Pareja de venezolanos lleva un mes caminando a la espera de ver a su hijo
Kimberly Godoy y José Luis Pérez han caminado durante más de 30 días con la esperanza de ver a su hijo a pesar de los obstáculos.
Noticias RCN
11:20 a. m.
La noche es lo más duro para los migrantes venezolanos, quienes deben acampar cuando se oculta el sol. “Una parada que hicimos para poder descansar. Llevamos caminando un mes y varios días, desde el 26 de agosto”, cuenta Kimberly Godoy.
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La mujer de Barquisimeto, Venezuela, camina con su esposo y unos amigos con quienes había llegado hace meses a Colombia, ahora ella se regresa a su país.
“Estamos cansados. La gente a veces nos grita, algunas nos ayudan. Hemos pasado de todo”, relató.
Por su parte, José Luis Pérez dijo que, “vamos con las tablas en la cabeza, derrotados prácticamente, pero con muchas esperanzas de vivir y seguir adelante”, expresa con la voz entrecortada.
Quieren llegar lo más pronto posible pues dejaron a su hijo de un año de edad. “Hace diez días que esperaba todas sus cositas que ahí le llevamos”.
Duermen a la intemperie en cambuches improvisados. También los acecha el virus de covid-19, al que desafían a cada paso, pues andan sin tapabocas y sin ningún elemento de protección.
“Por el virus no nos da miedo. Seguimos y en nombre de Dios conseguimos agua y por allí los dan”, manifestó Kimberly.
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“A oscuras” es su realidad por el momento, teniendo como únicas acompañantes nocturnas a las tractomulas que transitan por la carretera.
Caminantes venezolanos: viajan con riesgo en vehículos de carga
Miles de migrantes cruzan las vías colombianas en busca de un mejor futuro, huyendo del hambre en sus ciudades. Sus viajes a pie son aliviados cuando consiguen trasladarse en camiones.
En su aventura encuentran conductores solidarios, pero algunos prefieren no llevarlos para evitar posibles accidentes.
Ver camiones llenos de ciudadanos venezolanos es una imagen común para los habitantes que viven cerca de las carreteras de Colombia. Los migrantes aseguran que sus días de caminatas son aliviados cuando se suben a las tractomulas.
“Es que muchas personas creen que uno se monta en las mulas, los carros porque uno quiere. Uno no arriesga a sus hijos porque uno quiere, lamentablemente se arriesga por necesidad”, asegura una de las caminantes.
Dicen que nadie en su país, y menos sus familiares, saben que viven esta travesía buscando tierra de libertad arriesgándolo todo, incluso, hasta sus vidas.