¿Qué pasará con la infraestructura que construyó Catar para el Mundial?
Desde que se anunció que sería sede del máximo evento del fútbol, este país ha cambiado notablemente. Siguen muchos terrenos con solo arena.
Sebastián Arenas ENVIADO ESPECIAL CATAR
02:38 p. m.
“Hace diez años este era un país totalmente diferente”, dice un egipcio que trabaja conduciendo un automóvil de plataforma digital en las calles de Catar. “No había tantos hospitales ni tan modernos. Casi todo era arena. Cambió por la Copa del Mundo”, agrega mientras aguardamos en un trancón producto de la finalización de un partido.
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Y es que desde que Catar se enteró de que sería la sede del Mundial, se dedicó a reformarse. A crear un Metro con la capacidad necesaria para transportar a los millones de personas que llegaron para la máxima cita del fútbol. Solo tiene tres líneas, pero es suficiente para cubrir los lugares a los que se puede ir en Doha y sus alrededores. Es un país pequeño y el resto lo han solucionado con el efectivo sistema de buses.
A medida que fue avanzando el campeonato y los hinchas partieron, se notaba la soledad en estaciones y vehículos del Metro. Casi siempre se va sentado y a las familias cataríes se les ve felices. Cuando finalice el Mundial y ya no sea gratis con la Hayya Card (documento que pidió Catar para los visitantes al certamen), el costo del pasaje no será elevado.
El sistema de transporte en Catar se complementa con las imponentes autopistas que construyeron. No obstante, en las zonas céntricas a veces el tráfico fue difícil, al igual que en los trayectos a los estadios. Pero cuando el Mundial termine, quienes viven en este país tendrán una sólida malla vial en medio de los múltiples terrenos de arena que sigue habiendo.
Catar construyó villas para hospedar a los aficionados, creó una ciudadela con supermercados y restaurantes, adecuó barcos y logró acoger a todos los que vinieron. Al parecer, algunos de esos lugares quedarán para las familias que aquí hacen su vida. Para recibir a los extranjeros que continúan arribando a conseguir mejores condiciones de existencia, a cambio de su mano de obra. Llegan desde India, Pakistán, Egipto y otras naciones de la zona.
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Otra cosa que sorprendió de Catar es la cantidad de colegios, universidades y centros de investigación que hay. Este país tiene como proyecto fomentar la exploración en las distintas ramas académicas y potenciar el estudio de idiomas. En las escuelas a los estudiantes les enseñan árabe e inglés. Y tienen librerías con tomos de diversas áreas del conocimiento.
En cuanto a los estadios, el 974, por ejemplo, será desmontado después de haber sido construido con contenedores. Otros más reducirán su capacidad y algunos serán reformados para agregarles hoteles o centros comerciales dentro de los mismos. Porque los fanáticos del fútbol en Catar no llenarían estos escenarios de grandes capacidades, construidos únicamente para la Copa del Mundo. Su destino se conocerá después de la Copa Asiática 2023.
En Catar viven aproximadamente tres millones de personas y solo un poco más de 500 mil son cataríes. Para ellos quedará una infraestructura que supo acoger a quienes viajaron como motivo de amor por el fútbol. Una que tiene nuevos centros comerciales y puertos con vistas de postales. Además, permanecerá para siempre el intercambio cultural. Ese que contribuye al crecimiento social.
Por:@SebasArenas10