Los argumentos científicos para pedir la suspensión del glifosato
La sugerencia del Ministerio de Salud se fundó en un estudio de 17 científicos para la OMS. Hay voces que defienden que es la mejor arma para combatir cultivos ilícitos.
Noticias RCN
abril 28 de 2015
04:36 p. m.
04:36 p. m.
La sugerencia del Ministerio de Salud de que las fumigaciones con glifosato en Colombia sean suspendidas “de manera inmediata” generó un fuerte debate en Colombia, pese a que muchas de las voces que se escucharon tras las declaraciones del titular de esa cartera, Alejandro Gaviria, celebraban esta iniciativa.
La propuesta de Gaviria está basada en un estudio científico realizado por la Agencia Internacional de Investigación sobre el cáncer (IARC), cuya sede se halla en Lyon (Francia) y que hace parte de la Organización Mundial de la Salud. El estudio, que fue llevado a cabo por 17 científicos de 11 distintos países, indicó que cinco pesticidas, entre ellos el glifosato, tienen "posibles" o "probables" elementos cancerígenos.
El glifosato y los insecticidas malatión y diazinón fueron clasificados cancerígenos "probables para el hombre", aunque las "pruebas son limitadas" según la IARC. Los insecticidas tetraclorvinfos y paratión, que ya son objeto de prohibición o restricciones en varios países, fueron clasificados cancerígenos "posibles".
La clasificación de la IARC no tiene, sin embargo, un carácter obligatorio para los Estados que emplean estos pesticidas.
"Le corresponde a los gobiernos y a las demás organizaciones internacionales recomendar reglamentaciones, legislaciones o intervenciones de salud pública", indica la agencia en un texto publicado el pasado 20 de marzo en la revista de medicina y ciencia The Lancet (ver artículo en inglés).
El glifosato es el herbicida cuya producción es más importante en volumen en todo el mundo. Además de la agricultura, donde su uso ha aumentado de forma sensible, es también utilizado en los bosques y por los particulares en sus jardines.
Se ha hallado glifosato en el aire, en el agua y en la alimentación, según la IARC, que precisa que la población está expuesta cuando reside cerca de las zonas tratadas. Los niveles de exposición observados son sin embargo "generalmente bajos", según la agencia.
En lo referente a los riesgos cancerígenos del glifosato y de los insecticidas malatión y diazinón, la IARC destaca que existen "pruebas limitadas" en el caso del hombre, en lo referente a linfomas no hodgkinianos, los cánceres de sangre.
La agencia cita igualmente el cáncer de próstata en el caso del malatión, que sigue siendo utilizado de forma importante por los agricultores, y el cáncer de pulmón para el diazinón, cuya utilización, limitada, está en baja tras las restricciones impuestas en 2006 por Estados Unidos y Europa.
Evaluación de riesgos
Los riesgos han sido evaluados basándose en estudios de exposición agrícola llevados a cabo en particular en Estados Unidos y Canadá, así como en animales en laboratorios.
Pero la IARC, indica haber tenido en cuenta igualmente los trabajos de la agencia estadounidense de protección medioambiental que, tras haber clasificado el glifosato como "cancerígeno posible para el hombre" en 1985, dio marcha atrás en 1991.
Para la IARC, existen hoy "suficientes pruebas de su carácter cancerígeno gracias a experiencias animales".
El investigador de la Universidad de Los Andes, Daniel Mejía, dice que la comunidad científica del país respalda la investigación de la IARC y afirma que aunque en Colombia no existe ningún estudio que indique que el glifosato provoca cáncer, sí existen evidencias médicas que relacionan las aspersiones con afecciones dermatológicas y abortos no deseados.
Precisamente, este martes, la Defensoría del Pueblo dio a conocer un informe construido a partir de testimonios de indígenas del Putumayo que dan cuenta de cómo las aspersiones con glifosato contaminaron las fuentes hídricas de las zonas en las que habitan. Además, los nativos coincidieron en que sufrieron daños a la salud, se afectaron los cultivos, se deterioraron los suelos y ecosistemas, y destacaron la pérdida de especies difícilmente recuperables como erizos, armadillos y venados.
Mejía señala que la problemática del glifosato en Colombia es que los protocolos de seguridad y protección de quienes se encargan de la erradicación de cultivos ilícitos con esta sustancia no son respetados y no hay un uso correcto, como ocurre con cultivos como el de arroz, por ejemplo, que se hace de manera controlada y sobre terrenos pequeños y de vía manual.
El experto dice que al fumigar desde avionetas, el glifosato termina mezclado con fuentes de agua y contaminando el medio ambiente gracias al efecto del viento que lo lleva a zona fuera de la que se quería fumigar.
Arma contra los cultivos ilícitos
Las fumigaciones de cultivos ilegales se han venido usando desde hace cuatro décadas en Colombia como una de las armas para combatir el narcotráfico en el país. De acuerdo con los expertos, con la aspersión se pueden fumigar al día hasta 40 hectáreas de coca, mientras que si esto se hace de forma manual, solamente se pueden cubrir siete.
Para el exdirector de la Policía Antinarcóticos Leonardo Gallego, la aspersión ha sido una herramienta muy exitosa ya que en el territorio nacional se llegó a registrar un uso de hasta 200.000 hectáreas de tierra para sembrar coca, amapola y marihuana y hoy, gracias al glifosato – dice- este número bajó en 48.000.
Según el Ministerio de Defensa, el año pasado se fumigaron más de 55.000 hectáreas con glifosato y 11.702 se erradicaron de forma manual.
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