A Marta, el baile le salvó la vida
Martica, como es conocida entre sus usuarios, ahora ayuda con su baile, alegría y energía a mujeres que pasan por duros momentos.
El sueño que Marta tenía cuando era tan solo una niña de 5 años de edad se cumplió. Ahora es una gran profesional, pero tuvo que pasar por muchos momentos difíciles en el proceso, que al final para ella valieron la pena.
"A los 13 años entro a bailar a un grupo de danza donde trabajaba mi mamá, ahí me formé un poco y luego paso con la maestra Mónica Lindo acá en Barranquilla, ella es muy reconocida. Me formó en toda la parte folclórica, luego de eso participé mucho reinados, pero simplemente sabía que mi vida iba a depender únicamente del baile".
Y lejos de imaginarlo, el baile también sería su salvación tras tomar lo que ella misma describe como una mala decisión.
Luego de integrar una orquesta, participar de un reality, y vivir en Bogotá donde empezaba a darse a conocer como bailarina, en su camino creyó encontrar a la persona que la apoyaría; sin embargo, tuvo un gran retroceso.
"Se me da la mala idea de irme detrás de alguien y me voy a Estados Unidos donde no me va nada bien, pero agradecida de la vida porque muchas personas me dieron la mano"
Nunca pensó que llegaría a una jaula donde poco a poco sentía que le estaban cortando sus alas.
"Fui víctima de violencia doméstica en Estados Unidos, pero yo sabía que tenía que salir adelante y la mejor manera para poder hacerlo era explotando mi talento (…) llego a Los Ángeles y digo: -aquí vamos a bailar y vamos a recoger el dinero para poder regresar a Colombia sana y salva- que era lo que me importaba y así fue. Dos o tres meses que gracias al baile pude salvarme".
Tras tres meses de trabajar en un spa en Los Ángeles y alternar su tiempo como bailarina, logró recuperar su vida, regresó a Colombia a recibir el apoyo de sus amigos y familiares.
"Fue largo el proceso (…) venir de una violencia de pareja física y verbal no es fácil. Hay personas que soportan mucho por el qué dirán o porque no tienen una familia. No tuve hijos y pude decir: me voy de aquí. Cuando regreso a Colombia, amigos familiares me ayudaron muchísimo porque sí me sentí muchas veces pequeñita porque me hicieron sentir pequeñita en toda esa relación".
Volver a empezar en Colombia, nace Matumbé
Estar en Barranquilla era empezar desde cero y su familia fue su apoyo, tal como cuando niña caminaba todos los días del colegio a la academia de baile en su ciudad natal o cuando a sus 18 años tomó la decisión de irse de su casa para seguir aprendiendo. En ese regreso es cuando nace Matumbé.
"Cuando abrimos Matumbé, el 15 de enero del 2020, hice una inauguración grandota, invité a todo el mundo y al día siguiente no llegó nadie. Mi hermana y yo nos miramos las caras y nos dijimos, no te preocupes algo va a pasar”.
Y así sucedió, gracias al show de medio tiempo de Shakira en el Super Bowl de 2020, la clientela llegó.
“Fue una semana y media más o menos en donde no llegaba nadie, pero pasó algo particular y fue que nuestra querida Shakira saca un show espectacular el Super Bowl con una champeta que se la enseñó una gran colega mía y después todo el mundo quería aprenderse esa coreografía. Dije, aquí es. Hice la coreografía ye enseñé una y mil veces".
Inconvenientemente llegó pandemia de covid-19 y creyó que Matumbé tendría que hacer un alto, pero le pasó como a muchos emprendedores, las redes sociales impulsaron la academia.
"Dije: -vamos para adelante, vamos a seguir bailando- y comienzo las clases virtuales desde mi cuenta de Instagram. Fueron tres días que le daba y se conectaban más de 700 personas (…) la señal era horrible, en ese tiempo me veían bailando como un robot”.
Cuando pensó en cobrar por sus clases online, varias marcas la contactaron. “Dictaba clase de domingo a domingo donde yo vivía, en un cuartico. No tenía ni aire acondicionado y sudaba mucho. Cada clase la terminaba diciendo: los espero en Matumbé cuando acabe la pandemia".
El baile, la música, sus movimientos, su alegría o la energía que entregaba en cada clase no solo era su manera de transmitir vida, sino que al reabrir Matumbé, se dio cuenta que sin esperarlo ayudó a otras mujeres.
"Cuando abrimos las puertas de Matumbé llegaban alumnas que no podían creer, me abrazaban y me decían que me vieron por tanto tiempo por una pantalla (…) pude poner un aporte pequeño durante todo ese encierro, me decían: <<Martica yo te esperaba en cada cuenta, te buscaba por todos lados porque me alegrabas la vida, si no hubiese sido por ti, la depresión hubiese sido grande>>”.
Una de sus alumnas, Mariana Pulgar, afirma que las clases con Martica le ayudaron a luchar contra la depresión y sobre todo cuando estaba embarazada.
"Definitivamente el baile me ha salvado muchas veces, especialmente en una etapa tan hermosa, pero a la vez tan difícil como es el embarazo. Durante el primer trimestre tuve unas fases depresivas muy fuertes que cambiaron mi forma de ser, me alejé de mi familia, de mis amigos. Aunque sé que este proceso depresivo en el que estoy no es fácil, tiene altos y bajos hay días grises y días de colores: bailar, venir a Matumbé me ha recargado”, dice Mariana.
Como esa, son muchas las historias de mujeres que vieron en el baile una ayuda, aunque tuvieran problemas de salud. Incluso quien ahora es su socia, Gabriela Pinzón, también pasó por un difícil momento familiar, pero el baile y lo que significa Matumbé también fue de gran ayuda.
"Matumbé, ha sido el espacio donde creo que es lo único que ha estado bien en mi vida, que depende en un 100% de mí".
“Aquí vendemos felicidad”
Tras años de esfuerzo Matumbé logró abrir sedes en Barranquilla y Bogotá, lugares diseñados para disfrutar y ser libre. "Bueno yo siempre he dicho que aquí no vendemos clases de baile aquí vendemos felicidad", señala Marta.
Hoy, no solo está agradecida, sino que sigue trabajando por su familia, por su mamá, y por quienes la apoyaron en el proceso.
“No ha sido fácil sobre todo aquí en Barranquilla porque hay muchas academias y mucho talento. Me ha tocado duro, detrás de esta Marta Maturana que está ahora hay una niña que lo soñó, que lo luchó, que pasó las verdes y las maduras. Creo que nunca dejó de soñar y sabía que el baile le iba a dar lo que le está dando ahora".
Y el trabajo sigue, porque los objetivos de Marta Maturana están puestos en seguir expandiendo Matumbé, Medellín está entre sus proyectos para que más personas disfruten de la experiencia de bailar, moverse, de sentir la música y liberar el estrés.