respaldo del pueblo y ha denunciado casos de violación de derechos humanos en el país.
Y aunque Ramírez nunca ha dejado de ser polémica –quizás no intencionalmente- ahora vuelve a ser noticia. Quien un día pisó los más importantes foros internacionales en representación de Venezuela, ahora lava platos en un restaurante de España, país al que emigró desde 2018 siguiendo los pasos de los más de 3 millones de venezolanos que han abandonado el país como consecuencia del cataclismo económico, político y social de la autodenominada “Revolución Bolivariana”.
Allá, en España, Gabriela Ramírez da clases de inglés a niños y los fines de semana trabaja en un restaurante.
En Twitter resaltó que “nunca antes cocinar, lavar platos y limpiar me hizo sentir una persona tan íntegra”.