Transición energética gradual y justa

El 2020 fue el segundo año más caluroso en el mundo junto con el 2016, evidenciando la urgencia de actuar contra el calentamiento global. El cambio climático está afectando a todos los países en cada continente y sigue siendo asociado al consumo insostenible de los recursos naturales del planeta que tiene como consecuencia la alteración de los ecosistemas y la grave pérdida de la biodiversidad, así como impactos negativos en lo social y en lo económico.

Para evitar peores efectos por el cambio climático, la transición energética se convirtió en una necesidad con el objetivo de reducir las emisiones de dióxido de carbono, generando un aumento de la temperatura de la atmósfera y niveles altos de gas efecto invernadero. Por lo que, esta transición, implica la transformación de un sistema que funciona con combustibles fósiles a uno más sostenible que ayude a reducir estos impactos.

América Latina alcanzó en el 2021 un 60% de “renovabilidad” en la generación eléctrica acelerando la transición energética con el consumo de energías renovables según la Organización Latinoamericana de Energía – OLADE –. En ese sentido, debido a su geografía y cantidad de recursos naturales, la capacidad de energía renovable superó en este año los 290 gigavatios con un crecimiento del 67% con respecto a años anteriores, según datos de Statista.

Colombia no sale de esta lista, pues recordemos que en el 2021 obtuvo dos importantes reconocimientos internacionales dados por su compromiso y esfuerzo por impulsar la transición energética. Esta transición es oportuna para nuestro país, no solo por los beneficios que ofrecería a la población como el acceso energético en distintas regiones, sino que además porque implicaría la descarbonización de la economía mitigando los impactos negativos del cambio climático. Sin embargo, es importante resaltar aquí que este proceso de transición energética, debe ser un proceso responsable y gradual, reconociendo la realidad de que el país sigue utilizando recursos como el petróleo.

De acuerdo con datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, un colombiano promedio puede emitir 1,6 toneladas de CO2, así mismo, entre enero y marzo de 2022, la deforestación en el país aumentó un 10% con relación al mismo periodo del año anterior, además, la contaminación del aire se ha convertido en una de las principales causas de muerte en todas las regiones del país. Estas cifras deben disminuir para lograr la apuesta ambiciosa por parte del Gobierno Nacional de reducir un 51% de las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030.

La gradualidad de este cambio buscaría entonces sustituir progresivamente fuentes de energía fósiles como la mencionada anteriormente, por unas menos contaminantes como las energías renovables que eviten una catástrofe ambiental. Para esto, es necesario reducir el uso del gas y el petróleo para favorecer los biocombustibles que son mucho más limpios que los tradicionales y usar fuentes de energías renovables como la solar, la eólica y la hidroeléctrica, obteniendo una transición energética gradual, pero sobre todo justa.

Para lograr esto, otro punto importante es reconocer la participación social de las comunidades y las regiones alrededor de la transición energética para que los colombianos puedan ser parte de los procesos de adaptación, sobre todo aquellos trabajadores del sector minero energético actual, puesto que según el Ministerio del Trabajo de Colombia este representa aproximadamente más de 100.000 empleos directos que dependen de esa economía.

Por otro lado, también es importante pensar en aquellos lugares del país donde existe cierta inequidad en cuanto a recursos energéticos, por ejemplo, los departamentos del Cesar, La Guajira, Bolívar, entre otros, garantizando el acceso de la energía y aprovechando los recursos renovables de las zonas.

La idea entonces es alinearse a la realidad de Colombia, sin cambios drásticos y agresivos que perjudiquen los avances hasta ahora. Para esto, es fundamental que este cambio hacia la transición energética se lleve a cabo de manera progresiva, definiendo un paso a paso confiable, gradual y que no afecte a las comunidades más vulnerables contando con la participación de las regiones. 

Rector Universidad América
@F_UAMERICA