Gobierno con carta blanca
Con la victoria de Gustavo Petro hemos visto a muchos ir a tocar las puertas del Pacto Histórico. Se esperaba de algunos, sorprende de otros.
06:00 a. m.
Desde el 19 de junio cuando Gustavo Petro se alzó victorioso en la segunda vuelta presidencial, hemos visto a muchos ir a tocar las puertas del pacto histórico. Se esperaba de algunos, sorprende de otros. Se esperaba que todos los partidos conocidos como de izquierda se unieran a Gustavo Petro, eso no es una sorpresa. Tampoco sorprende que el Partido de la U pidiera pista en el Pacto Histórico y mucho menos que el Partido Liberal fuera a buscar qué puede obtener.
Sí sorprendió que el Partido Conservador no se declarará opositor pues los principios conservadores no precisamente se ajustan a las propuestas de Gustavo Petro. También sorprendió Cambio Radical con Germán Vargas a la cabeza, quien en el pasado ha sido un férreo opositor a Petro. Solo el Centro Democrático se declaró en oposición.
Rodolfo Hernández merece un párrafo aparte. La foto de Hernández y Petro en tremendo abrazo ancestral dejó a muchos muy sorprendidos. Si bien es cierto que muchos votamos por el ingeniero pues no había otra opción y en ese orden de ideas no le dimos nunca nuestro apoyo incondicional y también es cierto que no teníamos muchas expectativas, creo que nunca esperamos un timonazo en el discurso de manera tan drástica. Rodolfo Hernández pasó de su proclama de no entregar la chequera del país a Roy Barreras y a Armando Benedetti a ser su fiador. Pasó de acusar a los integrantes del Pacto Histórico de corrupción a proclamar que llegó el cambio. Rodolfo Hernández decepcionó hasta a los que no esperaban nada de él.
La victoria de Gustavo Petro no tiene reversa. Los que proclaman que hubo fraude y están buscando presentar tutelas y otras acciones jurídicas deberían de entender que -así logren demostrar un fraude- no hay en Colombia magistrado que se atreva a frenar la posesión de Gustavo Petro o a declarar nulas las elecciones y ordenar que se repitan. Eso no pasará jamás. Hay que admitir que a partir del 7 de agosto él será quien ocupe la Casa de Nariño. Sólo queda esperar que las cosas que nos preocupan no sucedan. Esperemos que el nuevo presidente cumpla su palabra de no pretender perpetuarse en el poder, que respete la propiedad privada, que respete el trabajo de los colombianos. Aplaudamos lo que merezca aplausos, critiquemos lo que merezca ser criticado.
El Presidente electo Gustavo Petro pidió al expresidente Álvaro Uribe una reunión. Entiende que el país está fragmentado. La charla entre los dos líderes opuestos es un buen precedente. Ojalá sirva para empezar un proceso de acercamiento entre los seguidores de ambos. Si nos dividieron hace unos años con el cuento de “amigos y enemigos de la paz”, es hora de que cerremos las heridas que han dejado los enfrentamientos entre “antiuribistas y antipetristas”. Llegó la hora del armisticio.
Este columnista tiene sus grandes dudas sobre el nuevo presidente. Dudo mucho de su respeto a la libertad de expresión y prensa, pero a estas alturas y con el futuro próximo del país en sus manos, corresponde dar un voto de confianza con la esperanza de que la dignidad del cargo sea más grande que las emociones que de manera muy seguida le han controlado en el pasado.
Con un Congreso que de forma mayoritaria va a apoyar a Gustavo Petro, el voto de confianza se vuelve obligatorio pues este va a ser un gobierno sin una oposición fuerte. Va a ser un gobierno con carta blanca.