La salud mental, no se da por sentado

Lo más importante, es estar alerta sobre nosotros mismos o nuestro círculo para poder tomar medidas a tiempo en aras de un bienestar emocional y mental.


María Fernanda Navia
enero 17 de 2024
10:05 a. m.
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Es solo un nuevo amanecer, pero todo sigue igual, escribo estas letras con un estado de ánimo esta noche, y voy a hacer un experimento, escribiré nuevamente mañana, para analizar mi motivación en la mañana. Mi regreso a este teclado esta vez es para hablar de Salud Mental, pues es un tema que me mantiene pensativa últimamente y al que antes daba por sentado.

Comenzó un nuevo año, según el calendario y según nuestras costumbres, tradiciones y creencias; llegando la última semana de diciembre, muchos escenarios de la vida cotidiana se detienen y es como si varios sectores se congelaran en el tiempo irónicamente para esperar el cambio de año, todo queda a la espera, incluso las esperanzas, las citas, las promesas, los propósitos, las expectativas.

Ese conteo regresivo, previo a la media noche pareciera eterno y es una metáfora del fin y el comienzo de un ciclo. Es como si ese dos de enero la vida se reseteara y todo arrancara de nuevo, y digo dos por que el primero es como si no existiera, repito en muchos ámbitos, aeropuertos, hospitales, algunos negocios comerciales, muy pocos, funcionan normalmente; pero en general ese 1 de enero es como parte de esa pausa en la nebulosa en la que nuestra mente sigue maquinando sin cesar y que ha comenzado así desde el conteo y el sonar de las manecillas del reloj: ¨tic toc, tic toc¨, ¨faltan cinco pa´ las doce, el año va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá¨, los que tienen la dicha de tenerla, claro.

Quienes se encuentran con las uvas, las maletas y demás agüeros, entran en una prisa y una angustia propia de todo lo que tiene que pasar en esos minutos, euforia que cuando ya son las 12:05 baja como la espuma de la champaña del brindis y todo continúa como si nada. Pero todo este escenario es como si hubiera sido meticulosamente articulado, como si todo se sincronizara a propósito para que el corazón, la mente y la vida se llenen de ansiedad, de nostalgia, de juicios propios y de un montón de propósitos; algunos alcanzables, otros mas fantasiosos y que dependen de tantos elementos internos y externos, ajenos a nosotros. 

Vivimos aquel momento como una película de drama, suspenso, comedia y todas las demás emociones que se juntan para llegar a su clímax con el abrazo de la media noche. Sin embargo, con el nuevo amanecer de lo que no fue una noche cualquiera, ¡no!, es que era la noche del fin de año y es el comienzo de un nuevo año, llega una nueva oportunidad de comenzar y de que el nuevo año sea mejor que el anterior, que gran responsabilidad mental.

No pude retomar mi escritura la mañana siguiente, pasaron unos días antes de poder retomar; mi estado anímico al escribir esta tarde definitivamente es otro y hubo un gran factor durante esta pausa, que cambió mi sensación y que me lleva a la primera conclusión de lo que aquí expondré: La motivación, el entusiasmo ante la vida o la depresión. Y ese factor fue la reunión con un gran amigo, un mentor quien me enseñó a hacer un mapa de ruta que me dio, orden, enfoque e ilusiones. Mi primera conclusión es: La importancia de rodearse de personas valiosas que te aporten y sumen a tu bienestar. 

El cambio de año impacta el aspecto sicológico, por que las personas consciente o inconscientemente pensamos en ciclos, nuestro cerebro funciona así por influencia cultural. Al sentir que se cierra un ciclo y que con él se van oportunidades, nos genera ansiedad y aunque fisicamente no se producen cambios biológicos, se genera una profunda reflexión sobre los objetivos cumplidos en diversos aspectos, versus el paso de nuestra edad, aunque no queramos hacemos un balance de lo vivido que nos puede producir tristeza, nostalgia o felicidad.

De cómo nos juzgamos o como nos exigimos a nosotros mismos, se desprenden estados de ansiedad o desmotivación que de nos ser gestionados correctamente y a tiempo, pueden en etapas profundas llevar a una depresión.

La desmotivación puede afectar nuestra energía vital para levantarnos cada día a perseguir nuestras metas o simplemente cumplir con nuestro deber; sentimos que no avanzamos y se manifiesta en nuestra cotidianidad como un bloqueo que nos genera intranquilidad o angustia y no entendemos porqué. Aparece esta ansiedad que se presenta con miedos, con inquietud, con desasosiego o indiferencia ante la vida, por no poder cumplir con nuestros objetivos, pero peor aun, no sentir deseos de realizarlos y todos nuestros anhelos se quedan en nuestra mente, por que esta sensación se va volviendo mas fuerte que nosotros mismos.

¿Pero cómo combatirla? Aquí vienen mis otras conclusiones sobre este tema que nunca podemos dar por hecho. Mi mamá siempre lo repetía y es de esas frases sabias que resuenan en mi cabeza, ¨ uno siempre debe tener un proyecto ¨, un proyecto que nos mueva la mente, y nos lleve a ejecutar acciones para sacarlo adelante y ojalá también nos haga palpitar el corazón, ¡mejor aún!.

Establecer metas claras y a corto plazo, que podamos realizar paso a paso, metas alcanzables que en conjunto nos lleven a construir metas mas ambiciosas, ¿porqué no?, permitámonos soñar en grande y perseguirlo, poner en orden nuestros pensamientos y acciones, priorizar. Busquemos oportunidades de crecimiento y desarrollo, no parar de aprender algo nuevo que nos apasione; acompañarnos de hábitos saludables dentro de nuestras rutinas es esencial, cumplirnos a nosotros mismos, y que nuestro entorno reconozca nuestros esfuerzos y desempeño también es clave para sentirnos motivados; esto es algo propio del ser humano y por eso la importancia de, de quienes nos rodeamos. 

Toqué el tema de la depresión y no quiero irme sin cerrarlo, pues a menudo las características de la desmotivación pueden confundirse con una depresión; sin embargo la depresión es un tema infinito y profundo, que debe ser tratado con mucho respeto. Perder la fuerza de voluntad, el ánimo, el entusiasmo que nos impulsa cada día, un estado de pesimismo que nos bloquea, es desmotivación, estos síntomas que llegan a permear distintas esferas de la vida de un individuo en un estado mas profundo y duradero puede ser una depresión que requiere tratamiento y ayuda profesional. 

Lo más importante, es estar alerta sobre nosotros mismos o nuestro círculo para poder tomar medidas a tiempo en aras de un bienestar emocional y mental.

@MafeNaviaC
Periodista y presentadora

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