“Quemarnos” en política, “quemarnos” en la vida
No tengamos temor a “quemarnos”. En este año de elecciones regionales, se requiere con urgencia que más ciudadanos decidan participar en política.
06:00 a. m.
En política se suele hacer referencia con el término “quemado” a quien aspira a un cargo de elección popular y no alcanza la votación suficiente para ser elegido. Con el ánimo de enviar un mensaje positivo para este inicio de año, quiero compartir un poco acerca del por qué pienso que debemos ser muchos más los “quemados”, no solo en política sino en la vida misma.
Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que muchas de las conversaciones que tuvimos el semestre pasado y este inicio de año comenzaron con una manifestación de preocupación ante el nuevo rumbo político del país. En diciembre, alguien me expresaba su desesperanza y me hizo referencia a varios eventos, en su concepto complejos, que han sucedido en corto tiempo: la pandemia, el consecuente proceso de reactivación económica, la polarización política, la incertidumbre ante los anuncios del nuevo Gobierno Nacional e, incluso, terminó mencionando el invierno, ese que parece interminable en muchas zonas del país.
Estas expresiones de desesperanza suelen anteceder cuestionamientos acerca de qué va a pasar o cómo contribuir para recobrar la esperanza. Por ello y como respuesta a esas preguntas, quiero iniciar el año invitándolos a que nos “quememos” de amor por nuestras ciudades, departamentos y por Colombia. No perdamos una nueva oportunidad de darlo todo para defender, con ética, las ideas y los principios nobles, la democracia y la libertad. De darlo todo para trabajar por un país en el que se respeten las diferencias y en el que quepamos, sin excepciones.
Es en las adversidades cuando se pone a prueba la capacidad de volvernos a levantar y de canalizar el miedo hacia el trabajo y la creatividad como camino para buscar soluciones. Tal vez, la realidad en la que estamos inmersos sea consecuencia de que a todos nos ha faltado un poco más de ganas, un poco más de disciplina y menos indiferencia. A veces, incluso, actuamos conforme a cálculos que se desprenden del miedo y no conforme a cálculos inspirados en exclusiva por las ideas que defendemos.
Colombia, su diversidad de culturas, sabores, olores, su fauna y su flora, la belleza de sus montañas, mares, desiertos y selvas, la calidez de su gente, entre muchos otros, lo merece todo. Merece buenos y honestos gobernantes, una oposición argumental y estudiosa que actúe como contrapeso para corregir los errores y enderezar el rumbo y una ciudadanía comprometida con el presente y el futuro.
No tengamos temor a “quemarnos”. En este año de elecciones regionales, se requiere con urgencia que más ciudadanos decidan participar en política para renovar sus formas y su fondo, que los empresarios defiendan con más firmeza que nunca su labor y apoyen con determinación a quienes promueven las ideas de libertad económica.
Es mejor una vida con muchas cicatrices por “quemaduras”, que reflejen los intentos valientes y la capacidad de volver a iniciar, que una vida sin cicatrices que retrate el arrepentimiento por no haberlo intentado.
@JuliaCorreaNutt