Techos de palma y salones contaminados: la cruda realidad de estudiantes en el Banco Magdalena
Una nueva entrega de Hazañas Maestras reveló el terrible estado en el que se encuentran las instituciones educativas en el municipio.
Noticias RCN
11:53 a. m.
Una nueva entrega de Hazañas Maestras reveló el terrible estado en el que se encuentran las instituciones educativas en el municipio del Banco Magdalena.
Allí, el incumplimiento de los contratistas afecta la educación de los niños más necesitados.
Noticias RCN recorrió las instalaciones de un mega colegio que nunca se terminó y que iba a beneficiar a 840 alumnos.
“Ha tenido unos atrasos que ya llevamos cerca de seis años y todavía este mega colegio aún no ha sido entregado por parte del contratista que fue contactado por el fondo de adaptación, obra que debía ser entregada al año siguiente”, señaló Lorenzo Galeano, secretario de Educación del municipio.
Como consecuencia de esto, según Jorge Castillo, rector del colegio Metzilú Campbell, “hemos tenido que generar unos espacios locativos que no son los que debieran y no responden a la necesidad y a las expectativas de los estudiantes”.
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El terrible estado en el que se encuentran los salones de los colegios en Magdalena
Ya que los prometidos salones modernos jamás aparecieron, los docentes adaptaron quioscos desbaratados para dictar las clases.
“Es muy difícil dar clases en estas condiciones. Como ve los salones son quioscos con palmas y toca colocar una especie de malla para evitar que los animalitos que se meten a las palmas hagan sus necesidades y estas caigan sobre los niños”, afirmó la docente María Ortiz.
Como si todo esto fuera poco, las vías para llegar al colegio no existen. Son senderos llenos de agua y barro, los que tienen que atravesar los niños, jóvenes y estudiantes para poder llegar a recibir sus clases.
A pesar de todos estos inconvenientes y dificultades, el objetivo es convertir el mega colegio en una escuela etno, es decir, un espacio para recibir niños campesinos y afrodescendientes para así fortalecer la identidad cultural de la zona conocida como la depresión Momposina.