Manuela Vanegas: no abandonar la pelota, sí romper con los prejuicios
En la serie documental “Raíces de Nuestras Campeonas”, la historia de sus comienzos en el fútbol.
Sebastián Arenas
11:36 a. m.
Es una habitación de aproximadamente tres metros de largo por dos de ancho, en un primer piso, en Copacabana (Antioquia). En ella, múltiples medallas de los torneos que ha disputado Manuela Vanegas desde que recuerda. Además, fotos con trofeos, con la camiseta de la Selección Colombia y de su familia. Obviamente, pelotas por doquier. Todos sus amores, allí, en ese cuarto al que se llega tras recorrer un pasillo que comienza con una sala y una cocina donde Patricia Cataño, su mamá, comparte café.
“A Manuela nunca le gustaron las muñecas, solo jugaba fútbol en la calle con sus amiguitos”, le dice a Noticias RCN Digital en la serie documental Raíces de Nuestras Campeonas.
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Desde su casa, bajaba por una calle empinada para llegar hasta la cancha donde ahora funciona su escuela de fútbol. Allí, con la guía de su hermano Frank y de su padre Héctor Vanegas, mandó a volar los prejuicios machistas. Gambeteó a niños y demostró que era la mejor del municipio. Recibió la ayuda de Herminia Eusee en el Club Cefuco y llegó a Formas Íntimas, el equipo más importante en la formación de futbolistas mujeres en la historia colombiana.
“Soy arquera”, decía, entre dientes, Manuela Vanegas. Fue algo tímida con Luz Estela Zapata, entrenadora de Formas Íntimas. Pero luego pasó a la defensa y en sus excursiones al ataque anotaba goles. Y no dejó de conseguir las medallas que sigue acumulando en su habitación. Entre ellas, la de oro de los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
En el Mundial de Australia y Nueva Zelanda quería colgarse una más con su amada camiseta de la Selección Colombia. Y aunque Inglaterra volvió a ser equipo verdugo del combinado nacional, Vanegas quedó eternamente en la historia del balompié nacional por el golazo agónico que le anotó a Alemania y que hizo recordar el de Freddy Rincón en Italia 90.
Tendrá nuevas oportunidades en mundiales. Continuará defendiendo con sabiduría y yendo al ataque con valentía, mientras desde Copacabana las niñas que ayuda a formar en su escuela le siguen enviando mensajes de aliento para que su carrera sea más grande aún. En Real Sociedad, de España, es reconocida. En Colombia, querida y admirada.
En el planeta fútbol ya dio a conocer el talento que continúa combinando con disciplina. Ese que nació en un pueblo antioqueño en el que ella es feliz tomando café en la sala donde las mejillas de Patricia Cataño se humedecen con lágrimas de orgullo.