“El presidente sabe que yo le reportaba estas cosas. Él conoció las presiones”: Luis Carlos Reyes, exdirector de la Dian
El exministro de Comercio habló con Noticias RCN sobre su salida del Gobierno y las denuncias sobre presiones de altos funcionarios para obtener puestos en la Dian.
El exdirector de la Dian y exministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Carlos Reyes, es el personaje indiscutible del momento. El exfuncionario se presentó esta semana ante los estrados de la Corte Suprema de Justicia para declarar en el caso de las supuestas presiones ejercidas por altos cargos del Gobierno Nacional para obtener puestos específicos al interior de la Dirección de Aduanas.
¿A quiénes señaló? ¿Qué tan lejos llegarán sus denuncias? ¿Por qué habló hasta ahora?
En entrevista con Noticias RCN, Reyes habló sobre las declaraciones que ha entregado frente a la presunta presión de ciertos funcionarios para entregar puestos cuando era director de la Dian, su salida de esta entidad, el papel de Laura Sarabia en todo el caso y su relación con el presidente Gustavo Petro.
Además, no se guardó nada sobre lo que piensa de Armando Benedetti, Roy Barreras y las personas más cercanas al primer mandatario.
José Manuel Acevedo: ¿A tanta gente tenía que aventar en la Corte Suprema de Justicia que se demoró tanto?
Luis Carlos Reyes: Esa gente se había aventado desde el año pasado, cuando le entregué a la fiscal general de la Nación el documento que se conoció recientemente. Lo que pasa es que hasta ahora lo está conociendo el público.
J. M. A.: ¿Qué tanta información llevó a la Corte Suprema de Justicia en las últimas horas?
L. C. R.: Como inicialmente le había entregado el documento a la fiscal general, la Corte no tenía copia de él; me pidieron una copia. Además, contextualizar esa lista, entenderla, porque era una manera de tener un mapa de que favores se necesitaban desde el Congreso. Algunos favores son bastante inocuos. Otros suscitan más preguntas que por eso me pareció clave poner en conocimiento de las autoridades, como: nómbreme al director de Aduanas de Cartagena, de Buenaventura, de Barranquilla. Entonces ha sido un proceso largo de contextualizar eso a la Corte Suprema, porque las personas cuyos nombres están ahí merecen que se haga claridad, la justicia y los colombianos también merecen que sepamos como se maneja la relación entre el sistema político, el comercio exterior y los aspectos ilegales.
J. M. A.: De todos los nombres de los que se habló en la Corte Suprema de Justicia, ¿cuál les tomó más tiempo?
L. C. R.: Aquellos que hacían las recomendaciones sobre las aduanas de Buenaventura, Barranquilla, Cartagena. Aquellos sobre los que había más “elementos materiales probatorios”, cosas que uno puede sabes, haber escuchado, pero no tener un soporte.
J. M. A.: ¿En quienes se centraron?
L. C. R.: Se habló mucho del caso de Benedetti. Pero hay un tema y es que, como los congresistas tiene un fuero especial, el énfasis es en los aforados. Armando Benedetti siendo senador tuvo un fuero, siendo hoy ministro tiene uno distinto. Adelina Cobo no ha sido aforada.
Entonces hay una discusión muy larga sobre si en este escenario la Corte Suprema aplica o no. Porque si no es un tema que le compete a la Corte, debe ir a la Fiscalía.
J. M. A.: La fiscal general dice que “recomendar no es un delito”, ¿para usted hay algo más que recomendaciones en este caso?
L. C. R.: Sí, cuando la recomendación va acompañada de presiones o de la oferta de prebendas para lograr que tenga un resultado, en ese caso sí nos acercamos al escenario de un potencial delito.
J. M. A.: ¿Y hubo casos que se encasillan en esa descripción que hace?
L. C. R.: Hubo casos en los que hubo una presión muy fuerte. El caso que se ha mencionado bastante del embajador Roy Barreras fue uno en el que hubo una serie de presiones bastante fuertes. Será la justicia la que determine si esa recomendación más esas presiones constituyen algún delito.
