Issa Vásquez: de las pantallas de Instagram a ser una de las personalidades fitness más importantes del país
Issa Vásquez es una influenciadora que solía hacer lives de ejercicio. Lo que nunca imaginó es que un día 16.000 personas se conectaran con ella.
Katheryne Ávila
05:08 p. m.
Se volvió visible en medio de una pandemia, pero su trabajo comenzó mucho tiempo antes. Issa Vásquez es una reconocida influenciadora y empresaria, una mujer inspiradora que en un momento de incertidumbre para todos por el confinamiento al que fuimos obligados, decidió grabarse mientras hacía ejercicio e invitar a sus seguidores a unirse a ella. Lo que nunca imaginó es que un día 16.000 personas se conectaran a una de sus transmisiones en vivo. Su vida cambió y esta es su historia.
De pequeña quería ser doctora. “Estaba loca, quería ser médica, soñaba con ser cirujana plástica. Yo me acuerdo de que estaba de moda una novela de RCN que se llamaba A Corazón Abierto, de Rafael Novoa, estaba obsesionada. Estuve a nada de estudiar medicina hasta que en mi colegio, en ciertas materias que nos hacían ver relacionadas con la carrera que eligiéramos, nos explicaron la célula y la mitocondria y hasta ahí llegué”, contó Issa a Noticias RCN.
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En el colegio, toda una “nerda”, como ella misma afirma. Pero en sociales, “pésima”. “Esto no lo debería decir, pero no tengo mucho sentido geográfico”, precisa con la autenticidad que la caracteriza.
Ahora ella es creadora de contenido de estilo de vida saludable, pero esto no siempre fue así. A esta colombiana no le gustaba el ejercicio, de hecho, de pequeña se sentía inconforme con su cuerpo, en especial con sus piernas. “En mi colegio mis amigas siempre fueron muy flaquitas y yo no me sentía incómoda, pero sí veía la diferencia. No me afectaba hasta que en sexto tuve una pelea con mis amigas y me hicieron bullying por unos meses, me decían ‘ballena willy’. Esto me marcó un poco y se me quedó. Intenté hacer ejercicio, pero la vida fit nunca fue lo mío. Yo tengo la contextura de mi mamá y mi abuela, en donde todo lo que comemos se nos va a las piernas. Nunca utilizaba un jean porque no me sentía bien, no me gustaba ir a Bogotá porque tenía que usarlos”.
Se fue de intercambio a Boston a sus 17 años a estudiar inglés y business communication. Este momento de su vida le cambió todo, especialmente la relación con su cuerpo, pues cuando llegó a Colombia había aumentado 15 kilos en siete meses y al regresar, la ropa que había dejado en su armario ya no le quedaba. “Me fui en entusada, fue una época de descontrol, pasé increíble, hice amigos increíbles, estudiaba muy poco y ya hablaba inglés, entonces solo pasaba bueno. Subí 15 kilos y no los sentía, fue cuando llegué acá que me bajé del avión y vi la reacción de los más cercanos a mí, y mi familia siempre ha sido muy sincera. Fue uno de los choques más duros, ahí empecé todo esto de la vida fit”.
¿Cómo llegó el ejercicio a su vida?
Toda su vida le pidió a su madre una cirugía para quitarse la grasa de las piernas, la parte de su cuerpo que mayor inseguridad le generaba. Finalmente, Issa se operó. “Mucha gente me da palo porque digo que soy fit y me operé, pero yo digo, juemadre eso no me hace menos saludable”.
Y para que los resultados de la intervención no se perdieran comenzó a intentar de nuevo tener una “vida fit”. “Entonces yo llegué a Bogotá a estudiar sola y en el primer mercado que hice dije: no voy a meter chucherías. Eso sí, por la inexperiencia pasé por todas las modas, si había dieta de la piña y el atún, compraba atún, pasé al extremo de que no se comía arroz en mi casa y a mi familia no le gustaba ir porque no había nada de comer. Me metí a un gimnasio con un entrenador personalizado y al comienzo yo misma me obligaba, me ponía metas pequeñas y tenía un calendario en la puerta, entonces lo iba tachando y decía: esta semana voy mínimo tres días al gimnasio”.
Así inició en el ejercicio y lo que empezó por un físico se convirtió en una forma de vida. “Llevo ocho años en esto y entendí que es un balance porque yo estaba tostada, no me comía una papita, casi hasta me terminan por lo loca que me volví, pero empecé a aprender y en ese proceso le cogí demasiado amor. Pude haber empezado por un físico, pero nunca me imaginé que el ejercicio me hiciera fuerte, disciplinada y perseverante”.
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Los extremos
El ejercicio es salud, sí. Eso hasta el momento en el que pasa de ser una forma de vida saludable y comienza a ser obsesiva. A todas y a todos nos pasa, y por supuesto, a Issa Vásquez también le pasó.
