Historia de fe y esperanza entre los escombros de un templo en Providencia
Un niño acampa al interior de las ruinas de la iglesia de Providencia, y desde allí sueña con dar de comer al hambriento y techo al desprotegido, tras un huracán que no logró quebrantar su fe, ni al crucifijo del templo.
Noticias RCN
03:52 p. m.
En medio de las historias de destrozos dejados por el huracán Iotaen el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, también sobresalen los testimonios de esperanza, como el del párroco de la iglesia católica Nuestra Señora de los Dolores; el padre Benito Puffington, quien aprovechó el contexto para hacer un llamado a los fieles para fortalecer su fe y para pedir a Dios la esperanza para seguir adelante.
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En el lugar, que quedó en ruinas, llama la atención que de las pocas cosas que quedaron en pie, esté la del crucifijo que, erigido en medio de los escombros, permanece vigilante de la isla, e incluso, pese a los fuertes vientos, aún está coronado por la enredadera de espinas.
Abajo, entre los restos de las bancas, y en medio de los escombros, también hay otro símbolo de esperanza: un niño.
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El pequeño que, alejado de su familia, tomó el templo como refugio, y acampando al interior de lo que queda de la edificación, sueña con ser un superhéroe para reconstruir la isla y ayudar a quienes lo necesitan.
“Darles comida, darles hogar”, señala como pasos de su estrategia Joe Cardona, el infante que confiesa estar incomunicado con su familia en Medellín, y quien aprovechó las cámaras de Noticias RCN para mandar un saludo a ellos.
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El niño que juega, en medio de la tragedia a ser héroe, con capa y máscara para ocultar su identidad, decidió también dar su rostro, para pedir a sus parientes no preocuparse porque él, con fe, y al interior de los restos de una iglesia, en una isla paradisiaca que terminó convertida en escenario apocalíptico, guarda la esperanza de volver a verlos pronto.
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