El ingeniero Rodolfo, muro de contención de Petro
Todo indica que el próximo presidente de Colombia será Rodolfo Hernández y que se avecina una guerra sucia contra él.
06:57 a. m.
Por: José Fernando Torres
@josetorresf en Twitter
El pre-conteo de las elecciones de ayer y las reacciones de los candidatos dejan ya muy en claro que el próximo presidente será el ingeniero Rodolfo Hernández, salvo que ocurra algo extraordinario. Las matemáticas son las siguientes:
1. Los votos del ingeniero, sumados a los de Fico y Enrique Gómez, sin incluir los de John Milton Rodríguez, arrojan la cifra de 11.061.758, que supera a la de Petro en 2.533.990 votos. Esa suma hay que hacerla pues tanto Fico como Gómez expresaron el mismo domingo que votarán por Rodolfo e invitaron a sus seguidores a hacer lo mismo.
2. Los votos de Petro fueron un 75% superiores a los que obtuvo en la primera vuelta en las elecciones de 2018, pero ese aumento se explica, fundamentalmente, por el traspaso de votos de Fajardo a Petro, es decir, por la caída de Fajardo, cuya votación solo representó el 19% de la que antes había obtenido, cinco veces menos que en el año 2018.
3. Los votos obtenidos por los restantes candidatos -Fajardo, John Milton Rodríguez, Ingrid Betancourt y Luis Pérez-, suman 1.190.138 votos y esta cifra no alcanza para cubrir la diferencia de 2.533.990 votos que mencioné antes, además de que no todos estos votos se le sumarán a Petro.
4. En su discurso del domingo Fajardo, fiel a su débil estilo, no dijo a quién apoyaría, no obstante que, ilusamente, antes de las elecciones quería que Rodolfo se le uniera haciendo caso omiso de que las encuestas lo situaban por debajo de Rodolfo. Lo más probable es que los votos que ahora obtuvo se vayan con el ingeniero, en su mayoría.
5. La cifra que podría alcanzar Rodolfo con esa sumatoria de votos superaría la que obtuvo Duque en la segunda vuelta en el 2018 y los 11 millones de votos, teniendo aún espacio para crecer.
6. Petro, en su discurso del domingo, expresó necesitar un millón más de votos. Con esa cifra no llega a los votos combinados de Rodolfo y Fico ni a los que obtuvo Duque en la segunda vuelta de 2018.
7. Lo único extraordinario que podría pasar, para que ganara Petro y no Rodolfo, es que en el escrutinio le aparezcan a Petro más de 2.050.000 de votos, para superar el 50%, lo que haría suponer un fraude monumental.
El ingeniero Rodolfo Hernández se convirtió en un fenómeno político: independiente, sin maquinaria política, sin partidos políticos, reacio a recibir donaciones para su campaña, alejado de los políticos, a quienes por cierto fustigó duramente, conectó con el pueblo. Dijo lo que este quería escuchar y prometió hacerlo si llega a la presidencia, es decir, se mostró comprometido en hacer cumplir sus promesas de campaña tan pronto ocupe el solio de Bolívar. Con la credibilidad que ha ganado, base fundamental de su éxito, bastará que cumpla con un 50% de lo que promete para salir en hombros.
Con un lenguaje claro, directo, franco, sin eufemismos, y en ocasiones vulgar, llegó a la gente, y su promesa de luchar contra la corrupción -principal slogan de su campaña- vino acompañada de ejemplos muy dicientes de lo que haría. Es decir, no se limitó a expresar que la combatiría, sino que profundizó su discurso con un lenguaje que el pueblo entiende y apoya, hastiado como está de los robos al erario público, sin que estos tengan como consecuencia la cárcel para los ladrones ni obligación alguna de devolver lo robado; cansado de reformas tributarias que lo empobrecen y le hacen la vida más difícil, del despilfarro en el gasto, de un Estado cada vez más grande e ineficiente y de las promesas incumplidas. Tiene, además, la habilidad de conformar un equipo de gobierno muy calificado.
Rodolfo tiene en su haber una muy buena alcaldía en Bucaramanga, que contrasta con la pésima alcaldía de Petro en Bogotá, pobre en realizaciones. Rodolfo no sólo no cobró su sueldo como alcalde, sino que donó dineros para que los jóvenes estudiaran y dejó a la ciudad con recursos cuando la había recibido con un importante déficit. Tiene en su haber una vida empresarial exitosa, que contrasta con la de Petro, caracterizada esta última por un pasado guerrillero, una vida política llena de altibajos, rodeado por cuestionados personajes de la política tradicional que no gozan de buena reputación e imagen y, además, en la que hace presencia un episodio oscuro, no aclarado, consistente en aparecer en un video recibiendo dinero en bolsa plástica, que le ha valido que muchos lo identifiquen ahora como el señor de las bolsas.
La fórmula vicepresidencial de Rodolfo Hernández contrasta muchísimo con la escogida por Petro. La de Rodolfo, Marelen Castillo, afrodescendiente, docente y educadora, católica, ingeniera industrial, con una carrera importante en las instituciones educativas creadas por el recordado y benemérito sacerdote García Herreros, el del banquete del millón, con el que recogió importantes fondos para su obra social
en beneficio de los pobres, que ha perdurado y continúa floreciente. No ha sido miembro de partidos políticos ni ha trabajado con el gobierno. Digna de admiración. Conozco a Alonso Ortiz, quien es la persona que se la presentó a Rodolfo y puedo dar fe de que Alonso es una persona hecha a pulso, ejemplar, comprometida con lo social desde siempre, sin tacha de ninguna naturaleza, a quien aprecio y admiro profundamente. Por eso sé que sólo recomendaría a alguien intachable.
En cambio, la de Petro, Francia Márquez, parece respirar resentimiento y odio -que avivan la lucha de clases-, ha sido confrontada por estar en el Sisben a pesar de no cumplir los requisitos, ha mostrado ignorancia sobre muchos temas, al punto de que muchos piden que hable más de lo que hasta ahora ha hecho, solo con la esperanza de que espante a los votantes que siguen a Petro.
El discurso de Petro el domingo, largo y tedioso, desnudó su estrategia contra Rodolfo: valerse de la mentira para calumniarlo y ya sus áulicos entendieron el mensaje y empezaron a hacerlo. Por ejemplo, cierto jurista que le es afín, sorprendentemente ya anda diciendo que Rodolfo admira a Hitler y hace caso omiso de que el ingeniero ya aclaró el asunto pues expresamente señaló que había sido un lapsus, que no lo admira y, además, pidió perdón a los judíos por su equivocación. Con otras palabras, se avecina contra Rodolfo una guerra sucia y, me pregunto yo, ¿qué clase de personas son aquellas que promueven una guerra de esa naturaleza?
Corresponde ahora tener muy en cuenta trayectoria y realizaciones de ambos candidatos y, por supuesto, comparar sus programas. A estos últimos tendremos posteriormente ocasión de referirnos. La balanza se inclina, claramente, en favor de Rodolfo.