¿Queda algún lugar seguro para ser mujer?
Diría que es increíble que ni estando en un lugar público podemos sentirnos seguras, pero creo que hace rato dejó de serlo.
08:00 a. m.
Me parece doloroso que la violencia se traslade constantemente de lo privado a lo público como un vaivén que aparentemente no podemos evitar. Es tan profunda esta raíz que nos sostiene como sociedad, que incluso frente a los ojos de decenas la vida se nos puede ir de las manos como si no valiera nada.
Madres, hijas, hermanas, abuelas, amigas, todas estamos en un permanente vacío, con los ojos encima para juzgarnos, pero no para protegernos; y con las manos encima para tocarnos, pero no para ayudarnos.
¿Hay algún espacio seguro para ser mujer? ¿Para vivir, trabajar, estudiar, divertirse o amar siendo mujer?
Haciendo un ejercicio esta semana, revisando qué tan pertinente es el cubrimiento de los medios frente a las Violencias Basadas en Género, me encontré con una cantidad de titulares que me hicieron entender que seguimos siendo las culpables de nuestra desgracia, de la aparente mala suerte de ser mujeres.
Justo en la tarde del miércoles, mientras navegaba recordando a Rosa Elvira, a Yuliana, a Michel Dayana, a Valentina, a Diana Carolina y a muchas más, se supo la noticia de un nuevo caso.
Otra mujer asesinada, a plena luz del día en un centro comercial, a manos del hombre que fue su pareja.
Stefanny Barranco tenía 32 años, dos hijos y era oriunda de Malambo, Atlántico. Sus familiares dicen que la relación con el feminicida ya era abusiva y peligrosa. Días antes decidió dejarlo, pero su determinación no fue suficiente; él la buscó para asesinarla.
Ella estaba trabajando y ni allí pudo evitar que su verdugo la encontrara.
Menos de 24 horas después, Natalia Vásquez, de 31 años, fue asesinada también por su expareja sentimental. Ella era jefe de enfermería y tenía un hijo pequeño con su agresor, quien después de matarla, se suicidó.
Según se sabe hasta ahora, él llegó a la casa de Natalia, en Suba, con la excusa de visitar al pequeño. Pero en vez de eso, la atacó con un cuchillo.
Solo en lo que va del año, la Procuraduría ha tipificado 90 feminicidios en el país, la mayoría de ellos en Antioquia, Valle del Cauca, Atlántico, Santander y Bogotá. Sin embargo, el Observatorio Feminicidios Colombia ya tiene 271 casos registrados en 2024.
Además, tras lo sucedido con Stefanny, la Secretaría de la Mujer de Bogotá reveló que para marzo había 655 mujeres en riesgo de feminicidio, según datos de Medicina Legal. ¿Qué garantías tienen ellas de que mañana no se convertirán en un caso más para lamentar?
Para el alcalde Galán, la solución está en que las mujeres aprendamos a identificar “las señales” de un hombre violento y potencial feminicida. Es decir, la responsabilidad de que no nos maten es nuestra.
Creo que si las políticas de las instituciones siguen enfocadas en el “amiga, date cuenta”, nunca vamos a superar la violencia estructural que propicia que cientos de mujeres sean asesinadas cada año.
Entonces valdría la pena preguntarnos si es necesario ir más profundo y reformar la manera en la que concebimos las relaciones románticas, la forma en la que enseñamos a los niños a demostrar que la masculinidad es poder y fuerza, la idea de que la culpa es de la víctima por quedarse callada y no del victimario por cometer un crimen.
Las líneas de atención ayudan, pero no previenen. Para prevenir y evitar nuevos casos también hay que tomar acciones.
Ojalá algún día se nos permita vivir sin miedo.
@humoazul_