¿Empezó el #MeToo en Colombia?: Esto es lo que se sabe de acusaciones de acoso sexual a mujeres en cargos públicos
La denuncia de Gustavo Bolívar prendió las alarmas sobre presuntos abusos a mujeres que trabajan en el Congreso de la República. Esto es lo que se sabe.
Noticias RCN
04:58 p. m.
La renuncia de Gustavo Bolívar al Senado dejó mucho más que una silla vacía en el Congreso. El exlegislador decidió revelar algunos detalles de lo que ocurre en su antiguo trabajo con afirmaciones que prendieron las alarmas no solo entre políticos y ciudadanos, también en la justicia colombiana. ¿La razón? Mujeres estarían siendo abusadas al interior de una de las ramas del poder.
En una entrevista con la Revista Semana a Bolívar le preguntaron por una supuesta red de trata de personas dentro del legislativo, ante lo que él respondió: “sí, eso existe. Se va identificando. Uno empieza a ver que hay muchas niñas bonitas en diferentes ramas. Estoy contándole denuncias que me hicieron ellas en mi oficina. Mi secretaria está de testigo. Ella fue la que me dijo que había unas niñas que querían hablar conmigo. Yo les dije: claro, las escucho”.
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El exfuncionario explicó que para poderlas esclavizar sexualmente les hacían contratos de dos o tres meses porque así era “más fácil” obligarlas. “Por eso las mantienen así, con contraticos chiquitos”.
Ante las declaraciones de Bolívar, las críticas no tardaron en aparecer, no solo sobre el escándalo que había revelado, también frente a la demora con la que lo había hecho, y es que es obligación de todo funcionario público denunciar si tiene conocimiento de alguna acción delictiva.
Lo que argumentó el exlegislador fue que muchas de las mujeres que le contaron esto no querían hablar por miedo o porque tenían pareja. La respuesta de las autoridades también fue pronta y la Fiscalía abrió una investigación “sobre la base de información suministrada por el excongresista”.
Bolívar fue citado y el proceso continúa su curso en la Fiscalía. Entre tanto, las denuncias de mujeres que confirman este grave delito siguen apareciendo a través de redes sociales y por parte de figuras reconocidas que aseguran haber presenciado y escuchado de primera mano los testimonios de quienes vivían tal acoso.
“Una verdad silenciada”
Ana Bejarano Ricaurte fue una de ellas. Abogada, profesora y columnista que usó la pluma para denunciar lo que ella misma describe como “una verdad silenciada” que la transportó a 2014.
La denuncia de Bejarano en la revista Cambio no solo es grave y confirma lo dicho por Bolívar, también da cuenta de la forma en que importantes figuras políticas estarían utilizando su poder para algo más que legislar, para obtener favores sexuales a cambio de beneficios laborales. Lo más preocupante es que sería algo de hace varios años, tantos que es considerado algo “normal” en el Congreso.
Bejarano asegura que en una conversación que tuvo con una de las trabajadoras, cuando ella hacía parte de la rama, esta le confesó un “sistema de premios y castigos al que sometían a las mujeres del equipo” de un reconocido congresista.
“El honorable parlamentario solicitaba favores sexuales y, con base en la intimidad y destreza de los mismos, las víctimas eran premiadas con entradas a reuniones o encargos sustanciales. Cuanto mejor el orgasmo, mayor acceso a la labor legislativa”, escribió en su columna para el medio citado.
También dijo que no es una sorpresa para nadie, o al menos no para quienes están al interior del recinto. “Lo saben los congresistas, los magistrados y altos dignatarios que allí se eligen, los funcionarios, empleadas de aseo, porteros, escoltas: todos”.
Y lo saben también las otras mujeres que lo habrían vivido. Ana Bejarano no es la única que se ha referido al tema.
Una mujer, con un perfil mucho menos público, aseguró en su cuenta de Twitter que trabajó en el congreso y allí le pidieron “vestirse más sensual, con escotes y ropa ajustada”.
Para responder a las graves denuncias, los presidentes de Senado, Roy Barreras, y de la Cámara de Representantes, David Racero, anunciaron un protocolo de protección para las mujeres trabajadoras del Congreso de la República y una línea de denuncia segura de eventuales casos de abuso sexual.
Desde la misma institución se trabaja para que las mujeres que habrían vivido esto hablen del tema formalmente y nombren a sus victimarios. Periodistas y figuras políticas también piden a las implicadas pronunciarse para dar con los responsables, pero el temor del que habló Bolívar no es vano, y es que, si quienes están en el poder para representar a la ciudadanía son los mismos que tras las puertas del Congreso violentan a sus trabajadoras, ¿cómo confiar?