Jaime Garzón: el día en que su voz se apagó para siempre
Según sus conocidos y amigos, esa semana del 8 al 13 de agosto fue muy intensa para Jaime Garzón y su familia, debido a la urgencia para buscar reuniones con distintas personas.
Noticias RCN
05:27 p. m.
Fueron seis segundos, así como los impactos de los que fue víctima Jaime Garzón, ese trágico viernes que quedaron grabados hace 20 años en la historia de los colombianos.
El 13 de Agosto de 1999 quedará grabado en la memoria de varios colombianos. A las 5:45 de la madrugada dos sicarios en una motocicleta asesinaron a Jaime Garzón, dejando al país sumergido en una profunda tristeza por su temprana partida.
Era un día frio en el sector de Quinta Paredes en Bogotá, la capital despertaba en un viernes cargado de tráfico, personas corriendo y mucha actividad. Ese tradicional barrio capitalino que ha hecho carrera en la historia por el centro de eventos Corferias jamás imaginó que quedaría inmortalizado con la muerte de Jaime Garzón.
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Según sus conocidos y amigos, esa semana del 8 al 13 de agosto fue muy intensa para él y su familia, debido a la urgencia para buscar reuniones con distintas personas.
El objetivo era claro: una cita con Carlos Castaño, para entonces jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, quien según versiones de los procesos judiciales, habría dado la orden de terminar con su vida. La reunión había sido pactada en Montería el 14 de agosto, un día después de su muerte.
Así recordó esos dolorosos días Antonio Navarro Wolf, compañero de tertulias y amigo de Jaime, quien quedó con el sueño interrumpido de ver al periodista, humorista y verdadero Jaime Garzón en la arena política. "En esos días estaba nervioso, porque él le ayudaba a personas que tenían familiares secuestrados a ver cómo les colaboraba".
Empezaron a amenazarlo, me dijo –me están amenazando- no me dijo quién, y me dijo que estaba preocupado por las amenazas por su trabajo en la mediación de secuestrados
Incluso monseñor Héctor Gutiérrez Pabón, amigo, profesor y compañero de mil batallas, tenía claro su propósito en la vida de Jaime: escucharlo y siempre estar a su lado hasta en el momento de su muerte.
“Jaime no me dijo nada a mí, pero yo si supe por la ayuda que me prestaron algunos políticos y periodistas que había dicho que si de pronto le sucediere algo a él me contaran a mí, y por eso estuve presidiendo de su funeral. Realmente cumplí la voluntad de él, porque éramos muy amigos", dijo Gutiérrez.
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Sus angustias y miedos esa semana de agosto no eran infundados
Dos sicarios contratados según el expediente judicial por Carlos Castaño, le gritaron dos veces su nombre: "¡Jaime Garzón! ¡Jaime Garzón!". Y desenfundaron su arma, disparándole en el último semáforo que los separaba de Radionet, emisora donde trabajaba.
El silencio y las lágrimas aparecieron en ese trágico con cientos de personas que llegaron a ese lugar, donde estaba la camioneta color verde chocada con un poste que a lo largo del tiempo se ha convertido en un emblema de justicia por parte de sus seguidores, que cada 13 de Agosto le dejan imágenes y flores.
El proceso judicial aún continúa en los estrados 20 años después, con más sombras que luces, a la espera de verdad sobre las razones del asesinato de Garzón.
Esa fecha y semana de Agosto quedará marcada por el monumento hecho a su nombre con una bandera de Colombia, país que amo con toda su alma y el recuerdo de esa sonrisa descuadernada que siempre estaba lista para gritar paz.