“Un alumno que falte es un alma menos”: Docente que lucha por la deserción en Santander
Una nueva historia de Hazañas Maestras revela el increíble esfuerzo que hacen los estudiantes de Santander para estudiar y trabajar.
Noticias RCN
06:36 a. m.
Noticias RCN conoció una historia llena de momentos conmovedores y esto, por cuenta del enorme esfuerzo que hace un profesor en una escuela en Curití, Santander para que sus alumnos no abandonen los salones de clase, puesto que muchos de ellos trabajan para sostener a su familia.
El heroico hombre, identificado como Arnold Contreras, es un biólogo de 34 años nacido en Sincelejo y enamorado de la docencia que se empeña para que sus estudiantes no cambien los salones de clase por dinero y trabajo en el campo.
Cabe mencionar que la zona del departamento en la que reside el educador está llena de cultivos de café y fique, algo que provoca un gran inconveniente: los muchachos se van a trabajar al campo, ganan dinero y ayudan a sus familias, pero en ocasiones, deciden no volver al colegio. Por esto, la idea de Arnold es que la deserción no haga de las suyas.
“Acá la mayoría de los estudiantes, comenzando desde sexto a 11, colaboran en las actividades de sus casas, como pudieron ver con el fique y trabajando el café, quiere decir, más o menos cómo un 80% de los estudiantes hacen esas actividades”, señaló el docente adscrito a la escuela Cantabara Manchadores.
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Algo que resalta en la mayoría de los jóvenes es que son conscientes de las carencias y las necesidades.
“En ciertas casas de acá, pues la necesidad obliga a que los jóvenes también contribuyan a la economía del hogar”, añadió Miguel Rodríguez, docente.
Toda esta situación hace que en la cabeza a los muchachos ronde la pregunta de qué deben hacer, si trabajar o estudiar.
“Yo tengo que llegar a hacer oficios en la casa y recoger café, ayudarle a mi mamá, mi hermana y hacer otras labores en la casa. Aquí en el campo recogemos buen café”, agregó Valentina Rueda, estudiante.
Entretanto, Noticias RCN también conoció la historia de Esneider, quien, como todos, es un buen estudiante y atento a los gastos de su casa. Por eso, el trabajo en fique es lo suyo.
Por esto es por lo que el profesor Arnold pasa el día mirando de aquí para allá y pensando en cómo ayudar a sus estudiantes para que sigan asistiendo a las clases.
“Un alumno que falte es un alma menos en el salón de clases”, añadió Arnold.