“Yo creo que la desinformación en las redes sociales y las modas pueden afectar la cabeza. Yo me acuerdo de que si yo veía que una persona que seguía no comía maní, entonces yo no comía tampoco porque él o ella lo dijo. Empecé a restringirme tanto que no quería salir a comer con mis amigas, comía antes para no tener que hacerlo allá, o llevaba al cine mi salmón; y no es que esté mal, pero si eso empieza a afectar tu vida social, entonces ya no es saludable. Ahí yo vi un límite y la línea es muy delgada, llegó un momento en el que empecé a soltar cargas y aprendí eso cuando vi el tope de que ya no estaba pasándola bien hasta que encontré el balance y lo empecé a disfrutar de nuevo”.
De la medicina a la administración de empresas
Issa Vásquez es administradora de empresas. Siempre soñó con crear su propio negocio, un sueño que viene de la enseñanza que vio desde pequeña en su abuela y su madre, ambas comerciantes, empresarias y trabajadoras. “Yo vengo de una familia demasiado trabajadora, mi mamá y mi abuela toda la vida fueron comerciantes y desde que tengo memoria yo en mis vacaciones era vendedora en un local. Soñaba con tener mi propia empresa y la carrera que me podría ayudar con eso es administración, entonces me fui por ahí”.
Su camino al éxito
En su página de Instagram acumula 721 mil seguidores, pero lo que pocos saben es que inició con sus redes sociales para producir un “blog” en el que publicaba sus comidas y así se motivaba para mantener una alimentación saludable. A cada alimento le tomaba una foto y lo subía a Instagram, era una cuenta llamada Be Choices, privada y solo para ella, pero cuando comenzó a ver cambios en su cuerpo hizo el perfil público.
Mientras trabajaba para producir contenido en su página, también hacía las prácticas en una multinacional de tecnología. “Ahí tenía 10.000 seguidores y 9.900 eran obligados. Yo tenía grupos para avisarle a mis amigas que subí fotos o para que le dieran me gusta a un post. Entonces empecé a ir al gimnasio de 4:00 a.m. a 5:00 a.m., luego me iba a la universidad y después a la empresa. Cuando tenía tiempo libre grababa recetas para subirlas. Yo hacía todo ese esfuerzo por una página que no me daba ni un peso”.
En noviembre de 2021 su jefe le pidió que se quedara en la compañía en un cargo relevante y con un muy buen pago, la propuesta era irrechazable, pero Issa no aceptó. ¿La razón? quería dedicarse a sus redes sociales. “Yo quedé en blanco porque cómo le voy a decir que voy a renunciar a tremendo cargo por dedicarme a un celular. Yo decía: de qué voy a vivir, pero me fui con mi mamá, le conté, ella me apoyó y me dijo que si era lo mío le metiera la ficha”. Tres meses después comenzó la pandemia.
“Mira tus referentes”
Uno de los consejos que da la influenciadora en las conferencias que ahora da ante cientos de personas, es analizar nuestros referentes, las personas que admiramos y como las que algún día queremos ser. “Me acuerdo mucho de que a mi mamá le encanta ver empresarios y en esas vio a un chino que estaba incursionando en el mundo de los shampoo con CBD. Yo lo seguí en Instagram y quería conocerlo, entonces le inventé que estaba haciendo mi tesis sobre él, le dije que quería hacerle una entrevista, le envié el tema, compré una grabadora de mentiras y hablé con él, era menor que yo, y lo vi tan emprendedor, verraco y dije: si él puede, yo voy a poder”.
En ese momento comenzó a analizar lo que hacían los influenciadores más reconocidos del país. “Vi que tenían un mánager y la persona más grande en ese mundo es Lina Cáceres, le hice una carta, que de verdad que vergüenza, parecía un tratado de libre comercio, en la que literalmente le conté mi vida”:
‘Hola Lina, me llamó Issa Vásquez, estoy a punto de renunciar a mi empresa porque me voy a dedicar a mis redes sociales, no tengo muchos seguidores porque a la mitad los obligo, pero mira, me paro a las 3:30 de la mañana…’, recordó. “Ella antes me contesto y me dijo: ‘sigue trabajándole’. Ahora Lina es mi mánager”.
Además de escribirle a esta persona, Issa comenzó a tocar puertas en marcas deportivas para ser su embajadora. Le escribió a más de 50 y todas le dijeron que no. Al otro mes volvía a preguntar y un día le contestó Reebok, fue la primera empresa para la que trabajó, luego llegó Tosh, le pagaron por publicidad y esos fueron sus inicios. “En ese momento yo tenía como 80.000 seguidores y cerré la pandemia con 500.000. Todo empezó porque durante el confinamiento comenzó esto de los lives y a mí me apasiona el ejercicio, llevó cinco años entrenando, hago mis propias rutinas, entonces puse mi celular y a la gente le empezó a gustar y eran 100 personas, 200 y llegamos a ser 16.000”.
