La historia detrás del Palacio de Justicia de Tuluá quemado por los vándalos
El edificio del Palacio de Justicia quemado por los vándalos en Tuluá era único en el municipio porque su diseño era de arquitectura griega del orden jónico.
Diego Buitrago
02:18 a. m.
La noche de este martes se podría catalogar como de terror para los habitantes del municipio de Tuluá, Valle del Cauca. Los actos vandalismo y los desmanes se tomaron las calles del 'Corazón del Valle' en el marco de una nueva jornada de protestas en Colombia.
Le puede interesar: Atacan con fuego el Palacio de Justicia de Tuluá, Valle del Cauca
La imagen del Palacio de Justicia envuelto en llamas quedó grabada en la retina, no solo de los tulueños, sino de miles, o tal vez millones, de colombianos que vieron a través de videos publicados en redes sociales cómo una de las edificaciones más tradicionales de Tuluá era blanco de los vándalos, quienes empañan cada vez más la protesta pacífica en el país.
Vea además: Vándalos impidieron el paso de los Bomberos para apagar el fuego en Palacio de Justicia de Tuluá
Palacio de Tuluá era patrimonio cultural e histórico del municipio
Para Omar Franco Duque, reconocido historiador y escritor de la región, lo que sucedió es doloroso, pues la manzana que quemaron los delincuentes no era simplemente el despacho judicial de Tuluá, también hacia parte del patrimonio cultural e histórico del municipio. Ese edificio fue inaugurado en 1928, luego de 10 largos años de construcción.
"Nos duele en estos momentos lo que ha sucedido. En ese sitio hizo sus estudios gentes como Libardo Lozano Guerrero, Carlos Holmes Trujillo, Alberto Galeano Ramírez, Cornelio Reyes. Todos le dieron lustre a Colombia, al Valle y a Tuluá", aseguró Franco a NoticiasRCN.com
Más información Paro Nacional: Miles de personas participaron en la marcha del silencio
Claustro educativo de miles de tulueños
Y es que antes de convertirse en el Palacio de Justicia, esta edificación, con arquitectura griega del orden jónico, fue el claustro educativo de miles de tulueños y por el que aún muchos guardan un especial cariño.
Vea también: Cuerpo de bebé que habría muerto en parto está desaparecido en Tuluá
- "Fue la sede del Gimnasio del Pacífico, que fue un claustro que predicó humanismo para todo Colombia con gentes que llegaron a altos cargos públicos del país", recalcó Franco Duque con voz entrecortada.
- "El colegio hizo parte de una serie de claustros llamados 'colegios modelos' que fueron construidos con dineros provenientes de la venta del Canal de Panamá. Las instituciones de este tipo se construyeron en Tuluá, Cali, Palmira, Buga y Cartago", dijo el reconocido historiador vallecaucano.
Lea además: Soldado habría descuartizado al perro de su mamá en Tuluá
- El viejo claustro del Gimnasio del Pacífico estuvo hasta el año 1965 que se inauguró la nueva sede y después, tras una remodelación, pasó a ser la sede de los juzgados de Tuluá.
Tal vez muchos de los que hoy están protestando en las calles, en especial quienes tomaron la determinación de prenderle fuego a este edificio, no magnifiquen la importancia que tiene esta construcción para los tulueños de antaño, pero como muestra del amor a su municipio, Omar Franco Duque compartió un fragmento dedicado al claustro en el libro 'Tuluá, visión personal' del poeta Óscar Londoño Pineda.
Dan ganas de llorar
Lea también: Alerta por peajes ilegales que operan en la vía Panamericana en medio de los bloqueos
"Este claustro, así, simétrico, majestuoso, espaciado, múltiple, aireado da la sensación de un templo griego. Todo aquí es espíritu, viveza, sabiduría. Todo aquí es sagrado. Este claustro abruma por su clara presencia de bondad de quienes allí dejaron palabra de oro para la formación de la juventud. El claustro es una fábrica de sueños posibles para quienes un día, palpitantes en la memoria, llegamos aquí poseídos desde el gozo sombro. Volver ahora la mirada sobre él, al fondo de la despedida, esa línea sobre una etapa iluminada. Las líneas severas del claustro seguirán dándole el límite a una de las más adoctrinantes experiencias humanas", leyó Franco Duque quien al terminar su relato dijo: dan ganas de llorar.