No le cojamos 'gusto' a la restricción de nuestras libertades | Por: Catalina Ortiz Rodríguez

Por: Catalina Ortiz Rodríguez*
@CataOrro en Twitter

Debido a la situación excepcional en la que nos encontramos por la pandemia, gobiernos de todo el mundo tomaron la decisión de restringir ciertas libertades de los ciudadanos con la premisa de preservar la vida.

Sin embargo, llama la atención que para algunos ciudadanos estas prohibiciones se han vuelto la regla general y hemos llegado casi que a satanizar la vida normal que llevábamos antes de que el coronavirus llegara a nuestras vidas.

Desde el 2020 y comenzando este 2021, cuando ya vamos a cumplir un año de estar en esta situación excepcional, hay varias organizaciones internacionales que han alertado sobre estas prohibiciones de los gobiernos alrededor del mundo que se han sostenido durante el tiempo para lo que supuestamente era algo temporal.

Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con el objetivo de hacer cumplir el distanciamiento social, los países pueden restringir ciertas libertades como por ejemplo la libertad de circulación y de reunión. Esto, en espacios públicos o comunes que no sean para el abastecimiento de bienes esenciales ni para un tratamiento médico. Además, debe ser por tiempo limitado y la única solución a una problemática como la que atravesamos.

Sin embargo, la organización Directorio Legislativo señala que la restricción de estas libertades ha sido adoptada por casi la totalidad de los países de América Latina de una manera sostenida en el último año. Esto, por supuesto, incluye a Colombia.

En el caso de Ecuador por ejemplo, también se ha restringido la libertad de asociación y en los casos de Perú y Chile, en varias regiones, se ha prohibido el cambio de domicilio.

Greenpeace Europa y la ONG Liberties aseguran que países de la Unión Europea como Alemania, Holanda, Bélgica, España o Eslovenia han restringido el acceso a la información pública por parte de los ciudadanos y a la toma de decisiones.

Hoy en día se ve descabellado pensar si quiera en convocar una marcha en medio del pico de una pandemia. Otro ejemplo que ponen es el de Bélgica que desde mayo permitió el acceso a tiendas y grandes centros comerciales, así como desde junio se abrieron restaurantes y bares.

Sin embargo, no fue hasta julio que se empezó a pensar en quitar la prohibición total de todo tipo de reuniones fueran pequeñas o grandes.

Claro, varios estudios han señalado que la mayor parte de los contagios son en las reuniones familiares o de amigos. Pero volvemos al punto del principio, ¿será que nos estamos acostumbrando a que nos restrinjan nuestras libertades de reunión, asociación y circulación de manera permanente?

Ahora mismo aquí en Colombia estamos viviendo un pico por cuenta de la época navideña y las reuniones familiares. Los mismos ciudadanos y algunos gobernantes se han dedicado a señalar con el dedo y a culpabilizar a los ciudadanos que se fueron de vacaciones o se reunieron para las novenas.

Pero me pregunto lo siguiente: ¿de cuándo acá es un pecado trabajar todo el año -si es que no te quedaste sin empleo- para poder irte de vacaciones con tus familiares? ¿Por qué si estuviste cumpliendo la cuarentena por más de siete meses no puedes salir a despejarte un poco, también por tu salud mental? ¿Cómo así que los gobernadores y los alcaldes sí tienen derecho a descansar, pero los ciudadanos debemos quedarnos en la casa?

Algunos me llamarán idiota y me dirán que son medidas excepcionales mientras pasa la pandemia del Covid 19, pero yo les respondo: ¿no será que el papel de idiotas lo vamos a jugar todos nosotros cuando pasen y pasen los meses y de pronto le hayamos cogido el ‘gusto’ a la restricción de nuestras libertades individuales y colectivas?

¡Ojo! Que no se nos olvide que esto debe ser temporal.

*Periodista. Magíster en Comunicación Política