"La gente cree que yo les salvé la pandemia, pero ellos me la salvaron a mí"
Al primer live se conectaron 120 personas. “Yo puse a toda mi familia a verlo, le descargué Instagram hasta a mi abuela. Y al otro día me emocioné y empecé a hacerlo solo un día a la semana, luego dos, luego hice una clase con Reebok y se conectaron 500 personas, empezó a subir el número y la gente cree que yo les salve la pandemia, pero ellos me la salvaron a mí, era mi hora feliz y yo terminaba de hacer el en vivo y estaba cuadrando el del día siguiente, fue lo mejor que me pudo pasar”.
Una de las cosas que identifican a esta influenciadora es su familia. La abuela de Issa Vásquez es reconocida y amada en redes sociales, y su padrastro, a quien considera otro papá, se unió al mundo de los retos y los videos y se convirtió en un influenciador. El secreto de su éxito es ser ella misma, mostrarse real y dar a conocer a los suyos. “Siempre me ha encantado el tema empresarial y estudio mucho los referentes que tengo. Para mi es Sasha Fitness, yo empecé a preguntarme qué era lo que me hacía quererla tanto y comencé a ver que ella era real, entonces yo mostré mi vida y mi familia y las personas comenzaron a amarlos”.
Lo que más me gusta de mi trabajo es que soy yo.
Luego comenzó a crear contenido de recetas, rutinas y creo una comunidad orgánica en Instagram. Cientos de personas se unían en retos de ejercicio, pero como en todo proceso al éxito, las criticas no faltaron. “Al principio los malos comentarios me daban muy duro. Entonces me agarraba con todo el mundo, hacía un drama, y una vez una niña de mi ciudad, que conocía, creó un grupo para hablar mal de mí. Ahí entendí que hasta la gente más cercana lo iba a hacer, entonces para que me iba a fijar eso. De 1.000 personas que me escriben al día a dos no les caigo bien, y está bien porque somos humanos”.
Al final del día esa persona está en su casa criticándome y yo estoy trabajando en lo mío.
“Soy muy intensa y no me da pena decirlo”
Una de las cosas que le han cuestionadp a Issa es su nivel económico. Que si tiene o no dinero o que si sus padres se lo han dado todo. Pero su historia está marcada por la disciplina y por una enseñanza que su propia madre le dejó: lo que consiga debe hacerlo por sus propios medios, y por eso, para crear su empresa pidió un crédito. “Mucha gente dirá como que mis papas me dieron todo, pero no es así, para montar mi empresa mi mamá me dijo que pidiera un préstamo y ella me ha enseñado toda la vida a buscar mi manera”.
Natif by Issa Vásquez
La idea de tener un emprendimiento siempre había sido un sueño para Issa. Junto a su novio, Juan Javier, lanzó una marca de pan saludable llamada Natif, una iniciativa que ahora se expande para crear más líneas de mercado y llegar al exterior. “Primero íbamos a montar un restaurante, pero no nos queríamos limitar a una ciudad, entonces un amigo que tiene supermercados nos dijo que lo que más vendía era pan y por eso decidimos crear la marca más rica del mercado”.
Cuando esta creadora de contenido comenzó a tocar las puertas para crear su propia empresa, se acercó al banco para pedir el dinero que invertiría en su negocio, pero le negaron la solicitud diciéndole que su trabajo no era considerado para ellos un ingreso seguro. “Pedimos un crédito y nos lo negaron, dije que era creadora de contenido y ahí yo ya tenía contratos con los que podría demostrar que podía pagar, pero para ellos eso no era un trabajo. Además, yo había invertido todos los ahorros de mi práctica y cuando nos llegó la primera muestra del pan sabia a concentrado para perro, nos tocó volver a empezar, tuvimos demandas, y cuando por fin salió al mercado fue un sueño cumplido”.
“Si me cierran la puerta, me meto por la ventana”
La filosofìa de esta creadora de contenido es que ante un no, ella siempre buscará otra otra forma para obtener un sí. Su proposito de vida es impactar el mayor número de personas posibles y enseñarles que el ejercicio no es sinonimo de restricciones. "Mi mayor sueño es impactar la mayor cantidad de vidas posibles. Hoy yo tengo una comunidad y mi sueño es poder crear algo que pueda llegar a la gente y ayudarlos a tener una vida saludable. En la vida personal me sueño con una gran familia y a nivel personal quiero sacar una aplicación para hacer ejercicio, quiero varias empresas, no solo una. Tengo un vision board que es mi fondo de pantalla con todos esos sueños que quiero tener algún día".