Accionar en el día a día
Estamos viendo como las vías de hecho se están tomando los espacios de armonía y de convivencia de la ciudadanía.
06:26 a. m.
Durante el culto, en un día sagrado, ingresan a la Catedral Primada a reclamar y pontificar por sus derechos y reclamos. Aunque algunos podrían llegar a ser válidos, no es la vía.
Se autorizan y legitiman marchas de protesta que terminan en desmanes. Si bien la protesta es un derecho legitimo, también los es el cuidado de los bienes comunes. Estos derechos no debían pugnar ente sí, sino complementarse en la convivencia pacífica de la sociedad.
La Registraduría tiene fallas graves en la formación de los jurados, en el diseño de los tarjetones y extrañas demoras en la trasmisión de datos que afectan gravemente la confianza en el sistema electoral y, sin ruborizarse intenta el Registrador, pasar de agache en momentos en que la democracia está en juego por la falta de legitimidad que se aumenta por la calidad de la prestación de bienes y servicios de sus instituciones.
A pesar de todo ello, no podemos caer en desesperanza, todas estas situaciones y las preocupaciones nos deben llevar a la acción. No podemos quedarnos impávidos, tan solo viendo como esto sucede. Tampoco debemos quedarnos callados y menos, renunciar a hablar de los temas y a hacer propuestas.
Parte de lo que hoy ocurre en varios países y regiones del mundo, es porque las comunidades fueron escépticas y apáticas frente a las amenazas para su propio bienestar y, permitieron poco a poco, atropellos a la institucionalidad, a las reglas fijadas para proteger un orden de las cosas, necesarias para el beneficio de las comunidades.
Por ello, es esencial pensar, reflexionar y actuar en el valor de nuestro derecho a la libertad. Derecho sagrado e imprescriptible que todos los seres humanos ostentan, dentro del marco del respeto a las leyes y al derecho ajeno. La libertad, forma parte de los atributos del ser y de la dignidad humana.
Dice el Quijote, en una frase que vale la pena tener presente: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.
¿Cómo podemos frente a este momento de crisis, actuar en defensa de nuestra libertad?
Promovamos como ciudadanos, en el día a día, escenarios de debates y discusión sobre el respeto al otro. Y apliquemos el ejercicio de los mecanismos de participación ciudadana, no solo pensando en el beneficio personal, sino en la construcción de más y mejores bienes y servicios públicos para todos.