El bien y el mal: el arcoíris del cuerpo y del espíritu. Recomendados para la FilBo 2025

Los seleccioné de la larguísima lista de novedades y de lecturas no tan nuevas, porque no todos los que llegan a la Feria con su libro debajo del brazo son los mejores.


Hernán Estupiñán
abril 16 de 2025
02:52 p. m.
Unirse al canal de Whatsapp de Noticias RCN

Pues la locura de Dios
es más sabia que la sabiduría humana
y la debilidad de Dios
es más fuerte que la fuerza humana.
(1 Corintios 1:25)

Ahora que llega la fiesta de los libros a Bogotá, la felicidad de ahogarnos en esta ciudad sin mar, que se empeña, para bien, en entregarnos cultura como si hubiese sido alguna vez la Atenas suramericana; ahora que la FilBo adoptó el pomposo estribillo que hace homenaje a “las palabras del cuerpo”, yo prefiero homenajear las del alma. Consecuente con esta postura, aquí están mis recomendados. Los seleccioné de la larguísima lista de novedades y de lecturas no tan nuevas, porque no todos los que llegan a la Feria con su libro debajo del brazo son los mejores y porque, para los días de lluvia, conforman un interesante arcoíris:

“El loco de Dios en el fin del mundo”, Javier Cercas, (Random House). A propósito de España, país invitado de honor, el autor nos aclara desde cuando inicia su viaje a Mongolia con su incredulidad a cuestas, que el loco de Dios es Francisco, el papa, y el loco sin Dios es él, el escritor que aceptó acompañar al jerarca católico a ese país que apenas tiene 1500 creyentes cristianos. Aceptó porque la invitación, aunque fuera para un ateo, era una verdadera tentación. Y más que tentación, la oportunidad de oro para salir de dudas, y la más importante venía, cómo no, de su infancia. Siempre escuchó afirmar con toda certeza a su mamá que se iría a vivir en el Paraíso junto a su esposo, quien murió primero. Cercas quería saber si Francisco podría responderle aquello de la Vida Eterna, la vida más allá de la muerte. Aquí reposa uno de los atractivos narrativos del libro, pero no es menos importante la comprobación que hizo Cercas de que en este mundo perdido los misioneros cristianos tienen un propósito divino, que ellos son una estirpe especial y única de religiosos que van a los lugares más apartados del planeta y exponen su vida por el Evangelio, cabalmente entendido como el amor de Cristo por los marginados. De ellos regresó maravillado, porque ––retomo sus palabras–– “llegan antes y se van después, si es que se van”, cuando se trata de ayudar a los necesitados.

Y si hablamos de misioneros, les tengo esta joya:

“Dios es Rojo”, Liao Yiwu, (Editorial Sexto Piso). Músico, poeta, periodista y escritor que logró huir, desde 2011, de esa “colosal e invisible prisión que es China” luego de estar encarcelado por 4 años por la publicación de un poema, un canto de denuncia sobre la matanza de estudiantes en la plaza Tiananmén. Pero, como dice mi admirada Herta Müller, la obra de un escritor no tiene que ver con su biografía sino con la vida, Yiwu nos entrega una denuncia más admirable, la de la brutal persecución del aparato estatal chino a las comunidades cristianas del suroeste de ese país, especialmente durante la mal llamada Revolución Cultural. Con lirismo nos desvela historias y testimonios como el del anciano Wang Zhiming, narrada por uno de sus hijos: “Mi padre restableció el contacto con algunos de los primeros cristianos, y todos se reunían a medianoche en cuevas de la montaña a celebrar sus oraciones. No tenían ningún ejemplar de la Biblia, pero la llevaban en sus corazones. El gobierno los obligaba a gritar «Larga vida al presidente Mao», pero no pudo quebrar su fe en Dios”. El Partido Comunista lo sentenció por expandir el Evangelio. Más adelante, el hijo cuenta: “Todos los líderes del condado estaban allí. Mi padre, con las manos y pies atados con cuerdas, de pie en medio del estrado, tenía sangre en las comisuras de la boca. Más tarde nos enteramos de que un guardia le había cortado la lengua con su bayoneta para que no pudiera gritar ni predicar”. Liao Yiwu afirma que luego de escuchar estas historias de boca de quienes las padecieron, aunque él no fuera creyente, sintió admiración y, tal vez, como alguna vez Mahatma Gandhi, deseos de creer.