J. M. A.: ¿En lo de Benedetti usted también cree que hubo algo más que una recomendación?
L. C. R.: Esa persona es muy influyente, tanto que pone al funcionario en una situación muy difícil de manejar. Yo no soy abogado, pero creo que es algo que la Corte podría considerar.
J. M. A.: ¿En qué momento uno decide que va a empezar a hablar de todo como usted lo está haciendo?
L. C. R.: Quiero dejar claro que en este Gobierno se inició desde la Dian una lucha sin precedentes contra el contrabando, en términos del mejoramiento de la gestión, previno por lo menos el nombramiento de personas relacionadas con Diego Marín en aduanas clave, y más allá de personas concretas, empezamos a transformar una serie de procesos que generaban riesgos de infiltración de contrabando en la entidad. Fue muy frustrante ver que, desafortunadamente, se intentó socavar esos procesos.
J. M. A.: ¿No le da la impresión de que se quedó solo, que el presidente y la gente lo dejaron solo?
L. C. R.: Sí me parece un poco decepcionante. El presidente sabe que yo le reportaba, todas estas cosas de las que estamos hablando él las iba sabiendo en tiempo real. Conoció las presiones de primera mano, prácticamente apenas sucedían.
Esa suspicacia es injusta e innecesaria, pero no me lo tomo muy personal. Creo que el presidente está rodeado de una serie de personas, muchas de las cuales yo he mencionado, que lanzan acusaciones en todas partes y que crean un ambiente en el cual él tiene razones para sentir que no sabe en quien confiar.
Creo que en ese sentido no hay una decepción. Yo sabía en lo que me estaba metiendo.
J. M. A.: Sobre Laura Sarabia y el trino que puso refiriéndose a este caso. ¿Usted la está señalando porque quiere zafarse de sus propios enredos?
L. C. R.: Ciertamente yo no necesito a Laura para tener clics. Como lo he relatado ella tuvo un papel bastante activo en mi salida. Laura me pidió la renuncia a nombre del presidente, sin que él la hubiera pedido.
Simultáneamente, lo que me han explicado quienes estuvieron en esa situación, le estaba vendiendo al presidente la idea de que yo había aceptado o quizá pedido irme a Washington a renegociar la deuda del país desde el FMI.
J. M. A.: ¿Y eso no era verdad? ¿Usted quería seguir en el Ministerio?
L. C. R.: Yo viví en Washington, mi sueño es estar en Colombia. Más o menos a los 38 días, sí se me nombró ministro de Comercio, que no era lo que Laura había dicho inicialmente. A mí me queda la pregunta de ¿cómo pasamos de Laura tratando de mandarme al exilio, a nombrarme ministro de Comercio? Una cartera en la cual yo tenía muchas ideas y que lo logramos y fue una gran razón para mantenerme en el Gobierno.
J. M. A.: ¿Qué ganaba ella con sacarlo a usted?
L. C. R.: Habría que preguntarle a ella. Pero quiénes ganaban con que yo saliera. Los contrabandistas a quienes se les estaba haciendo dura la tarea con los procesos que implementamos en la Dian; con el nuevo estatuto aduanero, con el nuevo régimen de carrera, el fin del clientelismo en el nombramiento de directores de aduanas.
J. M. A.: ¿Hay altos funcionarios del Gobierno haciéndole el favor a esos contrabandistas?
L. C. R.: Es una hipótesis que creo que vale la pena que la justicia explore.
J. M. A.: ¿Qué piensa usted con el exministro de Hacienda, Ricardo Bonilla?
L. C. R.: Bonilla trabajaba muy de llave con Laura y él también tenía el propósito muy arraigado de sacarme de la Dian. Si uno rebobina el caset, va a ver que en su momento se decía que Bonilla y yo estábamos peleados. Yo no peleo con colegas.
Pero lo que veo es que está alineado con una serie de procesos que querían poner fin a esos procesos de lucha contra el contrabando que implementamos. Puede que alguien más haya usado esa animadversión que él tenía para fines más oscuros.
