“A mi hija me la mataron”: mamá de Ana María Castro
Una cámara de Noticias RCN acompañó a Nidia Romero a recorrer los fríos pasillos del cementerio de Chapinero para recordar ese doloroso momento.
Noticias RCN
10:27 a. m.
Se cumple un año de la muerte de la joven Ana María Castro,quien,según la Fiscalía, lanzada desde un vehículo en movimiento en el norte de Bogotá.
Por el hecho están capturados Julián Ortegón y Paul Naranjo, jóvenes que estuvieron con ella en sus últimas horas de vida. Mateo Reyes el tercer hombre involucrado en el caso y se encuentra fuera del país sin ningún requerimiento judicial.
Noticias RCN acompañó a la mamá de Ana María, Nidia Romero, en este doloroso primer año sin su hija.
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“Nada me devuelve a Ana, pero que esos criminales paguen”, expresó doña Nidia. Esta madre tuvo que emprender el doloroso camino para visitar a su Anita, luego de un año de su muerte.
“Visitar la tumba de ella, cuando uno quiso ver su nombre en diplomas y eso”, dijo.
Como todo en la vida, en un parpadeo se puede pasar de la felicidad a la tristeza, y doña Nidia sí sabe qué es eso, al despertar el 5 de marzo y saber que la joven no llegó a la casa, Dios fue su fortaleza.
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En medio de su angustia apareció Paula Ramírez, amiga de Ana María y ahí empezó el camino que doña Nidia jamás quiso recorrer, pues la joven le dijo que su hija había tenido un accidente.
La búsqueda inició en clínicas para identificar a su Anita por el número de la cédula, su nombre, pero nadie le daba respuesta. En esa interminable noche en el hospital, la esperanza era lo único que mantenía de pie a doña Nidia, pero llegó lo inevitable: Ana María había muerto.
“De ahí a la morgue me fui orando, pidiéndole a Dios que no fuera ella”.
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A pesar del trágico momento, su sexto sentido le decía algo:“a Ana la mataron, porque se veía muy golpeada, ella tenía el ojito muy negro y se le veía ese golpe terrible”.
La justicia avanzó en el caso. “Ya hay dos capturados, pero nunca me ha parecido justo que ellos hagan su vida y mi hija no está, le pido a Dios que pague el que tenga que pagar”.
“Yo creo que es la responsabilidad de los tres porque ella estaba con los tres, para mí es así”.
Al frente de la tumba de su Anita, doña Nidia le pidió fuerzas para seguir adelante: “Nada me devuelve a Ana, pero que esos criminales paguen (…) hubiera dado mi vida, hubiera dado todo para que no se fuera. La extraño siempre, le pido que me de fuerzas para seguir".
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Preguntas, muchas, respuestas pocas, un ángel de 21 años que pronto emprendió su camino al cielo y una madre que no descansará hasta buscar justicia y encontrar tranquilidad en el alma para empezar de cero.
El caso
Todo empezó en un bar en el norte de la capital. La joven departía con sus amigos, pero a Julián no le gustó que saliera a bailar con hombres de otras mesas. Se disgustó y le llamó la atención. Además, porque Ana María hablaba con un joven identificado como Mateo.
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El fiscal del caso reveló que en la madrugada salieron del establecimiento y obligaron a la joven a subirse a una camioneta. Mateo no se quedó atrás. En la audiencia, el ente investigador comprobó que ese día Julián Valente Ortegón iba de copiloto y Paul Naranjo, conducía.
La Fiscalía conoció que el amigo de la mujer habría sido sacado del carro, mientras que a Castro se presume que la arrojaron del mismo en la calle 80 con 69. En la caída recibió golpes traumáticos.
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De acuerdo con testigos de los hechos, se vio cómo la joven se salía del carro y caía al suelo, como si fuera “un muñeco de trapo”. La mujer fue trasladada al Hospital de Engativá y, posteriormente, al Hospital Simón Bolívar, donde falleció por el politraumatismo contundente que había tenido.
Felipe Quintero - NoticiasRCN.com