Y quiero ir aproximándome, de a poco como dicen los argentinos, a la línea del mal cuando se parece al bien:

“El buen mal”, Samanta Schweblin, (Random House). Nuestra narradora argentina es, sin duda, una muy buena cuentista. Recurre a acertados malabares literarios para revertir la tragedia en destino. La autora trata de encontrar los límites en historias como la del padre que se siente culpable porque su pequeño hijo se ha tragado una pila de litio, de esas que tienen la forma y el tamaño de un botón, y el niño pierde el habla. Años más tarde, en un supermercado, el padre descubre que las nuevas pilas traen una cubierta de seguridad por si los bebés se las tragan, y se queda un rato ahí mirándolas ––narra el niño, ya grande–– “Quizá para evitar el desastre, mi padre se lleva la pila a la boca, le quema las papilas. La sustancia más amarga de este mundo obliga a mi padre a escupir… Que la tapa protectora funcione le resulta tan doloroso como si no hubiera funcionado”. Y la propia autora justifica sus agitados argumentos con más preguntas: “Que tan mal hacemos cuando pensamos que estamos haciendo bien, qué tan bien hacemos cuando queremos hacer el mal, cuánto necesita el bien del mal y el mal del bien, cómo funciona ese diálogo”. Y sí, a veces hay que atravesar el desierto para entender que no hay casualidad sino causalidad y que, ante lo inasible, la explicación posible no es el destino sino la fe.

“Todas las mañanas del mundo”, Pascal Quignard, (Galaxia Gutemberg). Este caballero y Comendador francés de las Artes y las Letras, nos dice en el penúltimo capítulo de su breve novela: “Todas las mañanas del mundo son caminos sin retorno” y nos presenta este formidable diálogo entre el protagonista, Monsieur de Sainte Colombe, un genio a la hora de interpretar la viola de gamba, y su alumno, el joven Marin Marais, quien se escapa del Palacio de Versalles, donde sirve, hasta la casa de su maestro, quien lo ha rechazado:

––La música no es completamente humana. Conque habéis descubierto que la música no es para complacer al rey.

––Descubrí que era para agradar a Dios.

––Y te equivocaste, porque Dios habla.

Quiero cerrar con el bien. No porque los buenos siempre deban ganar, sino porque los relatos de estos libros están narrados y protagonizados por hombres y mujeres de carne y hueso y porque sobre nosotros, sobre nuestra especie y nuestra historia, tal como lo entiende un grande de la ciencia, el doctor Francis S. Collins, líder del proyecto Genoma, en su libro ¿Cómo habla Dios?, pesa la capacidad de hacer juicios morales. La ley moral ––de la que también habló C.S. Lewis, autor de las maravillosas Crónicas de Narnia––, es un privilegio que Dios nos concedió, solo a los seres humanos.

Unirse al canal de Whatsapp de Noticias RCN Google News Síguenos en Google News

Otras Noticias

La casa de los famosos

¿Sorpresa? Este fue el participante que Karina dejó en la placa de nominación tras salir de La Casa de los Famosos

Karina García tomó una importante decisión tras salir de La Casa de los Famosos Colombia 2025. Conozca los detalles.

Hace 20 horas

Liga BetPlay

Ganó Nacional, empató Millonarios y hubo cambios: así quedó la tabla de posiciones tras partidos del 11 de mayo

A falta de dos fechas para el final del 'todos contra todos' de la Liga BetPlay I 2025, la tabla se siguió ajustando. Vea los detalles.

Hace 20 horas


¿Se desploma Ecopetrol bajo el mando de Ricardo Roa? Van $100 billones perdidos

Hace un día

¿Qué es el coltán y por qué el ELN y las disidencias se están matando por él?

Hace un día

Hamás anuncia liberación del rehén israelí-estadounidense

Hace un día