El papa Francisco eligió a Pelé por encima de Messi y Maradona y su explicación fue viral
El papa Francisco fue consultado por el mejor jugador de la historia del fútbol y sin problema respondió.

Noticias RCN
03:45 p. m.
A lo largo de su pontificado, el papa Francisco dejó innumerables gestos que lo acercaron al pueblo, pero también varias frases que no pasaron desapercibidas. Una de las más recordadas, y que volvió a circular con fuerza tras su fallecimiento, fue su contundente respuesta cuando un periodista le preguntó: “¿Entre Messi y Maradona, a quién prefiere?”. La contestación del máximo referente de la Iglesia Católica descolocó a muchos: “Yo agregaría a un tercero: Pelé”.
Con esa frase, el papa argentino no solo evitó elegir entre dos ídolos nacionales, sino que además rompió con una tradición casi sagrada en Argentina: poner a sus íconos futbolísticos por encima de todo. Sin embargo, para Francisco, el mejor jugador que él vio en una cancha fue brasileño. “De estos tres, el más grande fue Pelé”, dijo sin rodeos.
Una mirada más allá del césped
La explicación del Papa fue más allá de lo deportivo. Al hablar de Diego Maradona, no solo destacó su talento como jugador, sino que también lamentó su vida fuera de las canchas: “Como jugador, un grande. Pero como hombre fracasó. El pobre hombre resbaló con los que lo alababan y no lo ayudaban”. Su análisis, sincero y sin maquillaje, reflejó su costumbre de hablar con franqueza, aun cuando sus palabras pudieran incomodar.
Sobre Lionel Messi, Francisco fue elogioso: “Es correctísimo, es un señor”. Pero ni el récord de Balones de Oro ni su figura global modificaron su apreciación: Pelé, para él, fue incomparable.
Fútbol, fe y humanidad
La respuesta del papa Francisco resonó con fuerza en todo el mundo, no solo por el contenido, sino por lo que representaba: una figura mundial, hincha apasionado de San Lorenzo y argentino de alma, eligiendo al eterno 10 de Brasil como el mejor que vio jugar. Fue un gesto de honestidad y, en cierto modo, de humildad, valores que lo definieron durante toda su vida.
El recuerdo de aquella frase revive hoy como una muestra más de que Francisco hablaba desde la experiencia, pero también desde el corazón. Así, entre la pelota y la fe, dejó otra huella imborrable en la historia.