J. M. A.: ¿Usted cree que Bonilla dejó meter la politiquería al Ministerio de Hacienda?
L. C. R.: Creo que ya estaba metida hace rato. La tarea de un Gobierno que buscaba la transformación era poner fin a eso y Bonilla no lo hizo.
J. M. A.: ¿Por qué se indignan hasta ahora después de haber hecho campaña con Benedetti, Roy y los demás?
L. C. R.: Yo creo que uno tiene que hacer eso de cuidar su metro cuadrado. Cuando su metro cuadrado se amplía a entidades como la Dian y el Ministerio de Comercio, usted trabaja desde adentro para lograr cambios positivos.
Si usted ve irregularidades, las denuncia o no. Yo las denuncié desde el inicio.
J. M. A.: ¿Si a usted no le gusta el tipo de política que hacen personajes como Benedetti o Roy Barreras, qué hacía en un Gobierno que los tenía detrás desde el minuto cero?
L. C. R.: Como yo lo veía era: tenemos en manos de personas que buscan actuar con transparencia entidades clave para limpiar las finanzas del Estado. Y esas personas que uno preferiría no tenerlas al lado en un movimiento político, están una posición periférica.
Entonces vamos a empezar a actuar bien para que progresivamente vayan saliendo a la luz cosas y lo que pasa ahora es que, desafortunadamente, veo que esas personas tienen más y no menos influencia que al principio.
Y ahí es donde después de haber acudido a todos los canales regulares, empezando por el presidente y la fiscal general de la Nación, cuando empiezan a hacerse públicas estas cosas creo que es momento de hablar.
J. M. A.: ¿Qué le decía el presidente de todas estas presiones?
L. C. R.: Él me respaldó completamente y después decidió que yo saliera de la Dian.
J. M. A.: Para muchos la sensación que queda es que los dejó a todos solos y se quedó con Armando Benedetti…
L. C. R.: Yo creo que esa es la sensación de muchos y es preocupante para aquellos que pensamos que esto es más que una persona, que es un proyecto de transformación social en Colombia independientemente de sus líderes.
J. M. A.: ¿Va a votar la consulta popular que convocó el presidente Gustavo Petro?
L. C. R.: Es un estudio muy juicioso que toca a hacer y depende de las versiones de las reformas que se propongan en la consulta.
J. M. A.: ¿Ningún temor de que su nombre salga vinculado en todas estas investigaciones relacionadas con ´Papá Pitufo’ ahora que venga al país?
L. C. R.: No ninguna. Dese el principio dije que a mi oficina llegaron personas que hoy se presume su vinculación con ‘Papá Pitufo’, que vinieron a hablar conmigo de la mano de personas de confianza como el hermano del presidente, un señor William Castellanos que me parece bien interesante indagar más a fondo sobre él; y en esos momentos yo no sabía que tenían esos nexos, pero si hubiera sabido, los habría recibido.
Entender y escuchar a todo el mundo, incluyendo a esos que vienen a decirle cosas con motivos ulteriores es clave para empezar a determinar un fenómeno.
J. M. A.: ¿Qué le diría hoy a Armando Benedetti?
L. C. R.: Creo que nada de lo que yo le dijera lo podría cambiar.
J. M. A.: ¿Si el presidente Gustavo Petro lo llama, qué le diría a él?
L. C. R.: Le diría que entiendo la profunda desconfianza que él siente de todos los que lo rodean. Que espero que tome decisiones correctas, quizá mejores, en cuanto a quienes el debe permitir que conformen su círculo cercano, porque es la única manera en que va a lograr esos fines sociales y responderle a ese movimiento, que es su verdadera pasión en la vida.
Palabras más, palabras menos, que está mal rodeado, creo que él lo sabe, y que nada vale seguir estándolo.
Que incluso si lo vemos unas por otras, nos tragamos ese sapo para lograr estos fines para el pueblo… eso no funciona así. Tragarse ese sapo implica socavar las mismas soluciones que le pueblo necesita.