Jorge III
Jorge III llegará a la gobernación con un poder recargado, con derecho a veto sobre las decisiones de la Región Metropolitana.
06:00 a. m.
Los hermosos cerros orientales de Bogotá, y el desproporcionado centralismo que ha imperado en nuestro sistema político, ocultan para muchos una realidad que se vive del otro lado: un politiquero de siete suelas ostenta un poder cada vez más incontrolable y le está dando forma a un vasto reino que suma cada vez más cortesanos, no sólo en la política tradicional, sino ahora también entre los autoproclamados “alternativos”.
Jorge Emilio Rey será nuevamente gobernador de Cundinamarca, con esto completará doce años en el poder. Todo el mundo sabe que el actual gobernador, Nicolás García, es un súbdito dispuesto por el Rey de Cundinamarca para mantenerle caliente el trono. A menos que prospere la nulidad de la inscripción, interpuesta por el diputado Wilson Flórez, Rey ganará las elecciones del 29 de octubre. Eso tendrá implicaciones enormes en Bogotá.
Durante décadas, la politiquería de Cundinamarca y los alcaldes presidenciables de Bogotá pospusieron la creación del área metropolitana. Más allá de la discusión política e ideológica sobre cómo gobernar el territorio, la realidad fáctica es que la ciudad se está convirtiendo en una megalópolis que incluye dentro de sus dinámicas a los municipios aledaños y por lo tanto requiere de una asociatividad.
Soacha está conurbada hace tiempo, la suburbanización de Chía y la Calera es irreversible; Funza, Mosquera, Cajicá y Zipaquirá se parecen cada vez más a las muy mal planeadas localidades de Bogotá y esto es consecuencia de una deficiente planificación, mediada como casi todo en Colombia por la corrupción. Las acusaciones de volteo de tierras contra Rey y sus aliados han sido siempre muy serias, pero a pesar de las investigaciones que han terminado incluso en condenas a sus vasallos, el poder político de Rey sigue en ascenso.
Además esta campaña es diferente a las anteriores, aunque parezca extraño, el gobernador de Cundinamarca, por quien no se vota en Bogotá, hoy tiene poder sobre la capital. En 2020, en medio de la pandemia, mientras todos estábamos encerrados lavando las verduras, la avezada legisladora Juanita Goebertus promovía una modificación a la Constitución vía zoom para crear la Región Metropolitana, un verdadero esperpento.
El acto legislativo y la posterior ley orgánica crearon una institucionalidad cerrada, opaca y carente de toda participación, un esquema diseñado con precisión quirúrgica para pisotear la autonomía de los municipios, esquivar el control político y dar superpoderes a dos mandatarios sobre toda la región, el alcalde de Bogotá y el gobernador de Cundinamarca se reparten el poder sobre territorios en los que no obtuvieron un solo voto.
De momento no parece probable que se logre corregir el absurdo contenido en el nuevo artículo 325 de la Constitución, tampoco se ve cercano un acto legislativo para que Bogotá también participe en la elección del Gobernador, por ahora quienes sean elegidos tendrán que trabajar con el andamiaje institucional existente, por eso los bogotanos debemos prestar especial atención a la elección del próximo gobernador y los cundinamarqueses a la elección del próximo alcalde mayor de Bogotá.
Rey no dista mucho de Amaya o de los Char, son políticos llenos de polémicas que jamás se concretan en inhabilidades o condenas, pero básicamente nadan en piscinas de corrupción sin que se les moje una pestaña. Rey está construyendo un poder desmedido, hoy cuenta con el apoyo casi absoluto de la politiquería del departamento pero además puede presumir una sólida alianza con Claudia López, la repartija de poder de la Región Metropolitana los convirtió en nuevos mejores amigos, al punto de tener hoy a los impolutos alfiles de Claudia López encaramados en las tarimas de Cundinamarca invitando a votar por un verdadero impresentable.
Jorge III llegará a la gobernación con un poder recargado, con derecho a veto sobre las decisiones de la Región Metropolitana, con las mayorías en el Consejo Regional y además con la cara lavada por las promotoras de la consulta anticorrupción. A este monarca ya sólo le falta un castillo, quizás termine mudandose al castillo Marroquín que está justo en la entrada de sus dominios.