El renacer de una madre: ¿Cómo se supera el dolor insanable por la muerte de un hijo?
Jimena Cortés en una conmovedora entrevista revela cómo el dolor puede convertirse en una herramienta para sanar.
Noticias RCN
10:03 p. m.
¿Cómo se hace para vivir cuando se ha ido aquel al que llamas mi vida? ¿Con qué fuerza se levanta una mamá que ya no tiene su hija? Este es el testimonio de Jimena Cortés, periodista y presentadora que hace un año perdió a su hija Gabriella de 15 años. Un diálogo desgarrador, pero también sanador.
"Hablamos en la tarde algo de ella que me contó y me dijo: mami yo he vivido mucho para tener 15 años a mí me pareció tierno, pero hoy entiendo por qué lo dijo. En la tarde me fui a la iglesia con mi pareja al Miércoles de Ceniza y cuando entré a la iglesia, ella me escribió: mami, me siento mal, me duele mucho el estómago. Esa noche nos dijeron que la dejaban internada. Le abrí la batica y le vi el estómago muy distendido".
Jimena relata que llamó a las enfermeras, la sacaron de la habitación y tras lo que ella cree fueron 10 minutos vio cómo se prendían las alarmas en el centro médico. "Me tiré al piso y ahí sentí una sensación como si tu cerebro te dijera se puede morir (...) me dijeron que Gaby había vomitado mucha sangre y que la habían reanimado, pero que no había sido exitosa la reanimación. Yo dije ¿qué quiere decir? ¿que se murió? y me dijeron, sí".
Si me voy a hace un año, fue lo peor. Mi hija se murió
Nadie, nunca, está preparado para decirle adiós a un hijo, pero la partida de Gaby fue tan repentina que solo dejó confusión. Con los días llegó una respuesta: a Gabriela se le reventó una úlcera que tenía desde pequeña, pero que nunca fue detectada. Esa era apenas la explicación científica, muy poco para llenar el corazón de una madre que sin su hija se sentía completamente vacía.
“Al otro día me levanté y me miré en el espejo y vi a la persona más horrible que había visto en mi vida. Era una mujer vieja, como marchita, arrugada, una persona que no valía nada. Se le había muerto su hija”.
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Una lección de fortaleza y de fe
Afirma que ha sentido momentos en los que siente que se va a volver loca: “Sí, lo he pensado. Me voy a volver loca. Como si fuera la primera vez, todos los días me tengo que contar: acuérdate que Gaby ahora está no está, hay días en los que me levanto y es Gaby se murió”. Sin embargo, en un año ha sido un ejemplo de fortaleza y de fe. ¿Cómo decirle a una mamá que cuando pierde a su hijo y lo que quiere es morirse, que realmente lo que tiene que hacer es vivir?
“Obvio que cuando una mamá pierde su hijo quiere morirse. Ha pasado un año y todavía hay días en los que yo me levanto y he pensado, sería más fácil morir o el pensamiento es, se acabó todo porque cuando uno conoce ese sentimiento de ser mamá, no hay un sentimiento más grande de amor, no hay nada que lo iguale”.
Aunque Jimena tiene un poderoso testimonio de esperanza, relata cómo ha hecho para no reclamarle a Dios. “Le digo entre llantos muchas veces ¿Por qué? Y entre las respuestas que recibí estaba ahora no vas a saber por qué. La otra es te amo y estoy contigo. Yo amo a Jesús, siento que lo amo, que está conmigo, el que siempre va a estar al lado mío. No se trata de religión, pero en la humanidad vivimos todo el tiempo bloqueando y vivimos incomodados con la tristeza del otro y con el dolor del otro y el único que no se incomoda con nuestro dolor de Jesús”.
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Ese día entendió que la vida es frágil, pero que el vínculo que la une con su hija es indestructible: “Soy mamá de una niña que vive en el cielo. Yo soy mamá, siempre voy a ser mamá”.
La muerte la confrontó y, como una paradoja, la llevó a vivir a plenitud
Jimena sabe que es correcto sentirse bien, que si algo le causa una alegría no está deshonrando la memoria ni ha olvidado. “El amor no muere, el amor por mi hija sigue vivo y el amor de mi hija se a mí sigue vivo y como ella me ama obviamente yo sé que ella me quiere bien. Yo sé que a ella le agrada que yo esté bien. A través de los sueños he recibido mensajes de ella (…) sigo en comunicación con ella, pero es una comunicación no convencional porque ella ya no está físicamente”.
Y es que siente que Gaby sigue hablando a través de expresiones. "Todo el tiempo estoy viendo señales (…) Siento que son señales de ella, de que está, que vive, que el cielo existe, que está bien, que yo tengo que estar bien. Estoy con mis sentidos abiertos”.
Aunque Jimena ha tenido que recoger los pedazos de su corazón roto, su testimonio tiene el poder de sanar o, por lo menos, de aliviar el dolor de otras mamás. Tiene cinco herramientas que ha podido poner en práctica durante su proceso.
“La primera es la fe, es poder saber que puedo descansar en Dios. El segundo, es llevar el dolor, pero con dignidad, el tercero es qué historia me voy a contar, desde dónde me voy a hablar; desde la víctima o desde la victoriosa. El cuarto dejar que la muerte cure y la última resignificar el dolor".
A mi dolor lo estoy poniendo en algún lado, lo pongo en un proyecto, en una misión
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Apenas es un año y la ausencia se tendrá que contar por el resto de la vida, hasta donde alcancen las fuerzas. Jimena dice que Gaby tenía un plan o un manual de instrucciones.
Y como un homenaje a su hija, grabó 'Gabriella José', una canción que plasma la vida de su hija. “Me la dieron como un regalo. Alguien muy amoroso me dijo yo sé que tú cantas y te voy a regalar que alguien te grabe una canción para tu hija”.
Y es que es consciente que el dolor no se termina, siempre va a estar acompañándola. “El dolor siempre va a estar, pero aprendes a vivir con el dolor (…) yo estoy amputada, pero voy a seguir viviendo, no estoy completa, pero estoy aprendiendo a vivir así”.
Jimena ha creado el taller ‘Reconocer’ y el siguiente encuentro será el 16 de marzo. Puede inscribirse y tener toda la información en @JIMECORTES81