Demagogia en kilovatios-hora
Para nadie es un secreto que el sistema de TM y SITP de Bogotá reproduce las desigualdades de la ciudad.
08:37 a. m.
A pesar de ser uno de los países más desiguales del mundo, en Colombia la discusión de cómo afrontar este problema ha sido siempre paisaje; se menciona en campaña o como anexo de la lucha en contra de la pobreza. Es en parte por eso que aquí las propuestas sobre cómo disminuir las brechas sociales son panditas, haciéndolas presa fácil de la demagogia. Ni siquiera un gobierno que se hizo elegir para acabar con la desigualdad logra articular soluciones rigurosas. La propuesta de transporte público gratis es un ejemplo clarito.
Para nadie es un secreto que el sistema de TM y SITP de Bogotá reproduce las desigualdades de la ciudad. Las tarifas excluyen a las personas más pobres o consumen una gran parte de sus ingresos. Son ellas las que pierden más tiempo en trayectos eternos y las que son víctimas de la inseguridad del sistema. Sin duda, la política social está en deuda de atacar el componente de transporte para reducir la pobreza y la desigualdad.
Sin embargo, la gratuidad en el costo del pasaje está lejos de ser la forma de matar esa culebra. Para evitar que esta medida subsidie a ricos tanto como a pobres, tendríamos que asegurarnos de cobrarles más impuestos a los primeros. Más allá de si la clase alta y media pueden ayudar a sostener una operación que le cuesta al distrito 4.5 billones de pesos anuales, la pregunta es cómo podríamos cobrarles a quienes sí pueden pagar.
La solución dada por el presidente, demagógica sin lugar a duda, es utilizar la estratificación para el cobro que llegue con el recibo de la luz. Esta propuesta revive un debate aparentemente cerrado en Colombia: la estratificación es un pésimo instrumento para focalizar subsidios. Con datos del DANE 2020, el 95.8% de las personas en clase media y el 65.1% de la población de clase alta recibirían subsidios en el eventual pago por transporte público cobrado con la luz. Al final, quienes asumirían el subsidio sería solo el 3.16% de la población rola que vive en estratos 5 y 6.
Si para algo han servido los estratos como mecanismo de focalización de políticas sociales, es para generar segregación y prejuicio. No solo es una herramienta deficiente para determinar quién debe beneficiarse o costear el transporte público, sino que también perpetúa la segregación de las personas más pobres en las zonas periféricas y erosiona la cohesión social, aislándonos en función de cómo se ven nuestras casas. Traer el estrato a la asignación del acceso a transporte es importar los problemas del instrumento a un sistema ya desprestigiado y altamente inequitativo.
En medio de este panorama, sorprende que con un avance del 25% en la construcción del Metro, la Alcaldesa le copie a la propuesta del presidente. Si el Distrito no quiere segregar aún más a las poblaciones menos pudientes, volviendo a Transmilenio el transporte de los pobres y al Metro el transporte de los no tan pobres, cualquier medida deberá también contemplar el costo operativo del segundo. Ese tocará que llegue con el recibo del agua.
@DanielPenarandO