En los últimos años la salud de Benedicto XVI estaba muy deteriorada
Desde antes de llegar al Vaticano, Joseph Ratzinger ya tenía un historial médico que con el paso de los años se fue complicando.
Noticias RCN
06:36 a. m.
Con 95 años, el papa emérito Benedicto no fue ajeno al paso del tiempo y con él llegaron los quebrantos de salud que acompañaron al sumo pontífice. Hipertensión, dos accidentes cerebrovasculares y artrosis en el 50 por ciento de su cadera se sumaron a los problemas de visión parciales, de movilidad y fatiga.
En una de las últimas imágenes que se tiene de Joseph Ratzinger se le ve movilizándose en silla de ruedas o con caminadora. Sus movimientos eran lentos, pero, de acuerdo con las personas de su círculo cercano y quienes lo acompañaban día a día, sus limitaciones eran meramente físicas ya que su mente seguía lúcida y su memoria no se había deteriorado.
Sin embargo, era conocida la infección que lo aquejaba desde 2020: la erisipela, enfermedad que le generaba dolores agudos, hinchazón y la aparición de placas rojizas en su rostro.
En contexto: Murió el papa emérito Benedicto XVI a los 95 años
Durante los días más duros de la pandemia, el Vaticano reforzó sus medidas de seguridad sanitarias para resguardar la salud de Benedicto, quien estaba vacunado desde 2021 y quien limitaba su relación a un grupo cercano de personas que componían su burbuja.
La salud del papa emérito estuvo rodeada de rumores desde hace años, ese fue precisamente este el motivo por el que presentó su renuncia al pontificado en el 2013. En el 2020, el mundo volvió a estar alerta de un posible deterioro en la salud de Ratzinger, pero su aflicción se debió a la muerte de su hermano, con quien sostenía un vínculo cercano.