Los 'secretos' del inicio prometedor de la Colombia de Néstor Lorenzo
La 'tricolor' se quedó con los primeros tres puntos en la eliminatoria sudamericana rumbo al Mundial 2026.
Santiago Clavijo
12:43 p. m.
Sencillo. Un 1-0 sin muchas complicaciones para la Selección Colombia que tomó más precauciones de lo debido contra una limitada Venezuela en el inicio de la eliminatoria rumbo al Mundial 2026. Y se acabó la discusión del mal llamado 'clásico' entre ambas selecciones. Sencillo.
De menos a más, así se puede calificar el comentario global del debut de la 'tricolor'. Esa ha sido la constante a lo largo del proceso de Néstor Lorenzo. Primeros tiempos en los que no muestra mucho e incluso se va perdiendo, pero recompone en el segundo para darle la vuelta a la historia.
En la eliminatoria no fue la excepción. Colombia realizó una primera parte penosa, vergonzosa para todo hincha que viajó miles de kilómetros hacia Barranquilla con la ilusión de ver un buen juego en el Metropolitano. Pero gracias a la buena lectura del DT, pudo corregir y en el segundo tiempo el equipo jugó a otra cosa. A lo que verdaderamente sabe.
Además: ¿A James Rodríguez le enoja ser suplente en Selección Colombia? Esto dijo
Primer tiempo aburridor
En la cancha se vio el mismo dibujo que puso en el tablero. Un claro 1-4-3-3 con un medio campo de un pivote (Jefferson Lerma) y dos volantes mixtos (Jhon Arias y Matheus Uribe). Quizás, la clave del somnoliento primer tiempo fue la instrucción posicional exagerada con los jugadores anclados a sus puestos y esperando que los balones les llegara. No había quién pidiera el balón y se hiciera cargo de manejar los hilos del juego. Toma y dame, toco y voy. Nada de sazón 'sudaca'.
El silencio pasivo del 'Metro' puso a pensar a Néstor Lorenzo para mover su tablero de ajedrez y acomodar las fichas en su lugar. Para el segundo tiempo sacó a Cuadrado y metió a Jorge Carrascal, su predilecto, y la cosa se arregló. En menos de un minuto, 'Carrasca' metió un fino pase a Jhon Arias en la primera que tocó para que el posterior gol de Rafael Santos Borré que despertó a toda Colombia.
Carrascal, la piedra angular del proceso Lorenzo
La entrada de Carrascal liberó al equipo, sobre todo a Arias, y fue el que se encargó de bajar a pedir el balón e irlo moviendo de un lado para otro, pero siempre para adelante. Por eso es que a partir de ahí Colombia tuvo 10 remates, tres de ellos al arco, mientras que en la primera parte fueron solo tres y uno al arco.
Lea acá: Néstor Lorenzo sigue invicto: estos son los números con la Selección Colombia
Otra modificación que ayudó mucho al resultado fue el ingreso de James Rodríguez por Arias. No se movió el marcador, pero era un momento peligroso en el partido en el que el equipo no podía desbocarse en ataque y buscar equilibrio para mantener el resultado. Lejos de las inservibles fórmulas de meter más defensores para evitar ataques contrarios, con este cambio, Lorenzo buscaba bajarle al ritmo a la intensidad de Colombia con la posesión y buen manejo de balón a través del '10' y así controlar el juego. Chapó.
Equipo suelto
Tácticamente, el equipo también cambió en el segundo tiempo. Ya la función no fue posicional y ver correr el balón de un lado para otro, sino se vieron a los jugadores moviéndose buscando la pelota y cambiando de posiciones para abrir espacios en la telaraña defensiva que planteó Venezuela. El que tiene esa idea en su ADN es Santos Borré y su gol fue muestra de eso.
En el centro de Arias apareció no anclado como '9' de área clásico, sino que se metió en el hueco entre el lateral y el central, en donde más fácil se le hace a un delantero atacar los envíos aéreos y a allí se movió para martillar con su cabeza el balón y sellar el triunfo de Colombia.
Todos juegan
Los futbolistas son los que juegan, pero en esta Selección Colombia hay mucho mérito de Néstor Lorenzo y de todo su cuerpo técnico. Por eso que ilusiona tanto este proceso, porque conoce y se adapta a los jugadores y plantean un juego conforme a esas características. Los referentes tienen su peso, pero no son 'vacas sagradas', y el ambiente dentro del camerino se creó como para que no existieran egos y cada uno entendiera que lo que importa es el equipo y que para ganarse un lugar, hay que demostrarlo.