De héroes a divos: el Olimpo de La 'Sele'
Amamos el comité de aplausos y la marea de "likes", pero cuando llega la derrota preferimos el desprecio hacia quien nos cuestiona.
04:27 p. m.
En la mitología griega, los dioses del Olimpo se deleitaban con los halagos de los mortales, disfrutando de sacrificios y ofrendas que alimentaban su vanidad. Pero bastaba con que alguien cuestionara su divinidad para que el rayo de Zeus cayera implacable. Algo similar ocurre con ciertos jugadores de nuestra querida selección Colombia: aman los aplausos como los dioses amaban el incienso, pero rechazan las críticas como si fueran ofensas de simples mortales.
El último episodio de esta tragicomedia lo protagonizó Jhon Jader Durán, quien parece haber tomado de Zlatan Ibrahimovic no solo su talento, sino también su ego desbordado. Con un par de goles en la Premier League, el joven que salió de Envigado con la humildad por bandera ahora se pasea con actitud de rock star. Después de la derrota contra Ecuador, respondió con prepotencia a una pregunta perfectamente válida de un periodista. ¿Qué pasó con ese chico que luchó por cada balón en la MLS antes de dar el salto a Europa? ¿Se habrá perdido su humildad en una escala aérea?
No es el único caso. Richard Ríos, quien alguna vez fue el "Maluma" de la selección por su estilo y carisma, ahora parece haber tomado un curso avanzado en desdén. Su error en el gol que nos costó el partido contra Ecuador fue evidente, pero cuando un periodista intentó abordarlo, su reacción fue altanera. ¿Acaso cree que las preguntas incisivas vienen con el contrato de estrella del fútbol internacional?
Y no nos olvidemos del entrenador Néstor Lorenzo, quien en la rueda de prensa del lunes nos regaló un momento de sarcasmo al responderle a un periodista de Blu Radio: "Aprovechá tu pregunta", mientras reía de manera incómoda. Es curioso cómo el humor aparece como escudo cuando la crítica toca nervios sensibles.
Esto no es una defensa a ultranza de los periodistas deportivos, que en ocasiones también pecan de ególatras. Pero en estos casos, las preguntas fueron respetuosas y pertinentes, solo que no tenían la envoltura dorada que los jugadores y el cuerpo técnico parecen exigir.
Claramente, todo esto ocurre después de haber saboreado las mieles del triunfo, de tocar el Olimpo con una final de Copa América, y ahora descender abruptamente al Hades futbolístico, perdiendo tres de los últimos cuatro partidos, dos de ellos de manera consecutiva. Para completar el cuadro, no podemos ignorar que fuimos una de las peores selecciones de esta fecha FIFA en Conmebol, un verdadero descenso del pedestal que algunos jugadores parecían haber esculpido para sí mismos.
En el fondo, esta actitud nos refleja como sociedad. Amamos el comité de aplausos, esa marea de "likes" y halagos que valida nuestras victorias. Pero cuando llega la derrota, preferimos el silencio o, peor aún, el desprecio hacia quien nos cuestiona. Necesitamos aprender que la crítica no es un rayo destructor, sino una oportunidad de mejorar.
Queridos jugadores, este no es un llamado a que dejen de brillar o a que bajen la cabeza. Es una invitación a recordar que los dioses del Olimpo también cayeron, y su soberbia fue su peor enemigo.