Emotiva llegada de un cadete del ARC Gloria al Santuario de Fátima
Para el cadete Carlos Galvis la idea de llegar tan lejos, conocer Europa y de encontrarse en ese lugar, era algo que apenas podía concebir.
Para los jóvenes cadetes del Buque Escuela Gloria llegar a lugares a miles de kilómetros de casa era impensable, la Virgen de Fátima, uno de ellos, por ejemplo. Para el cadete Carlos Galvis, un joven de Betulia, Santander, la idea de llegar tan lejos, conocer Europa y de encontrarse frente a la virgen, era algo que apenas podía concebir.
“Es de mucho respeto y admiración. Es un lugar santo y esperar a ver nuevas experiencias”, comentó el cadete Carlos Galvis, del ARC Gloria.
El encuentro de un cadete del ARC Gloria con el santuario de Fátima
Un día de felicidad necesario de compartir con aquellos que se sienten orgullosos de él, como su mamá, una mujer que ha hecho esfuerzos para que su hijo esté en aquel lugar al que siempre quiso unirse: la Armada Nacional.
“En mi pueblo hay un barrio que se llama Fátima, y nunca creí llegar al lugar del cual es honor ese nombre. Y más, estar acá y ver realmente cómo es el espacio y sentir esa devoción es increíble”.
La profunda fe del cadete ahora lo tiene frente a la imponente presencia del santuario, donde la conexión es indescriptible.
“A medida que íbamos conociendo un poco del lugar iba a ir tomando recuerdos, unas imágenes”.
Su capacidad de asombro con cada rincón de este lugar sagrado es aún más evidente en él. Sus oraciones seguramente escuchadas desde lo alto, producto de su profundo fervor.
“Oré un poco por mi proyecto de vida, también por mi familia y todo el personal con el que estamos haciendo esta aventura. Gracias a Dios hemos estado con buenas condiciones y que de ahora en adelante todo siga saliendo bien”.
"Gracias al ARC Gloria por la oportunidad que nos brinda de conocer diferentes culturas"
Caminar por la capilla de las apariciones, la basílica de nuestra señora de Fátima, y el recinto de la oración, hacen que el cadete Galvis reflexione sobre como cada sacrificio y esfuerzo que ha hecho ha valido la pena.
“Se siente un espacio muy tranquilo, demasiada paz. Gracias también al Gloria por la oportunidad que nos brinda de conocer diferentes culturas y gastronomía”.
Al regresar al Gloria el cadete Galvis llevaba consigo más que recuerdos: una renovada esperanzas, una fe reestablecida y la certeza de que, aunque joven, está allí por su valentía y determinación”.