Far Cry 6, reseña: La saga pide una revolución
El nuevo juego de Ubisoft trae una propuesta cargada de acción, pero con una historia extrañamente contada.
Noticias RCN
03:13 p. m.
Far Cry es la saga de acción y shooter en primera persona de Ubisoft que siempre suele tener un tono muy violento, con un villano característico, un gran arsenal y un mundo abierto por cosas por hacer.
Para la sexta entrega de la saga la historia transcurre en Yara, un país latinoamericano que está bajó la dictadura de Antón Castillo (interpretado por Giancarlo Esposito) que produce un medicamento que sale de las hojas de tabaco plantadas en la nación. Nuestra misión será acabar con ese régimen uniendo varias facciones guerrilleras para devolver la paz a Yara.
Todo eso en medio de un gameplay cargado de mucha acción, variedad de personajes y armas y una historia que nos llevará desde lo más bajo hasta ponernos cara a cara con el fin de la dictadura.
Hablemos de Yara…
Si has visto tráileres o imágenes Yara claramente es una referencia a Cuba, no solo por su ambientación, sino también las situaciones políticas que suceden alrededor, la forma de hablar de sus habitantes y que es una isla cerca a Miami. Más obvio no puede ser.
Como jugadores encarnaremos a Dani Rojas, que puede ser un hombre o una mujer algo que no afectará para el juego, sino que es solamente estético. Iniciaremos escapando de la ciudad, porque el régimen de Castillo está reclutando personas para que trabajen en las plantaciones de tabaco, que son ‘optimizadas’ con un fertilizante que afecta la salud de los trabajadores. Así llegaremos a una isla y conoceremos a Libertad, un grupo guerrillero que busca tumbar al dictador, pero que tiene pocos soldados.
Sin embargo, nuestras intenciones iniciales son salir de la isla e ir a los Estados Unidos, así que ayudaremos a Carla, la líder guerrillera, para que ella nos de una embarcación y salir del país. Después de unas misiones ella cumple su promesa, pero el juego nos motivará a regresar a la guerrilla y ayudar con la revolución. Aunque también podemos irnos a Miami y ahí el juego terminará informando que Antón Castillo sigue en el mandato.
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Pero como la idea es hacer la revolución, con pocos argumentos el personaje regresa a las filas y arranca todo este viaje, que nos llevará por distintas zonas del país para conseguir aliados y atacar la capital para derrotar el régimen.
En medio de esas misiones, como es un juego de mundo abierto, habrá otros objetivos opcionales para conseguir dinero, mejoras de armas, volar aviones y un sinfín de actividades típicas de un juego de este género.
¿Todo esto funciona bien?
Far Cry es una serie caracterizada por la acción y sobre todo la acción desmedida, mucha violencia y situaciones que se salen de cualquier posibilidad. Pero el gran problema que tiene esta sexta entrega, desde nuestra mirada, es que su gameplay va por un lado y su historia por otro. Cada uno tiene un tono y mientras nos ponen en situaciones que son de mucha acción, el juego también quiere entrar en un tono serio y tomarse en serio la historia, que por momentos se deja de lado y solo quiere que el jugadorr vaya y ejecute misiones.
Primero veamos el gameplay. Porque le juego constantemente nos invita a hacer misiones de forma sigilosa y en realidad es algo que nunca pasa, esa tranquilidad de arrancar la misiones matando enemigos de forma cautelosa se rompe muy fácil y después de unos segundos vas a estar disparando como loco para avanzar y derrotar a todos. Es un sistema que ya está anticuado y que las mecánicas no permiten cumplir un objetivo de forma sigilosa. Entonces, el juego te invita a jugar con cautela, pero luego no nos da nada para lograrlo, así que lo mejor siempre es entrar y acabar con todo a lo Rambo.
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Además, la inteligencia artificial es de las más flojas que hemos visto en el último tiempo. Muchos enemigos que no saben qué hacer y por momentos los veremos correr al lado tuyo y no te hacen nada o suben corriendo unas escaleras y al llegar a la cima se devuelven. Un montón de cosas sin sentido que dañan la experiencia, así que lo mejor es jugarlo en el nivel más difícil para tener algo de reto en ese sentido.
En cuanto a las armas y las misiones sí que hay mucha variedad. El Supremo, una mochila lanza cohetes, es la mejor opción para acabar con tanques o helicópteros, pero también hay un largo catálogo de metralletas, armas de larga distancia, pistolas y demás que permiten acabar con enemigos de muchas formas. Lo mismo sucede con las misiones, que, aunque terminan en acción y más acción, se abordan de diferentes puntos.
Sobre la historia la situación es el tono que intenta tener, porque los Far Cry normalmente tinene un tinte político, pero aquí es muy marcado hacia donde quiere ir el juego: por el fin de un régimen. Entonces al final el camino y el final están muy claros y el argumento nunca busca salirse de ahí, sobre el remate hay un giro pero que es solo explosión para más acción.
Y no es que esté mal que todo tenga un tono más serio o que no lo pueda hacer, pero la ejecución nunca satisface y en realidad lo que termina importando es acción, acción y más acción.
Mirada rápida a personajes
Hablemos de Dani Rojas, nuestro personaje. Primero, su doblaje para la versión femenina es muy bueno, pero para la masculina es muy malo. Pero en general nunca termina de enganchar, su deseo por quedarse en la guerrilla y la revolución acaba siendo como: ‘Me quedo porque no tengo nada más que hacer’, las razones de una decisión tan grande no quedan claras y al final escoger el otro final no tiene sentido porque el juego terminaría, entonces casi que quedas obligado.
Luego terminamos siendo el mandadero de todos, demostrando que somos un soldado a un nivel más alto de Rambo que pueda acabar con el que sea e incluso hacer todo solo. Y si bien, es algo que siempre pasa, ahí el símbolo de una guerrilla no existe porque las alianzas solo terminan siendo para ir a la batalla final.
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Sobre Antón Castillo quedó una gran deuda, es un villano que tiene un peso cuando aparece en pantalla, pero que en general se ve muy lejano y la relación con el protagonista no es muy fuerte. Y sale muy poco en pantalla como para odiarlo por sí mismo, porque en realidad es muy malo, pero lo odiamos más por lo que dice la gente que por verlo a él.
Entonces… ¿Far Cry 6 vale la pena?
Far Cry 6 es un buen juego, con mucha acción y cosas por hacer. Seguro no te aburrirás. Pero la formula desde Far Cry 3 no cambia y 11 años de lo mismo ya parece agotarse y no hay mayor innovación.
Y si el cambio es darle un tono más serio a la historia, en esta oportunidad no lo fue, porque el argumento le falta fuerza y contundencia para que en realidad nos importe, porque la maldad del régimen está clara y uno quiere acabarla, pero el camino no motiva para que nos interese más allá.
Así que, si buscas buena acción, misiones y armas, es una gran opción. Pero si quieres algo más interesante a nivel argumental puede que no sea el lugar o si ya estas cansado de la fórmula de Far Cry, porque aquí encontrarás lo mismo de hace unos años.