Novena de Aguinaldos: Oraciones para el cuarto día
Prepare la pandereta y las maracas, y disponga el corazón para la celebración de la cuarta noche de novena de aguinaldos en recuerdo de la venida del niño Jesús

Noticias RCN
05:45 p. m.
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
Se reza tres veces Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Oración a la santísima virgen María
Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento de tu adorable Hijo. ¡Oh dulcísima Madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le agradaste tú para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.
Se reza tres veces el Ave María

Oración a San José
¡Oh Santísimo José!, esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego por el amor que le tuviste al divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.
Se reza el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre
Oración al niño Jesús
Acuérdate, ¡Oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado”. Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús, que eres la misma verdad!, venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos, por los méritos infinitos de tu Encarnación y de tu infancia, la gracia, de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.
Se reza tres veces Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano,
que a infantil alcance te rebajas sacro!
¡Oh divino Niño, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios!
¡Oh, Adonaí potente que a Moisés hablando,
de Israel al pueblo diste los mandatos!,
¡Ah, ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuerte brazo!
¡Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto
presentas al orbe tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño que has sido llamado
lirio de los valles, bella flor del campo!
¡Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas del regio palacio!
¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano,
de la cárcel triste que labró el pecado!

¡Oh lumbre de oriente, Sol de eternos rayos,
que, entre las tinieblas, tu esplendor veamos!
¡Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios!
¡Espejo sin mancha, Santo de los santos,
sin igual imagen del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado
y en forma de niño da al mísero, amparo!
¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo, Pastor del rebaño.!
¡Niño que apacientas, con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso!
¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto,
bienhechor rocío como riego santo!
¡Ven, hermoso Niño, ven, Dios humanado
luce, hermosa estrella, brota, flor del campo!
¡Ven, que ya María, previene sus brazos,
do su Niño vean en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José, con anhelo sacro,
se dispone a hacerse de tu amor sagrario!
¡Del débil auxilio, del doliente amparo,
consuelo del triste, luz del desterrado!
¡Vida de mi vida, mi dueño adorado,
mi constante amigo, mi divino hermano!
¡Véanse mis ojos, de ti enamorados
bese ya tus plantas, bese ya tus manos!
¡Prosternado en tierra te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases, te dice mi llanto!
¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos;
¡Ven a nuestras almas! ¡ven, no tardes tanto!
Cuarto día de la novena de navidad - Convertirnos de corazón
Leamos la Palabra de Dios
La historia de salvación nos da razón de la presencia de un arcángel, de un mensajero divino que vino a anunciar y a revelar el plan de Dios; pero también de la dificultad experimentada por Zacarías, un hombre que llegó a pensar que esto era un malentendido, un plan que no podía ser, pues las leyes y las fuerzas de la naturaleza parecían opuestas.
El mensajero entró de repente, sin previo aviso, para entregar un mensaje que el sacerdote Zacarías no pensó nunca recibir y por tanto le costó creer oponiendo la duda a la fe, duda que lo atemorizó y lo dejó mudo. Es lo que nos puede pasar también a nosotros pues en ocasiones nos cuesta entender y creer en Novena de Navidad 26 Arquidiócesis de Bogotá Novena de Navidad 27 Arquidiócesis de Bogotá otra vida posible, en otra ciudad o nación posible, más misericordiosa, justa, fraterna y que cuida de la creación. Una vida, ciudad o nación que sean signo de salvación para otros pueblos y ciudades. Hay a quienes les cuesta creer en una Iglesia fecunda, fruto de paz, de justicia y de amor en la sociedad.
Sin embargo, para los que creen en la Palabra de Dios y, por lo tanto, para los que la obedecen y la sirven, muchos frutos vendrán, tanto entre ellos el cambio del entorno familiar y social.
Dios quiere que, en medio de las dificultades que hemos vivido durante este año, no perdamos la esperanza. Todavía más, Él quiere avivar en nosotros la esperanza en la Navidad para la que nos estamos preparando. El Nacimiento de Jesús nos recuerda que Dios ha querido introducirse en la historia de la humanidad para llevarla hacia su cumplimiento en el advenimiento definitivo del Reino de la vida, de la justicia y del amor.
El Señor quiere dinamizar el ritmo de nuestra vida personal y de la Iglesia con la fuerza y la luz de su Palabra. Dejemos que la Palabra del Señor avive nuestro caminar en este tiempo.