Reforma sobre impuesto al consumo o al IVA: ¿cuál es su impacto para los colombianos?

Existen dos impuestos grandes que se cobran por la compra y venta de bienes y servicios en Colombia. El impuesto al consumo y el impuesto al valor agregado (IVA).Ambos indirectos, ya que no se aplican sobre los ingresos.

El de consumo a las ventas del 8 % surgió en Colombia como un mecanismo de control a la evasión de IVA para ciertos bienes y servicios. Se aplica al expendio de bebidas y comidas preparadas en lugares como restaurantes, cafeterías, autoservicios, heladerías, fruterías, pastelerías, panaderías, bares y discotecas, además de servicios de alimentación bajo contrato.

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El tributo al consumo es de los que más ha afectado, además, a los comerciantes, gravemente afectado por las medidas restrictivas ocasionadas por la pandemia.

¿Cuáles son sus principales diferenciales con el IVA?

1. Es una carga tributaria sobre el consumidor final, lo que significa que las fases intermedias de la producción no calificarían dentro de este tipo de impuesto.
2. No genera impuestos descontables, ni sobre el mismo impuesto ni sobre el IVA. En otras palabras, quien vende este tipo de servicios no tiene derecho a ningún descontable cuando pague a sus proveedores el IVA correspondiente. Lo que, para los empresarios, representa una disminución en sus utilidades.

Sin embargo, aunque una de las propuestas preliminares más sonadas dentro de la reforma tributaria es la homogeneización del IVA del 19 %, ampliando su imposición a productos de la canasta familiar. No se ha tocado aún, la inclusión del impuesto al consumo en otros bienes y servicios. Lo cual, sería un deterioro como ya se dijo en las utilidades de los empresarios y un encarecimiento de los productos para el consumidor final.

Se calcula que la eliminación de las exclusiones del IVA a productos no gravados es de 61,3 billones de pesos, además de los productos gravados al 0 % que se avalúan en 8,3 billones de impacto en el recaudo, según cifras de la Dian.

Estas exenciones del IVA tienen como propósito facilitar la compra de productos que resultan de interés, en cuanto al acceso a la población más vulnerable.

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Por lo que, remover esas exenciones o ampliar los bienes y servicios gravados por el impuesto al consumo, aumentaría el nivel de recaudo en el país, en detrimento de la equidad. Puesto que, se vería afectado en gran medida, el poder adquisitivo de los hogares de menores recursos.

También asevera la brecha social que viene agudizándose por las consecuencias económicas del 2020. Tales como la pérdida de empleo y los mayores niveles de pobreza en un panorama de informalidad por encima del 49 %, en el país, según cifras del Dane con corte de diciembre del 2020.

En el último informe del Banco Mundial sobre el 2020, la recesión causada por el coronavirus fue de 6,9 % para América Latina.

En términos de desigualdad, el índice de Gini, uno de los métodos más utilizados para calcular la brecha social porque mide la concentración de ingresos en la población.

Tiene un rango entre 0 y 100 donde 0 corresponde al escenario ideal de perfecta igualdad, en la que todos los individuos poseen el mismo ingreso y 100 el peor escenario de perfecta desigualdad, donde una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno.

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La Cepal reportó que el índice de Gini, para Colombia ronda el 50%, lo que se traduce en altos niveles de acumulación de la riqueza en el país.

De la polémica, se vienen despertando distintas posiciones de tiempo atrás al respecto de los posibles ajustes y necesidades en términos fiscales. En la presentación del balance 2020, Carlos Mario Giraldo Moreno, presidente del Grupo Éxito, dijo: “Creo que se debe extender la base de los que tributamos. Las empresas y personas naturales que tributan no son muchas. Hay mucha evasión. Esta tiene que ser una prioridad. No es a través de mayores impuestos para las mismas empresas y personas o gravando los alimentos de los colombianos que se va a solucionar la situación fiscal de Colombia”.

Carla Arenas - NoticiasRCN.com