Autogestión

Por: María Fernanda Navia C.*

Después de reinventarse ahora viene autogestionarse y creo que es lo que corresponde al momento que vivimos, no encuentro mejor palabra que abarque de manera tan completa lo que podemos hacer ahora y en tantos sentidos. Autogestionar nuestras emociones, pues no deben depender de nadie más, ni debemos dar el poder a nada externo para regularlas, lo mismo con nuestros hogares, nuestras finanzas, nuestros sueños y por su puesto nuestros miedos.

Solo autogestionando nuestra vida es que atravesaremos esta nueva etapa de nuestro país; buena o mala, pospandémica o política, no nos queda más que atravesarla. Es como la inminente muerte de un ser querido, es una experiencia que no queda más que afrontar con valentía e interiormente gestionarlo y seguir adelante.

Pero hablemos específicamente de lo que tiene a algunos celebrando y a otros temblando y hagamos una breve reflexión, ya que a un buen porcentaje de la población la invade una incertidumbre ante el cambio y lo desconocido como es normal y más aun luego de meses de una leonina campaña presidencial, en la que primó el terrorismo informativo, el desprestigio entre unos y otros y los rumores sin compasión, entre todas las partes.

La falta de certeza no es algo nuevo, no es una sensación de hoy, llevamos años esperando qué va a pasar y cuándo va a mejorar la vida económica y política del país, vivimos a la expectativa. Primero, ¨que cuando pase la pandemia¨, luego ¨que cuando pasen las elecciones¨ ahora, ¨que cuando se posecione¨ y así sucesivamente; solo que ahora esta incertidumbre se incrementa porque el cambio en el gobierno es visible, notorio, tangible y radical, ¿Pero todos estos años qué hemos hecho para llegar hasta aquí? ¡Pues autogestionarnos!

Gústele a quien le guste, ya hay presidente electo y su elección coincide con las necesidades más profundas de los territorio más alejados y abandonados del país, que expresaron claramente en las urnas su deseo de un gobierno que enfoque la mirada hacia ellos.

Y así como nosotros debemos autogestionar nuestra vida laboral diariamente, el nuevo presidente a partir del 7 de agosto también debe

hacerlo, solo que con la enorme responsabilidad de cumplirle a quienes creyeron en su plan de gobierno y en él como ser humano.

Confianza y Fe, son los caminos que nos quedan, vivir nuestro día a día de la mejor manera, ¿de qué nos sirve amargarnos por lo que no ha pasado o salir a celebrar si aún no pasa nada?

Cada gobierno ha tenido una fuerte oposición, un presidente está rodeado de otros profesionales, de gente pensante, un Congreso con porcentajes de representación de distintos sectores y maneras de pensar, eso debe darnos un parte de tranquilidad.

A un país no lo hace un presidente, lo hace su gente, lo hacemos todos los que día a día, salimos a trabajar, criamos a nuestros hijos, tenemos metas y sueños y con nuestros proyectos construimos nuestra nación. No permitamos que el pesimismo nos contagie, esa energía densa no nos permite fluir, por el contrario, seamos fuentes de contagio de optimismo, somos una democracia y es lo que siempre defenderemos juntos desde nuestro propio entorno.

La adaptabilidad es uno de los elementos más poderosos de la inteligencia emocional y mi invitación hoy es a ella, a no pelear contra los cambios y más aún sino están en nuestras manos.

Ya se ven en las redes sociales las críticas y burlas por las reuniones de las últimas semanas, entre distintos líderes de opinión, candidatos y personajes de la vida nacional con el recién electo presidente Gustavo Petro, y eso es lo que ellos están haciendo autogestionándose y adaptándose al cambio de manera inteligente y sensata, por el bien de nuestro país.

Cierro mi reflexión con estos tres conceptos tan valiosos para este momento: Autogestión, Adaptabilidad y Optimismo.

@MafeNaviaC en Twitter

*Periodista y presentadora.